Esta semana de octubre se presentó en Rosario con el termómetro al rojo vivo. De golpe la ciudad es un puchero, con mínimas que superan los 14 grados y máximas que trepan más allá de los 36 (este miércoles, las mediciones desde el Aeropuerto marcaron que la mínima fue de 14,3° y se estimó una máxima de 38 para las 16). En la redes, en los medios y en los comentarios de todos y todas el tiempo y calor son temas obligados. Pero, ¿qué tan bien informamos y hablamos de ello? La Capital, con ayuda del observador meteorológico y auxiliar de pronosticador Jorge Fusco, desgrana los diez errores más comunes en el habla cotidiana, una especie de "servicio meteorológico" para saber de qué hablamos cuando hablamos del tiempo. Y una buena: el especialista se arriesga y dice que "mañana jueves afloja el calor, porque entrará más humedad en la atmósfera, estamos con vientos del noroeste parecido al zonda y en una masa de aire muy seca, por eso tenemos en estos días una amplitud típica de climas áridos como Mendoza y La Rioja".
1.Tiempo atmosférico no es sinónimo de clima. El tiempo se refiere al estado de la atmósfera en un momento y lugar determinado. Por ejemplo, cuánto viento sopla en la ciudad o la cantidad de lluvia que precipitó en el día. El clima, en cambio, se analiza como promedio y en una escala temporal prolongada. Por ejemplo, en Rosario el clima es subtropical húmedo o clima pampeano. Por fuera del ejido urbano del Gran Rosario, se clasifica como clima templado pampeano, lo que implica que las cuatro estaciones están medianamente definidas, aunque el invierno es bastante suave, corto e irregular: durante esa estación se observan tanto días fríos como frescos, templados y hasta cálidos. Es muy común que durante los meses invernales haya buena cantidad de días en los que la temperatura máxima supere los 20 °C. La temperatura mínima absoluta (registro 1940-2021) fue de -11,1 ºC el 13 de junio de 1967, y, la temperatura máxima absoluta de 42,4 ºC el 21 de enero de 1943.
2. Ojo con la "ola de calor". No se habla de ola de calor si no se registran al menos tres días consecutivos con mínimas superiores a los 21,9 grados y máximas superiores a los 32,9 grados. Esta semana aún no hubo ola de calor en Rosario porque las mínimas fueron de los 10,7 a los 14,1° y las máximas de los 34,1° a los 36,1°.
3. El calor no hace "pesado" el día. Cuando hace calor se suele decir "qué pesado está el día", pero en realidad debería decirse "¡qué liviano está!". La presión atmosférica (que ejerce la atmósfera sobre la superficie de la Tierra) es menor cuando hace calor. Si uno pudiera pesar el aire en ese momento comprobaría que está más liviano que cuando hace frío. En invierno las presiones son mucho más altas.
4. No existe la cola del tornado. El tornado es una tormenta intensa, de unos 100 kilómetros por hora y que puede abarcar entre 100 y 200 metros, y tener 20 metros de ancho provocando daños, desparramando árboles y arrancando plantas. Pero no tiene cola.
5. No es real que si cayó piedra cerca y refrescó ya no caerá más granizo. Cada tormenta se forma por celdas y se van desatando en el momento, pueden volverse a armar y caer granizo aún luego de que refresque.
6. Las heladas no "caen". Las heladas no caen, aunque se escuche comúnmente decir "anoche cayó una helada terrible en el campo". Las heladas se forman cuando las temperaturas del suelo están por debajo de cero grado y el rocío depositado allí pasa del estado líquido al sólido. La nieve, la lluvia y el granizo sí caen.
7. ¿Es lo mismo milibar que hectopascal cuando se mide la presión? Antiguamente se usaban los milímetros de mercurio y los milibares. Hoy se habla de hectopascales. La presión atmosférica se mide en pascales (Pa), o más exactamente en hectopascales (hPa), el equivalente a 100 pascales es un 1 milibar. O sea, 760 mm de mercurio (presión normal) equivale a 1013,6 hectopascal.
8. "Tormentas aisladas" no significan débiles. Aisladas significa localizadas, un tornado y una tormenta de granizo pueden serlo.
9. Las masas de aire no chocan: imposible. El aire frío y denso, se mueve por las superficies y el cálido, más liviano se mueve en más altura. Eso sí, una masa de aire desplaza a la otra. Cuando el aire frío llega a zona de aire caliente lo que hace es desplazarlo, lo obliga a elevarse y que la humedad del aire cálido se condense y forme nubes.
10. Es "el calor" y no "la calor". En la lengua española formal, tanto oral como escrita se usa como sustantivo masculino. Se reconoce que era común usarlo en femenino en el español medieval y clásico, lo que se explica la variación entre el calor y la calor en algunas zonas hispanohablantes.
El Servicio Metereológico acierta, en promedio, en el 80% de los casos: no es infalible porque la naturaleza es dinámica y hasta caótica. Influyen también en los pronósticos la calidad de la recolección de datos y la divergencia entre meteorólogos a la hora de interpretar los modelos predictivos. El pronóstico del tiempo se calcula en base a miles de mediciones alrededor del mundo. Satélites y globos meteorológicos registran la temperatura, la presión, la humedad, la velocidad y dirección del viento, entre otros indicadores, en diferentes partes del planeta. Instrumentos más exactos implican mejores pronósticos.
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