La reconstrucción. Ninguna derrota es fácil de digerir. Cada una tiene un condimento diferente que deja un sabor desagradable, como fue la que sufrió Newell’s contra San Lorenzo por 3 a 2. No había nada en juego, salvo ganar por el espíritu competitivo en sí y por el honor de defender la camiseta. Pero el último partido del año, en el cierre del interinato de Adrián Blas Taffarel, fue más de lo mismo de una temporada esquiva en resultados positivos. La tarea desde hoy es la reconstrucción del equipo, ahora bajo la conducción de Javier Sanguinetti, presente ayer en el estadio y que hoy viajará a Rosario para firmar el contrato y conocer las instalaciones del Centro de Entrenamiento Jorge Griffa. En sus manos estará el rearmado de un plantel que es imprescindible jerarquizar, con la tarea fundamental de la comisión directiva de responder a lo que solicite. Solo así, si son capaces de armar un conjunto que aspire a mucho más, se dará vuelta la página y será apenas un trago amargo, una temporada para el olvido.
Taffarel hizo lo que estuvo a su alcance, más allá de las equivocaciones, para poner de pie a un conjunto que sumó frustraciones.
Lo consiguió a medias, más con algunos resultados positivos que por el juego. Por eso no tiene mucho sentido apuntarle por la caída de ayer. En definitiva, lo sucedido contra el ciclón fue el desencadenante de un montón de decisiones fallidas. A la actual dirigencia le compete por primera vez la conformación de un plantel que brinde mejores respuestas. Ya tuvo una decisión trascendente, la elección de Sanguinetti para conducir el equipo después de una búsqueda de entrenadores de renombre y hasta identificados con la lepra, algo que tendrá que ir conociendo de a poco el flamante director técnico.
Ayer mismo se siguió interiorizando de los futbolistas con los que cuenta Newell’s y que le pueden servir para preparar el equipo para la temporada que viene. Ya los fue conociendo a través de las imágenes de TV, pero una vez que acordó con la dirigencia rojinegra, si bien falta que estampe la firma en el contrato, no dudó en concurrir al Nuevo Gasómetro.
Sanguinetti ingresó media hora antes del pitazo inicial con sus colaboradores. Casi sin detener la marcha, dijo que no hablaría con la prensa. Postura entendible considerando que aun no acordó formalmente el vínculo con Newell’s. Mientras caminaba, conversaba con su mano derecha, que será su ayudante de campo en Newell’s, como también lo fue en Banfield hasta octubre pasado, el exdefensor Adrián González. El cuerpo técnico con el que trabajará en la lepra sumam a otro de ayudante, Lucas Rivas, y los PF Ramiro Logüercio y Walter Occhiato.
Desde un sector del estadio, no donde se encontraba la cúpula dirigencial, el presidente Ignacio Astore y la secretaria Sharon Romero, observó el equipo y sacó las primeras conclusiones en forma presencial de varios de los futbolistas que tendrá a su cargo a desde ahora. Si bien el rendimiento no dejó mucho para destacar, habrá analizado minuciosamente las capacidades de cada uno.
Atento al partido se lo vio al director deportivo Julio César Saldaña, en definitiva quien fue actor clave en la llegada de Sanguinetti. Fue el DT con el que se reunió en los primeros días de noviembre y desde ese momento le agradó su perfil y su idea futbolística. No fueron muchos los técnicos con los que se juntó y la elección de Sanguinetti es una gran apuesta suya. Si acertó o no dependerá indefectiblemente de los resultados.
Sanguinetti mantuvo un silencio entendible en la previa del partido, aunque su círculo más cercano confirmó que el DT y colaboradores no viajarían ayer mismo a Rosario tras presenciar Newell’s y San Lorenzo y lo harían hoy. Así comenzará a poner manos a la obra, planificando lo que vendrá, entre otras cosas una posible pretemporada en la segunda semana de enero, 7 días después de que el plantel retome el trabajo.
La llegada de Sanguinetti es el punto de largada de un ciclo que requiere un cambio de fondo para dejar atrás un etapa de errores que derivó en una mala campaña, con 4 técnicos distintos en un mismo año, incorporaciones que no dieron un salto de calidad y futbolistas del club que tampoco insinuaron nada sorprendente, salvo determinados momentos de Nicolás Castro. Habrá que aguardar si todos están a la altura de lo que exige la historia de Newell’s.