El senador estadounidense Ted Cruz, inyectó una nueva dosis de suspenso en la carrera a la Casa Blanca al ganar la primaria republicana de Wisconsin, dando impulso a la campaña para frenar a su rival Donald Trump y acercando al partido conservador a una histórica y potencialmente caótica convención dividida. Del lado demócrata, el socialista Bernie Sanders derrotó a la favorita Hillary Clinton en la votación de ayer en el Estado del medio oeste norteamericano, con lo que reforzó su argumento de que es una alternativa viable a la poderosa ex secretaria de Estado y ex primera dama. La victoria de Sanders en Wisconsin fue la sexta que obtuvo sobre Clinton en las últimas siete primarias o caucus (asambleas populares) celebrados en distintos Estados del país.
Duro golpe. Pero los resultados de la elección fueron claramente más duros para Trump que para la favorita demócrata. El magnate de los negocios inmobiliarios llegó a la cima de todas las encuestas de intención de voto a nivel nacional el año pasado con un audaz y desenvuelto mensaje contra el establishment político del país y pese a muy polémicos comentarios sobre los inmigrantes. Pero la semana pasada tuvo varios traspiés debido a una serie de declaraciones controvertidas sobre el aborto, la Otán y las armas nucleares, y encima el jefe de su campaña fue acusado formalmente de agresión a una periodista durante un acto electoral. Con su triunfo, el senador texano Cruz se quedó con la mayoría de los 42 delegados que los republicanos pusieron en juego en Wisconsin, lo que hace menos probable que Trump alcance los 1.237 delegados que necesita para ganar la nominación, pese a que aún lidera la carrera.
Eso aumenta las posibilidades de una convención nacional republicana dividida en julio en Ohio, donde todos los delegados elegidos en las distintas primarias o caucus se darán cita para nominar oficialmente al candidato presidencial del partido para las elecciones del 8 de noviembre. Esta convención dividida es una de las apuestas de la cúpula republicana para frenar a Trump, a quien considera una amenaza para las aspiraciones de ganar las elecciones, pero analistas advirtieron que se trata de una jugada muy arriesgada con resultados impredecibles, incluyendo la posible fractura del partido. "Esta noche (por el martes) es un punto de inflexión. Es un grito de guerra", dijo Cruz a decenas de jubilosos partidarios en Milwaukee luego de derrotar a Trump por 48 a 35 por ciento de los votos.
Trump no dio su tradicional conferencia de prensa nocturna luego de conocerse su derrota en Wisconsin, pero su equipo de campaña emitió un comunicado agresivo y desafiante en el que calificó a Cruz de "mentiroso" y de "caballo de Troya" que está siendo usado por la cúpula del partido para "intentar robar" su nominación.
Pequeñas chances. Pese a sus afirmaciones, Cruz sólo tiene una muy pequeña chance aritmética de ganar la candidatura ya que Trump es claro favorito en varios Estados en los que se vota antes de fin de mes, incluyendo la primaria de Nueva York, su ciudad natal, el día 19, donde los sondeos electorales ya lo dan como ganador.
El tercer precandidato en la liza, el gobernador de Ohio, John Kasich, no tiene posibilidad de ganar la interna, aunque también busca sumar delegados para forzar una convención dividida que frene a Trump, quien ya lo acusó de "robar" sus votos. Kasich salió tercero en Wisconsin, con un 14 por ciento de votos.
Del lado demócrata, Sanders derrotó a Clinton por 56,6 contra 43,1 por ciento de los votos, y ahora busca capitalizar su envión de cara a las primarias de Nueva York. Sanders nació y creció en esta ciudad, pero Clinton también tiene fuertes vínculos con el Estado, por el que fue senadora por ocho años, y aspira a obtener una victoria en la primaria que consolide su ventaja en delegados frente a su único adversario.