El fútbol es un juego emotivo y muchas veces cruel, que no premia a los mejores. Si lo sabrá este Central de Ariel Holan con lo que pasó en el torneo Apertura, y que además puede replicarse en su historia reciente con otros ejemplos. Por eso es tan bienvenida la llegada de Ángel Di María.
Porque además de que Angelito jerarquizaría a cualquier plantel, éste lo está necesitando precisamente ahora. Por eso el lunes no solo será un día más, no sólo por lo que significa este regreso para el universo canalla, sino también por lo que puntualmente aportará al equipo, que viene de dos golpazos que, por qué negarlo, lo hicieron tambalear.
Primero lo primero, por supuesto. Más allá del contexto, cualquier momento hubiera sido excelente para esta vuelta de Angelito a Central. El club todo merece festejarlo como tal, antes de que se calce los botines y haga lo que más sabe en beneficio del equipo. Que para eso vino.
Un día que será histórico
Eso vendrá inmediatamente después, pero el lunes debe ser de tremenda alegría para la institución canalla. Un día que quedará grabado en su historia. Y en la de Di María, por supuesto, que cumplió.
Nunca negó que quería terminar su carrera en Arroyito y cuidó tanto su figura, su estado físico, que lo hará de la mejor manera. En la plenitud que supo conseguir a la edad en que muchos ya se han retirado. Como lo demostró en el Mundial de Clubes jugando para Benfica.
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Di María desmiente los 37 años y desde ya que le dará un plus enorme al equipo de Ariel Holan, justo cuando más lo necesitaba. Porque viene de sufrir los play-offs cuando se encaminaba al título del Apertura y también de quedar afuera de la Copa Argentina. Por penales, es cierto, pero dejando una imagen que en nada se condijo con lo mostrado hasta antes del partido con Huracán en el Gigante de Arroyito.
Las urgencias de Ariel Holan
No por nada, pese a la llegada de semejante nombre al club, Holan manifestó tras la caída en San Nicolás ante Unión que el mercado de pases venía lento para Central.
Y es que aún no llegó ningún otro refuerzo y se fueron algunos jugadores. Ninguno de los habituales titulares, pero que aportaron siempre cuando ingresaron al once.
Uno de ellos es Lautaro Giaccone, que por ejemplo había sido el autor del gol del primer triunfo en Copa Argentina ante Los Andes y ahora se fue a Argentinos Juniors.
Otro, Sebastián Ferreira. Que no mostró nada de otro mundo, pero cuando fue requerido para meter goles cumplió ante la llamativa sequía del 9 titular. Y se volvió para Paraguay. Hay que agregar a la lista al zaguero Agustín Bravo, al que una inoportuna lesión no le dio la chance de afianzarse y ahora buscará otro horizonte en Instituto. Podría agregarse alguno más.
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Los que retornaron en Central
Fuera de Di María, no hubo caras nuevas pese a que Holan las pidió. Es cierto que podrán contarse como tales a Agustín Módica, que regresó tras la operación de cruzados, y tal vez a Tobías Cervera, que volvió de un préstamo, hizo un gol en el amistoso del sábado y tal vez Holan desee conservarlo. Pero no hubo más.
“El mercado de pases hay que hacerlo y va lento”, sentenció Holan luego de Unión, dejando claro postura e impresiones, y hasta el momento no hubo más novedades.
Lógicamente, Di María por sí solo es como cuatro refuerzos juntos por lo que significa futbolísticamente y lo que contagiará a un plantel que necesita una pronta reacción. Que encima se quedó para este inicio (el sábado 12 a las 16, en el Gigante ante Godoy Cruz), sin los lesionados Copetti y el pibe Santiago López. También habrá que ver qué pasa con Carlos Quintana.
El “dos por puesto, más un juvenil” que quiere Holan no lo tiene garantizado en todos. Por eso, muy bienvenida en cualquier circunstancia y porque el técnico pide más, Di María será como nunca recibido con los brazos abiertos.