La enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en mujeres, pero sus síntomas no siempre se presentan de la forma “clásica” y suelen pasar desapercibidos. Aunque se reconoce al dolor en el pecho como el signo más típico de un problema cardíaco, en las mujeres los síntomas pueden ser más difusos o “atípicos”. La falta de aire al realizar esfuerzos, molestias en la mandíbula, la espalda o incluso en el estómago, son señales frecuentes que muchas veces no se relacionan de inmediato con el corazón. Este retraso en la consulta y en el diagnóstico impacta de manera directa en la mortalidad. Cada minuto cuenta.
Tres claves para prevenir y reducir el riesgo
Conocer los factores de riesgo
Es fundamental que las mujeres controlen desde edades tempranas sus valores de presión arterial, colesterol y glucemia. A partir de los 40 años, además, resulta clave calcular el riesgo cardiovascular global, teniendo en cuenta antecedentes familiares, complicaciones durante el embarazo, menopausia precoz o enfermedades autoinmunes.
Adoptar hábitos de vida saludables
- No fumar.
- Mantener una alimentación balanceada (frutas, verduras, fibras, con control de sal y grasas).
- Realizar actividad física moderada.
- Controlar periódicamente presión arterial, colesterol y glucemia.
- No automedicarse ni interrumpir los tratamientos indicados.
Cuidar la salud integral: manejo del estrés y el apoyo emocional
La ansiedad, el estrés y la depresión influyen directamente en la salud del corazón. Aprender a gestionarlos es tan importante como controlar los factores biológicos.
Ante síntomas atípicos: actuar rápido
La recomendación de los especialistas es clara: no esperar un dolor torácico intenso para sospechar un problema cardíaco. Fatiga persistente, falta de aire al esfuerzo o molestias en mandíbula, espalda o epigastrio son señales que ameritan atención urgente.
Consultar en la primera hora ante un evento cardiovascular mejora significativamente la sobrevida.
Menopausia: una ventana crítica para la enfermedad cardiovascular
La menopausia marca un antes y un después en la salud cardiovascular femenina. Antes de los 50 años, las mujeres suelen tener menor riesgo que los hombres, gracias al efecto protector de los estrógenos sobre la presión arterial, el perfil lipídico y la función vascular.
Con la llegada de la menopausia, este perfil se modifica y el riesgo aumenta:
- Se eleva la presión arterial.
- Aumenta el colesterol LDL y disminuye el HDL.
- Se incrementa la resistencia a la insulina y la tendencia a ganar peso.
- Se producen cambios inflamatorios y en la función endotelial.
Por eso, la menopausia se considera una ventana crítica: el momento ideal para revaluar factores de riesgo y reforzar estrategias de prevención activa.
Realizar la consulta con un profesional
La salud cardiovascular en la mujer requiere visibilizar síntomas que no siempre son clásicos ni fáciles de identificar. El retraso en la consulta, ya sea por desconocimiento o por sesgos, puede tener consecuencias graves. Concientizar, prevenir y actuar sin demoras son las herramientas más efectivas para cuidar el corazón femenino.
Dra. Micaela Montenegro. Integrante del Servicio de Cardiología de Grupo Gamma