Una de las tres causas por las que el juez federal Marcelo Bailaque fue imputado esta semana, acusado de cometer varios delitos desde su lugar de magistrado, compromete también a un importante financista local. A través de la declaración como arrepentido que hizo Carlos Vaudagna, ex director de la Afip en Rosario y también imputado, apareció Fernando Whpei como presunto partícipe de una maniobra extorsiva. La trama apuntó a dos empresarios a los que les armaron una causa para exigirles dinero a cambio de no avanzar con el proceso.
El narcotráfico tiene múltiples dimensiones que forman parte de un mismo esquema aunque en ocasiones no se rozan ni pertenecen a los mismos sectores sociales. Otras veces, distintas manifestaciones coinciden en el tiempo y muestran las partes de un negocio transversal a todo el sistema. Este miércoles fue un ejemplo. El gobierno provincial anunció que desarticuló un vivero de marihuana que funcionaba mediante luces del alumbrado público en un taller mecánico en el que detuvieron a cuatro personas. Horas más tarde fueron hallados 500 kilos de cocaína en un barco en el puerto de Vicentin en San Lorenzo, por el cual terminaron detenidos 20 tripulantes filipinos.
En simultáneo, porque la audiencia duró más de ocho horas, en una sala de los Tribunales Federales de Oroño al 900 fue imputado el juez Marcelo Bailaque, uno de los encargados de investigar el narcotráfico en Rosario. De hecho una de las tres causas la lleva la Procuraduría de Narcocriminalidad y al juez le reprochan haberse negado a tomar medidas para investigar al narco Esteban Alvarado. Además compartía contador con esta persona, que desde 2010 creció a la sombra de la corrupción como jefe de bandas territoriales que estuvieron detrás de gran parte de los crímenes que ubicaron a la ciudad en la cima de las tasas de homicidios a nivel nacional.
Las otras dos causas por las que imputaron a Bailaque permiten ver algo más allá de la precariedad, la muerte y el encarcelamiento de pobres como cara más visible del crimen organizado. Tienen como protagonistas a personas de la vida pública como el financista Fernando Whpei, conocido por su influencia en la política y en el empresariado; o al mismo juez sobre el cual por sus fueros no recae la prisión preventiva que dictó su par Eduardo Rodrígues da Cruz. Son investigaciones que exponen al poder económico como factor clave para determinar qué trasciende públicamente y qué no, quién va preso y quién no, quién se enriquece y quién no. Entramados tan oscuros que, en instancias como esta, permiten preguntarse también si es casualidad que hayan salido a la luz ahora.
En la casa del juez
Una de las imputaciones a Bailaque gira en torno al presunto armado de una causa a los empresarios Jorge Oneto y Claudio Iglesias. La información que tiene el fiscal Juan Argibay Molina sobre esta maniobra extorsiva fue confirmada por el ex titular de Afip en Rosario, Carlos Vaudagna, cuando en marzo pasado declaró como arrepentido en la causa por la que también está imputado.
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Vaudagna dijo que se enteró de este plan a mediados de 2019, cuando fue invitado a una cena en el edificio de Bailaque a la que también asistieron Fernando Whpei y un periodista ya fallecido al que desligó porque "solo hablaba de fútbol y música". En su declaración, ante algo de desmemoria, Vaudagna tuvo que ser instado a esforzarse un poco más para relatar aquella noche. Ni siquiera pudo decir si el plan era juntarse a comer paella y terminaron haciendo asado, o viceversa.
Lo que sí afirmó fue que Bailaque y Whpei le avisaron que a su despacho de Afip le iba a llegar una denuncia anónima contra los empresarios Iglesias y Oneto. También le sugirieron que elevara esa denuncia a la Justicia federal en una fecha determinada, cuando estuviera de turno el juzgado de Bailaque. "Sobreentendí que era para perjudicar a estos sujetos", declaró Vaudagna.
La extorsión
Para entonces, según sostuvo el arrepentido, Bailaque y Whpei sabían que Iglesias pretendía postularse para presidir una compañía de seguros y que Oneto había sido mencionado en una causa por estafas inmobiliarias. Es decir que ambos podían quedar acorralados y presionados a acceder a lo que finalmente fue el pedido de un pago de 200 mil dólares, de los que pagaron 160 mil en distintos momentos. Así relatado fue una extorsión con todas las letras, como las que ocurren en otros estratos de Rosario donde un criminal que puede ostentar otro tipo de poder exige dinero a un comerciante a cambio de no asesinarlo o no balearle el local para espantar su clientela.
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Los representantes legales de Iglesias hicieron presentaciones a la Justicia mucho antes de que esto trascendiera. Para entonces la denuncia se había formalizado y se habían llevado a cabo allanamientos y entregas de informes de distintas áreas estatales sobre los presuntos sospechosos. Los abogados de Iglesias pidieron la nulidad de todo el proceso cuestionando la denuncia anónima. Destacaron, además, que durante años los informes anuales del Ministerio Público Fiscal confirmaron "la delegación total de las causas" desde los juzgados a las fiscalías. En este caso ocurrió todo lo contrario, la denuncia anónima entró directamente al juzgado de Bailaque y allí se quedó.
Según declaró Iglesias, Fernando Whpei atribuyó "presiones desde Buenos Aires" sobre la denuncia cuando personalmente se presentó como una vía para solucionar su situación a cambio de su aporte económico. Y fue a él a quien le entregó el dinero en distintas ocasiones. Sin embargo la causa avanzó más allá de los allanamientos, hasta que Iglesias fue indagado y luego de esa etapa, ya en agosto de 2021, Bailaque dictó falta de mérito. En abril, tras la declaración de Vaudagna, la causa por lavado de activos se reabrió y quedó a cargo del juez Carlos Vera Barros.
Gente poderosa
Quizás en un intento por mejorar su situación, Vaudagna se ubicó en esta trama como una persona acorralada por quienes le solicitaron que llevara la denuncia anónima desde Afip hasta el juzgado federal. Para hacerlo perfiló a Whpei como una persona con un poder excelso y confesó su temor, primero, de perder su empleo en Afip y luego, ya como arrepentido, de exponer la seguridad de su familia.
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"El que no era funcionario sobre el que era funcionario", declaró Vaudagna cuando los fiscales le preguntaron si entre Whpei y Bailaque había uno que tenía más peso que otro en el plan. "Entiendo que en Rosario tenía mucho poder sobre muchas otras entidades. Por eso temo lo que pueda ocurrir con mi familia", agregó Vaudagna.
El ex Afip dijo no recordar si recibió una retribución económica o de otro tipo por su aporte al plan. "No es gente a la que uno puede estar pidiendo cosas", dijo y en distintas oportunidades dio a entender que accedió al pedido para sostener su cargo. A Whpei lo perfiló como "una persona sumamente poderosa, no solo económicamente". "El juez fue un nexo como fui yo", dijo además. Días después de esta declaración fueron allanados distintos domicilios relacionados a Whpei, pero por el momento no se tomó otra medida sobre el financista.