El rosarino Matías Bottoni, promesa del nado rosarino que se accidentó en un torneo nacional hace dos semanas, publicó una historia en su cuenta de Instagram para agradecer el inmenso apoyo que está recibiendo.
El nadador rosarino, quien sufrió un accidente durante un torneo nacional, fue operado y enfrenta varios meses de rehabilitación en el Fleni. Hay una colecta abierta para ayudar
Matías Bottoni comenzó un proceso de rehabilitación en el Instituto Fleni de la Provincia de Buenos Aires
El rosarino Matías Bottoni, promesa del nado rosarino que se accidentó en un torneo nacional hace dos semanas, publicó una historia en su cuenta de Instagram para agradecer el inmenso apoyo que está recibiendo.
"Quería hacer esta publicación comunicando que sus mensajes me llegan y me hacen muy bien, pero aún no recupero la movilidad en mis manos y dedos, por lo que me cuesta escribir y responder. Agradezco mucho el apoyo que estoy recibiendo, gracias a eso es que puedo afrontar este desafìo que la vida me puso de una forma algo más amena. Muchas gracias a todos, los quiero", fue el texto compartido.
El joven atleta sufrió una fractura cervical, tuvo una compleja cirugía de urgencia y ahora enfrenta una larga etapa de rehabilitación, ya que se espera que esté al menos seis meses en un instituto especializado en Buenos Aires.
Su familia venía resaltando el impacto positivo que tienen los mensajes y las campañas que están realizando en el ánimo de Matías. Y ahora fue el mismo joven el que decidió publicar un agradecimiento a través de su cuenta en la red social.
El sábado 10 de mayo, Matías se accidentó en el Campeonato Nacional de Mayores, que se disputaba en el Parque Olímpico de Buenos Aires. En el precalentamiento antes de nadar por la medalla, el joven se tiró a la pileta y chocó con otro nadador que cambió de carril antes de salir del natatorio. El rosarino se llevó la peor parte: una lesión en la médula y daño en la quinta vértebra cervical.
El primer destino de Matías fue el hospital público Santojanni. Luego fue derivado al hospital Italiano de Buenos Aires. Sus padres, que se encontraban en Carcarañá en una competencia deportiva de su hermano, viajaron de urgencia a acompañarlo. El diagnóstico esa primera noche no era el mejor. Los médicos fueron directos y la esperanza de vida de Matías estaba comprometida, sin embargo superó la noche, fue operado el lunes a primera hora, luego de una colecta solidaria en tiempo récord, en donde se consiguieron 60 millones de pesos en apenas 24 horas.
A dos semanas del accidente, el rosarino ya comienza el proceso de rehabilitación en el Fleni, instituto especializado en neurología. El joven entiende todo. Se pregunta, lamenta, alegra, ofusca y sorprende con lo que generó su accidente en la comunidad deportiva. La lesión no le permite mover su cuerpo desde el pecho hacia abajo, mientras persigue el sueño de ese 10% de probabilidades para que pueda salir caminando del Fleni.
Tras un comienzo de tratamiento tumultuoso, la obra social del Arte de Curar se hizo cargo del tratamiento de Matías. Sin embargo, los Bottoni aún deben enfrentar los gastos de traslado, alojamiento y, a partir de la llegada al Fleni, comida para toda la familia. Es otro de los problemas que suman mientras su hijo se recupera. Todo sin poder trabajar, ya que ambos odontólogos suprimieron sus agendas y dejaron de lado sus actividades para dedicarse exclusivamente a su hijo. Mientras el nadador inicia su rehabilitación con la esperanza intacta, los equipos médicos trabajan a largo plazo. Luciano y Valeria ya recibieron instrucciones respecto de los cambios que deben hacer a la vivienda familia para adaptarla al momento en que su hijo vuelva a Rosario.
Ante la compleja situación, Luciano su papá reactivó la colecta inicial. Se puede donar mediante transferencia bancaria a través del Banco Santander a la cuenta de Luciano Bottoni. Los datos proporcionados para esta vía son: CBU: 0720101788000035926254. Alias: LUCIANOMARTINBOTTONI. Titular de la cuenta: Bottoni Luciano Martín. DNI del Titular: 25.524.775.
>>Leer más: Aferrado a la esperanza: cómo es el día a día de Matías Bottoni
El día del accidente, Matías representaba al club Echesortu. Dentro del grupo que partió de la institución de San Nicolás al 1300 estaba Martina, la novia de Matías, que vio de cerca el momento del choque. Por cuestiones de organización volvió a Rosario esa tarde junto a sus compañeros, pero no tardó en regresar a Buenos Aires. El lunes siguiente ya estaba allí para ponerse a la par de sus padres, Valeria y Luciano, para acompañar a su pareja a sol y sombra.
Matías, 17 años, y Martina, de 18, se conocen desde hace varios años, pero a fines de 2024 se presentaron como novios. A pesar de estar en sus primeros meses de estudios universitarios, la joven no dudó ni un segundo en acompañar a Matías. “La Martu es impresionante. Es de fierro. No puedo creer la fuerza que tiene, lo levanta a Mati, lo anima, incluso más que nosotros”, dijo Luciano, al que le cuesta cortar los elogios para con su nuera.
En tanto, Valeria, la mamá de Matías, fue clave en el equipo que cuida al nadador rosarino. En los primeros días, compungido y rearmándose por la situación, Luciano se movía en medio de un infierno, mientras tanto Valeria se encargó de la comunicación y aportó la templanza en momentos donde no sobraba. Se aferró a la cama de su hijo y la mayoría de los días duerme junto a él. Habla con los médicos y animaba la sala, primero en UTI, luego en terapia intermedia. Se turna con Martina para estar a disposición de Matías. “No podría haber tenido una mejor mujer para mi vida”, reflexionó Luciano.
Por su parte, Luciano es el encargado de la logística, burocracia y el que cada fin de semana viaja a Rosario para ver a Juani, el pequeño de 11 años que cuenta los días para reencontrarse con su madre y su hermano. Los primeros días no fueron fáciles. La angustia dominaba a Luciano y reconoce estar aprendiendo día a día cómo llevar la situación. “¿Cuánto más me va a mandar Dios?”, pensaba al quedar atrapado bajo el fuerte temporal que cayó sobre el norte de Buenos Aires y tardó siete horas en hacer un viaje de poco más de tres horas.
A dos semanas, su voz es entera, trasmite esperanza, seguridad y fortaleza para seguir el camino trazado en la recuperación: “Voy aprendiendo. Hay días que los ánimos están mejores y otros peores”.
El día de los Bottoni comienza a las 6.30. Luciano viaja al Instituto Fleni, mientras Valeria o Martina acompañan a Matías. En el nuevo espacio terapéutico tiene libertad de entrar y salir. El proceso de recuperación del nadador de Echesortu está en marcha. Los tres conformaron un trípode para sostener a Matías sobre una base de lo que ellos llaman “todo el equipo”, conformado por cada persona que acercó su saludo, cada institución que envió su apoyo y quienes siguen de cerca las noticias en torno a su recuperación.
Aunque se sientan los pasos firmes, en dos semanas el torbellino de sensaciones dominó a este triunviro cerca de Matías, que agita la cabeza, acomoda las ideas y vuelve a pararse firme frente al nadador. “Cuando sos papá, pasas a un segundo plano. No hay tiempo de caerse. Es todo para mi hijo. No hay posibilidades de no levantarse, de llorar”, afirmó Luciano.
“Lo que se generó con la gente es increíble”, aseguró Luciano, aún sin poder salir del asombro de la repercusión que tuvo Matías y el amor que manifestaron. Cada mensaje, carta o presente que llega, ahora a la habitación del Fleni, es un empujón para Matías “que enfrenta el mayor desafío de su vida”.
Horas de nado solidario, venta de pizzas, una colecta récord para su operación que en 24 horas le permitió juntar el dinero, unas 8.000 mil grullas que llegaron a armar y hasta una obra de teatro auspiciada por la Municipalidad, son algunas de las acciones que llenan el espíritu de los Bottoni.
Una de las visitas que conmovió y transmitió fortaleza a Matías fue la de la exnadadora Liliana Toledo, que se fracturó tres vértebras cervicales y tenían todos los pronósticos en su contra al quedar cuadripléjica, pero a la habitación entró caminando y con ella los récords en el deporte que logró luego de su accidente.
Matías se enfrenta a la carrera más desafiante de su vida, detrás de él se plantan Luciano, Valeria y Martina para no dar ni un paso atrás. Porque aunque sea un proceso largo y lento, sus manos se empeñan en no soltar la esperanza de ese 10%, "que es la luz al final del túnel", sostuvo Valeria a La Capital.
Por Nachi Saieg
Por Carina Bazzoni