Existen diferentes razones que pueden motivar a que las personas tomen un crédito comercial o personal, según sea el caso. Las crisis económicas más marcadas o las fluctuaciones en la economía suelen ser las principales impulsoras de las decisiones de este tipo.
Es que, gracias a la variedad de créditos vigentes, las personas pueden tener acceso a bienes y servicios inmediatamente, aunque luego deban pagar el monto recibido y los intereses estipulados mediante cuotas. Esto permite, además, que las personas crezcan y mejoren su situación financiera sin importar si se trata de créditos personales para comprar un inmueble, un vehículo o invertir en materia educativa o para, por ejemplo, dar comienzo a un proyecto laboral o expandirse con el mismo.
¿Qué es el crédito personal y cuáles son sus características?
Los créditos personales son aquellos que surgen de la participación de dos partes, es decir, por un lado, aquella que presta el capital pudiendo ser una entidad bancaria o financiera y, por otro, la persona que recibe el dinero y que se compromete, mediante un contrato, a devolverla con los intereses correspondientes.
En este tipo de préstamos, la parte deudora no necesita ningún tipo de aval o garantía de pago adicional, ya que responde con sus propios bienes en caso de no poder afrontar la deuda contraída en los plazos acordados con anterioridad.
A diferencia de otro tipo de créditos como los prendarios, el deudor puede disponer libremente del dinero otorgado y puede destinarlo a lo que prefiera.
En ocasiones, el monto de los créditos personales no es muy elevado porque, las entidades acreedoras, asumen un alto riesgo al no existir ningún aval o garantía que les asegure que el dinero va a ser devuelto con los intereses correspondientes en tiempo y forma. Por este mismo motivo y a modo de precaución, es que las entidades que otorgan los créditos suelen tener una tasa de interés elevada (puede ser fija o variable) y cláusulas que establecen que la persona deudora responderá con sus bienes en caso de no cumplir con lo acordado.
Dependiendo de cuál sea la entidad a la que se le requiera un crédito, la misma puede exigir documentación para evaluar en qué posición económica y fiscal se encuentra el potencial
deudor. Esto es, simplemente, para realizar un análisis detallado del patrimonio e individualizar las fuentes de ingreso de la persona que solicita el dinero, para asegurarse que la misma posee capacidad de pago.
Gracias a sus características y particularidades considerando el caso concreto, los créditos personales son utilizados para adquirir bienes y servicios.
Un punto sumamente importante es que la gestión respecto a este tipo de créditos suele ser rápida y simple y que, en algunas oportunidades, ni siquiera es necesario concurrir a una entidad física, sino que pueden tramitarse de manera online.
¿Para qué sirve un crédito comercial y cuáles son sus particularidades?
Un crédito comercial, por el contrario, hace referencia a aquella herramienta con la que cuentan las pequeñas, medianas o grandes empresas. Es una fuente de financiación que se determina por los periodos de pago que brindan los proveedores a los clientes. Los mismos pueden disfrutar de ciertos bienes o servicios que adquieren, pero pagándolos con posterioridad.
Estos créditos suelen ser de rápido acceso y simples y siempre se refieren a la compraventa de bienes o servicios. En cuanto al plazo de duración, generalmente no suelen ser mayores de un año y, por este motivo, es que son considerados como una fuente de financiamiento a corto plazo.
Una de las diferencias puntuales que existe con los créditos personales es que, en los créditos comerciales, suele acordarse previamente una posible demora en los pagos sin que existan las mismas exigencias y consecuencias económicas.
Dependiendo del tipo de empresa de la que se trate, existe una interesante variedad de créditos comerciales. Aunque, en ocasiones, solo se puede optar por un simple compromiso, en la práctica suelen adoptarse otros mecanismos de mayor complejidad como un cheque o un pagaré.
Existen créditos comerciales con un vencimiento a 30,60 o 90 días, dependiendo de la compañía de la que se trate y de las prácticas habituales que tenga. También las letras y los pagarés que son los más comunes y, por último, el factoring que es una herramienta disponible para los proveedores para que puedan conseguir adelantos en las sumas de dinero que se abonarán a corto plazo.
Diferencias principales entre un crédito comercial y un crédito personal
Una de las principales diferencias es el propósito del crédito, es decir, cada uno de ellos ha sido diseñado para una finalidad diferente. Los créditos personales pueden ser útiles para hacer frente a imprevistos de algún tipo o para adquirir algo cuyo valor es elevado como un auto o una casa, por ejemplo. Un crédito para empresas, en cambio, busca cubrir proyectos con costos elevados.
Los requisitos también difieren dependiendo de cada tipo de crédito. Para uno de carácter personal, es importante que la persona cuente con un historial crediticio óptimo porque la entidad que otorga el crédito realiza una evaluación detallada de su situación. Para el caso del crédito comercial, en cambio, se considera la facturación de la empresa.
Dependiendo del tipo de crédito que se trate, los montos, plazos e intereses pueden variar significativamente.
Considerando cada una de las características de los créditos para personas y comercios y las diferencias entre cada uno de ellos, es que puede tomarse una decisión acertada de acuerdo a las necesidades de cada uno.
Los negocios siempre necesitan crecer y, para eso, muchas veces un crédito es la mejor opción porque ha sido diseñado con dicha finalidad. Cuando se presenta una oferta, la entidad que presta el dinero identifica las necesidades y se realiza una adecuación del crédito a la empresa y al proyecto que se pretende llevar adelante para que el negocio se vea impulsado y crezca y, al mismo tiempo, para que como empresa sea posible solventar los gastos. Lo mismo ocurre con un crédito personal, pues la entidad emisora buscará la mejor alternativa dependiendo de las necesidades y preferencias de cada persona, pero no con las mismas facilidades como si se tratara de otro tipo de crédito.