El ministro del Vaticano para la familia, monseñor Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo de la Familia, defendió a la familia tradicional pero y reconoció derechos para las parejas “de facto”, homosexuales o no, lo que constituye una apertura por parte de la jerarquía de la Iglesia Católica.
En un encuentro con la prensa, Paglia explicó que se trata de situaciones que el Estado debe resolver para impedir injusticias y discriminaciones. “Hay que encontrar soluciones en el ámbito del Código Civil para garantizar cuestiones patrimoniales y facilitar condiciones de vida para impedir injusticias con los más débiles”, dijo.
“Desafortunadamente no soy un experto en derecho, pero por lo que sé, me parece que es el camino que hay que recorrer”, agregó.
Paglia, uno de los fundadores de la Comunidad de San Egidio, organización que ha mediado en conflictos internacionales, entre ellos en El Salvador, y defensor de la causa de canonización del monseñor salvadoreño Arnulfo Romero, suele tener posiciones abiertas sobre temas sociales.
El religioso, designado el año pasado para manejar uno de los ministerios claves del Vaticano, reiteró su defensa del matrimonio tradicional, entre un hombre y una mujer, que considera “elemento fundante” de la sociedad.
Durante el encuentro con la prensa, Paglia analizó la actual crisis que atraviesa el matrimonio católico frente al aumento del divorcio, los pedidos de legalización del matrimonio homosexual y el incremento de madres solteras.
No obstante, en una entrevista a la edición impresa del diario vaticano, Paglia aseguró que en el Encuentro de Milán se vio cómo la familia “sigue resistiendo” a pesar de “la fuerte oposición cultural que la rodea”.
Asimismo, dijo que en Italia, el 80% de los jóvenes aseguran que prefieren el matrimonio, civil o religioso y que, del 20 por ciento restante que opta por la convivencia, el 17% lo considera como un periodo transitorio.
“Las formas de vida común no familiares constituyen un verdadero archipiélago de situaciones”, afirmó. “Es claro que hay que garantizar los derechos individuales”, agregó.
Paglia ilustró a los periodistas las próximas iniciativas de su ministerio, entre ellas el encuentro mundial que se llevará a cabo a principios de 2015 en Filadelfia (Estados Unidos).
El arzobispo italiano manifestó su total oposición a formas de discriminación contra los homosexuales en algunos países, en particular en Oriente Medio y Africa. “En varios países la homosexualidad es considerada un delito. Hay que combatir ello”, dijo.
En cambio, condenó la aprobación de la adopción por parte de parejas de mismo sexo.
“La Iglesia conoce el precio de lo que es una familia sin hijos, de los ancianos solos y los enfermos. La familia se ha transformado a lo largo de decenios, pero nunca vamos a abandonar su genoma, es decir que está formada por un hombre, una mujer y sus hijos”, recalcó.
La apertura hacia la aprobación de derechos a los gays por parte de uno de los jerarcas de la Santa Sede divide al movimiento italiano de defensa de los homosexuales.
“Por primera vez un jerarca de la Iglesia reconoce derechos a las parejas homosexuales y denuncia que en el mundo hay muchos países que consideran a la homosexualidad como un delito”, declaró satisfecho Franco Grillini, de la red Gaynet.
En contra. Menos positiva resultó la reacción de Aurelio Mancuso, líder del movimiento Equality Italia. “Reconocer los derechos individuales equivale a mantener la actual situación. Es decir ausencia de derechos”, dijo.
El tema de la legalización de la pareja homosexual irrumpió en la Iglesia Católica, que hasta ahora había mantenido una posición firme sobre el asunto.
“El legislador debe responder a exigencias que antes no existían”, aseguró por su parte monseñor Rino Fisichella, ministro del Vaticano para la “nueva evangelización”. El religioso pide que el tema “sea debatido más ampliamente y no impuesto” por los gobiernos.