Una ola de robos tipo escruches asuela una zona de los confines de los barrios Tablada y Hospitales, algunos de los cuales habrían sido protagonizados por una banda que habita una casa de la zona, según denunciaron distintas fuentes a La Capital.
Una ola de robos tipo escruches asuela una zona de los confines de los barrios Tablada y Hospitales, algunos de los cuales habrían sido protagonizados por una banda que habita una casa de la zona, según denunciaron distintas fuentes a La Capital.
La saga de robos comenzó hace un año a partir de que un grupo de ladrones rompió el enorme vidrio de la carnicería ubicada en la ochava suroeste de la avenida San Martín y Amenábar, cuando “se llevaron una caja registradora, una computadora, mercadería y una campera de una empleada, a pesar de que hay cámaras de videovigilancia”, reveló un vocero a este diario.
En un escruche idéntico, en la madrugada de un martes de abril último, “los delincuentes entraron por la vidriera de Amenábar y no pudieron llevarse nada porque sonó la alarma conectada con una cámara y llegó enseguida la policía”, abundó la fuente. “Te digo más: con las filmaciones los investigadores agarraron a uno de los ladrones, un hombre pelado que vive en una casa del barrio, que declaró que él «pasaba por ahí» y se metió «a ver qué había”, pero que no rompió el vidrio ni robó nada, así que estuvo unas horas preso y lo largaron”, denunció un portavoz que tuvo acceso a la investigación de la Fiscalía. “No fueron los mismos porque en los dos casos quedaron filmados por las cámaras”, advirtió.
La seguidilla de escruches de madrugada incluye al sufrido en marzo por el local de una cadena de ferreterías situado en la avenida San Martín al 2900, a menos de 50 metros del Escuadrón Móvil II de Gendarmería Nacional, que “fue vaciado por un grupo de ladrones una madrugada de marzo último, cuando forzaron la reja, rompieron un vidrio grueso y hasta utilizaron una carretilla del negocio para cargar máquinas y herramientas en un vehículo que los esperaba en la puerta”.
El raid delictivo de los escruchantes prosiguió la madrugada de un lunes de mayo, cuando un grupo de jóvenes ladrones “se metió por una claraboya del comedor del Club Social Zona Sur, donde robaron un teléfono celular y otros objetos”, contaron allegados a la entidad situada en Maipú entre Gaboto y Amenábar.
En este caso, un grupo de parroquianos del bar se tomó el trabajo de seguir e interceptar en la calle a un joven integrante de la gavilla supuesta autora del robo, quien ante la insistencia y la presión de las preguntas terminó por confesar que él había entrado al club por la claraboya “por un espacio tan chico que solamente podía entrar alguien muy flaquito”, narró un vecino del barrio.
El periplo de robos continuó en la madrugada del feriado del 20 de junio, cuando manos anónimas “forzaron la persiana, rompieron el vidrio y robaron ropa de la tienda ubicada en la avenida San Martín al 3100, con el mismo modus operandi y también en la noche de un día feriado”, reportó una fuente.
Otro escruche calcado fue hecho en la madrugada del feriado puente del viernes 26 de mayo, a eso de las 4 y pico, en la tienda de la avenida San Martín al 3.000, con el mismo procedimiento: “Cortaron las cadenas de los candados, sacaron la persiana, rompieron el vidrio y se llevaron ropa, joyas y relojes, a pesar de que sonó la alarma”, reveló un allegado a la investigación.
“Algún vecino llamó a la policía y los dueños llegaron lo más rápido que pudieron, pero lo más llamativo es que cuando los efectivos empezaron a caminar encontraron perchas de ropa tiradas por San Martín, una caja de un corpiño en la esquina de la farmacia de Gaboto y más perchas doblando por Gaboto hasta la librería”, confió un allegado a la investigación.
El viernes de la semana pasada una joyería de San Martín al 2.900 sufrió un violento robo a manos de un joven que entró al local e intentó robar un arito de oro, según confiaron algunos vecinos. “El tipo entró a robar, el dueño se dio cuenta, discutieron y el ladrón le pegó una trompada en la cara, pero el hombre alcanzó a salir del negocio y lo dejó encerrado. Entonces el tipo empezó a romper todo”, contó un habitante de Tablada. Finalmente, los vecinos y transeúntes llamaron a la policía, que acudió rápidamente, y pudieron atrapar al ladrón.
Algunos vecinos de Tablada y Hospitales narran en los grupos de WhatsApp de la zona y otros confiaron a este medio la existencia de una especie de trabajo de inteligencia que desarrolla una pareja treintañera, que recorre las casas a última hora de la tarde o directamente de noche, con una escoba y una pala con los que ofrecen barrerles la vereda.
“Son un pelado de 30 y pico, y su novia, una chica gordita, un poco más grande, que parece de afuera, que te tocan el timbre tarde para barrer la vereda, pero con eso logran dos cosas: saben en qué casa no hay nadie y también conocen tus horarios. Marcan las casas y pasan los datos”, denunció un vecino.
“De día andan con tarjetas o DNI robados, o con billetes de mil (pesos) falsos. Cada vez que la chica viene con un billete de mil le digo que no tengo cambio. Ni se lo miro. Le digo que vaya a cambiarlo y no aparece más. Hay un comerciante del barrio que los sacó carpiendo varias veces cuando quisieron meterle billetes truchos” abundó otro de los habitantes de Hospitales.
Otra treta que practicó esta pareja en varios bares de la zona y de allende el sur es sentarse a comer en un local hasta que cuando llega la cuenta teatraliza una pelea por el dinero que no llevó, hasta que en medio del escándalo ambos se van sin pagar la cuenta. “Ya lo hicieron en por los menos un bar del barrio y en otro de la zona sur, donde hasta tienen grabado un video. Se sientan a comer, todo normal, hasta que cuando tienen que pagar arman una pelea. «Vos me dijiste que traías la plata». «No, la plata la tenías que traer vos». Y así pudren todo y se mandan a mudar sin garpar”, asegura un habitante de Tablada.
La pareja en cuestión, sin la escoba, intentó sentarse a almorzar en una mesa de un comedor del barrio, pero advertidos de la jugarreta los dueños no la dejaron entrar, como si las hubiera agarrado el VAR en orsai.
En los últimos dos meses, las cuadras de Gaboto entre Sarmiento y la avenida San Martín y entre ésta y Maipú se han transformado en “tierra de nadie, donde ha habido una serie de robos de ruedas a los autos, de coches estacionados y asaltos a peatones”, denunció un grupo de habitantes y comerciantes de los barrios Hospitales y Tablada.
“A un Peugeot 208 azul estacionado entre Sarmiento y San Martín le sacaron dos ruedas y le destrozaron el paragolpes delantero, a un Ford K le robaron la rueda auxiliar después de forzarle la cerradura del baúl, y a un Agile negro, que estaba estacionado en la otra cuadra, delante de la cochería, le robaron las dos ruedas del lado del cordón”, abundó uno de los denunciantes.
“A la noche no podés caminar por esta cuadra porque si no te roban te aprietan. Una mañana encontré un cuchillo plateado, no un Tramontina, escondido en un hueco de la pared de la casa de al lado. En la casa de mitad de cuadra podés encontrar lo que te imagines: chicas, frula, cosas robadas, lo que quieras”, contó en voz baja otro conocedor del barrio.
El colmo de la impunidad se dio hace unos cinco meses, cuando efectivos de Gendarmería allanaron dos casas de la cuadra de Gaboto al 1000, del lado de los números impares, pero en ninguna de ellas encontraron nada. Como narra un habitante de la zona: “Unos son unos chicos buenísimos, a los que les rompieron la puerta, y en la otra también son laburantes, pero a los que están en la joda no los agarran. Dijeron que se equivocaron de dirección”.