Detrás del boom de las fintech y las billeteras digitales, aparece una realidad poco glamorosa: tasas altísimas, pagos fraccionados que se acumulan, y la sensación de estar entregando “sangre en vez de dinero” al final del ciclo. Jóvenes profesionales, estudiantes y trabajadores narraron a La Capital cómo entraron en la lógica de financiar lo cotidiano con créditos fáciles, pero caros, muchas veces sin saber bien cómo van a devolverlos. El endeudamiento, lejos de proyectos de largo plazo, se volvió parte del día a día.
Billeteras virtuales, "la única salida"
Uno de los casos que reflejan este escenario es el de un joven de 27 años que estudia y trabaja. En lo que va del año, Matías recurrió a dos préstamos para cubrir gastos básicos. El primero, por 190 mil pesos, lo pidió a través de una billetera virtual para pagar cuotas atrasadas de la facultad. “Si no las saldaba, me las iban a seguir aumentando de forma retroactiva y el monto se iba a disparar”, explicó. La operación fue sencilla, pero el costo final resultó abrumador: eligió un plan de cuotas, aunque cada mes paga casi el doble de lo que solicitó, debido a las altas tasas de interés.
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Otro recurso habitual es el uso de la tarjeta de crédito dentro de las billeteras digitales. Esto permite transferir dinero aunque no haya saldo en la cuenta, ya que el débito impacta luego en el resumen de la tarjeta. “Es una forma de seguir gastando a cuenta. Si no tenés plata para salir a comer, pero necesitás despejarte porque la situación te supera, le transferís a un amigo desde la app y lo pagás después. Todo eso se acumula con el alquiler y los gastos de la vivienda, pero sin ese recurso no hay forma de llegar tranquilo a fin de mes”, señaló.
También le dijo a este diario que recurrió a un préstamo desde Mercado Pago para cubrir expensas atrasadas. “Te dan todas las herramientas para pagar: código QR, lector de impuestos, CBU. Es muy accesible, pero al final del ciclo sentís que pagás por vivir, y no por darte lujos. Sólo por sostener lo básico”.
Mercado Pago, el comodín para llegar a fin de mes
Otra joven trabajadora - de 25 años - relató que comenzó a utilizar Mercado Crédito como una forma de financiar gastos puntuales, especialmente hacia fin de mes o cuando el presupuesto ya no alcanza. Al no tener tarjeta de crédito, Catalina encontró en esa función de la billetera virtual una alternativa tentadora para comprar en cuotas sin necesidad de contar con el dinero en el momento.
“No es que uso el crédito para darme lujos, pero cuando me paso con los gastos del mes, termino recurriendo a eso para pagar cosas básicas como comida”, explicó. Reconoció que su principal dificultad es la administración del dinero. “Me ha pasado de irme de vacaciones, gastar lo que tenía y, al volver, tener que pagar una semana entera de alimentos con Mercado Crédito hasta cobrar”.
Aunque la modalidad actual no le deposita efectivo directo en la cuenta, sí le permite financiar consumos con cuotas. A pesar de los intereses —que, supone, son más altos que los de una tarjeta tradicional—, la facilidad del sistema la lleva a seguir usándolo. “Es muy fácil de usar y muy tentador. El problema es que después se acumulan pagos: una cuotita de una cosa, otra de otra, y sin darte cuenta tenés una deuda grande”.
Hace poco tuvo que abonar de una sola vez 90 mil pesos para saldar el total pendiente. “Intento pagar a término, pero cuando todo se acumula, es muy difícil sostenerlo”, admitió. Su caso evidencia cómo la accesibilidad de los créditos digitales se transforma en una trampa silenciosa para quienes ya tienen dificultades para cubrir lo esencial.
Por último, agregó, en tono de confesión: “Me da mucha culpa, entonces todo lo hago medio a escondidas. No se lo contaría a nadie, excepto a un amigo, que también lo hace. Es como una especie de ‘deudores anónimos’”.
Endeudarse para arreglar la casa y viajar
Agustina tiene 34 años y relató que, aunque no enfrenta una situación de emergencia económica, ha recurrido en reiteradas ocasiones a distintos tipos de préstamos para afrontar gastos importantes o proyectos personales. “La primera vez que pedí un crédito fue a través del Consejo de Ciencias Económicas, donde ofrecen buenas tasas para quienes están al día con la matrícula”, explicó.
En ese caso, utilizó el dinero para adquirir una camioneta junto a su pareja. También accedió a un préstamo de su banco, con tasa preferencial para empleados públicos, que destinó a obras en la vivienda familiar.
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Imagen ilustrativa hecha con IA
Por su parte, su novio también se endeudó a través de una mutual, una alternativa a la que recurrió al no poder acceder a créditos bancarios tradicionales. “Lo hizo para mejorar su negocio: primero para comprar estanterías nuevas, después para seguir ampliando”, detalló.
Aunque en estos casos los préstamos no se vinculan con una urgencia de subsistencia, muestran cómo incluso entre profesionales asalariados el crédito se volvió una herramienta casi permanente para concretar decisiones cotidianas que antes requerían menos financiamiento externo.
El 91% de los hogares en Argentina tiene deudas
Los encuestados por el Ietse aseguraron que la mayor parte de la deuda consiste en sus gastos con la tarjeta de crédito (30,5%), mientras que otros revelan haberla tomado con servicios privados (10,5%), instituciones bancarias (7,2%) y financieras o prestamistas (2,1%). El endeudamiento con los más allegados también quedó expresado en el pedido de fiado en comercios (8,8%) y familiares o amigos (8,4%). En cuanto a servicios impagos, los consultados apuntaron a los impuestos y expensas (8,5%); el alquiler (8%); servicios públicos (5,7%); salud prepaga (4,8%) y educación privada (4,5%).
El estudio apuntó que los gastos con la tarjeta de crédito se destinan principalmente en alimentos (58%), indumentaria (15%), combustibles (11%), impuestos y servicios (8%) y electrodomésticos (5%).
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En tanto que el origen de las deudas bancarias tuvieron como origen -en mayo del 2025- la refinanciación de tarjetas (34%), los créditos personales (19%), créditos prendarios (14%) y crédito hipotecario (6%). "Se consolida el endeudamiento circular: se piden créditos bancarios para refinanciar deudas de tarjetas de crédito. Esta dinámica evidencia una falta de ingresos suficientes y soluciones de fondo para cortar el ciclo de deuda", planteó el IETSE.
La proyección a futuro
El informe también reveló que el 65% de los hogares tiene entre 2 y 3 deudas, el 23% una sola y el 12% más de 3 deudas. La mayor parte del endeudamiento fue tomado en el 2024 (73%), tendencia que decreció en el 2025 (15%). Persisten deudas tomadas en el 2023 o antes (12%).
Al analizar el porcentaje total de los ingresos del hogar que absorbe el pago de la deuda, el 28% destina más de la mitad, el 52% gasta entre el 30% y el 50%, mientras que el 20% restante utiliza menos del 30%. En ese marco, el 52% cree que podrá cancelar sus obligaciones en el transcurso de este año, mientas que el 18% lo proyecta para el 2026 y un 24% piensa que será difícil saldar la totalidad de sus deudas.
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Finalmente, el 24% de los hogares argentinos dice tener deudas regulares, el 48% ingresó en mora simple y el 28% ingresó en instancia judicial por incumplir sus obligaciones. En cuanto a las deudas impagas, el 15% admitió que su sueldo o sus bienes han sido embargados, o bien que se bloquearon sus cuentas bancarias.