—¿Fue difícil seleccionar los temas para sintetizar el setlist de estos conciertos?
—Mirá, son 18 álbumes o 19, como lo cuentes, es complicado, porque se hicieron entre peronistas, radicales, dictadura, exilio, ir y volver al país. Así que elegí una canción por álbum, más allá de algunas que cantemos todos. Pero mi principal objetivo fue hacer un tema de cada álbum y me pareció más representativo. Quería dejar un testimonio fiel de todo lo que hice. ¿Cómo elegí los temas? Me costó un huevo (risas), encima ahora por las redes te dicen “¿ehh, cómo no tocaste este o cómo no tocaste tal otro?” Es medio difícil satisfacer a todo el mundo, pero estoy 2 horas y media arriba del escenario, así que doy todo. Mirá, ahora me está pasando más factura el físico, el otro día hicimos doble bis, le pedía a la gente “paren, loco, por favor”, ya no daba más, pensá que hice Buenos Aires, después voy a Córdoba y dos en Rosario. Pero bueno, es todo muy especial, además mi hermano cumple también 40 años conmigo, pasó por un sobresalto porque tuvo unos cálculos y lo tuvimos que internar de urgencia, buscamos otro baterista, pero ya está bien. En la banda también toca Ariel Pozzo, que es rosarino y hace más de veinte años que está conmigo, es un músico realmente talentoso, nos llevamos bárbaro; además está mi hijo Juani ahora, es una gran familia.
—¿Cuando fueron la banda de apoyo de Queen en la gira argentina por qué no vinieron a Rosario?
—Hicimos los tres Vélez nada más, no fui al interior porque Freddie se puso celoso y dijo “no, a este pibe no me lo pongas más” (risas). No, la verdad es que ni me acuerdo por qué no fuimos, pero los tres Vélez ya fue bastante, fue muy difícil para cuatro chicos argentinitos que iban a encontrarse con 40, 50 mil personas sin ser anunciados, éramos una banda novel, es una banda que se forma a raíz de ese evento y aunque estábamos tocando desde antes, ahí nace Zas, y después sacamos nuestro primer disco con el nombre del grupo en 1982.
—¿Cuando hay tantos hits como los que tenés vos en tu carrera, a la hora de tocar en vivo se eligen los temas que te gustan a vos o los que les gusta a la gente?
—No pienso en la función comercial, algunos temas sí tienen que ver con el hit, pero es una melange de cosas. Me parece que me tomé el trabajo y la objetividad para elegir no el más conocido sino el más fidedigno al registro de ese momento para ese momento mío o de la Argentina, esa fue la idea para la selección del repertorio.
El asesino del rocanrol - UNDOTRECUA - Miguel Mateos
—En tu último disco hay un tema “El asesino del rocanrol”, en el que decís “Si cantan por cantar y bailan por bailar/ Yo creo en un destino mejor/Yo sé muy bien mi rol y tengo una misión/Buscar al asesino del rocanrol”. ¿Es una alusión al trap y a las nuevas expresiones musicales?
—Sí, en forma absolutamente transformada en una ironía, pero nada despectiva ni violenta, ni controversial. Cada uno, sinceramente, hace lo que puede. Obviamente que yo no escucho esa música, qué se yo. Me tomé este año y medio de confinamiento para terminar una ópera, no puedo escuchar a L-Gante o a Duki. Volví a retomar mis estudios de composición, de orquestación, de armonía, en el Conservatorio Municipal de Buenos Aires y vía internet pude hacer seminarios y masterclass con grandes directores internacionales, así que hice una ópera, con orquesta sinfónica, coros, banda, obviamente de rock, cinco cantantes y con toda mi formación. Porque nosotros estamos formados en los 70 con Genesis, con Yes, con Emerson, Lake & Palmer...
—Más Pink Floyd, Jethro Tull...
—Claro, exactamente, yo hago un humilde tributo en la ópera a Keith Emerson, a Ian Anderson, a Robert Fripp, vengo a dar otra visión, una visión diferente. Y sobre todo cuando elijo hablar de la conquista de América, una suerte de distopía bastante particular, se llama “Los Tres Reinos”, justamente, porque habla de una América dividida en dos reinos, en el norte los mayas, en el sur los incas, como los grandes nativos; y el español, el otro reino, viniendo de Europa. Algo muy especial, estoy buscando la forma de hacerlo, lo voy a presentar para el año que viene o el 2023, es un gran desafío, pero le saqué partido a la pandemia.
—¿A lo largo de 40 años tuviste una relación de amor/odio con el público, el periodismo y con el establishment del rock?
—Con el público yo creo que no, jamás, quizá un sector del periodismo más acérrimo, pero nunca salió de mí. Tené en cuenta que en estos 40 años nos propusimos una serie de cosas que al principio resultaron un poco antipáticas, porque no es que yo salí con un disco y tuve éxito. Nosotros sacamos “Zas”, “Tengo que parar”, “Huevos” y recién en el cuarto disco “Rockas Vivas” tuvimos éxito y cierta repercusión. Después empezó la etapa internacional y en otros países pudieron disfrutar también de las historias que contábamos aquí. Eso es parte de nuestra historia, hoy lo veo como un gran aprendizaje, sobre todo porque hoy me veo de una manera tan plena, toco madera (risas), pero viste, dijimos recién que sigo subiendo a un escenario, tocando tres horas palo y palo, y eso me llena de satisfacción. Toda la vida fue igual. Y además voy para adelante, porque yo hago retrospectiva pero al mismo tiempo estoy haciendo una ópera para estrenar en 2023, mi visión es hacia adelante, no es hacia atrás.
—Hoy podrías descansar haciendo un show de solo hits y llenarías igual.
—Pero no es lo que quiero. Mirá, el otro día me decía Leo, el pianista, “vos no has bajado el tono”. Sigo cantando todas las canciones en el mismo tono igual que hace 40 años. Y eso tiene que ver con cuidarme y haber sido medio militante de esta profesión, vocacionalmente y apasionadamente. Y hubo momentos que estuve en el abismo y decidí por la profesión y por la familia y por todos esos valores que me van a hacer llegar este fin de semana a El Círculo, no hay otra vuelta que esa.
—A todos nos pasa que no somos los mismos pibes que en los 80, pero ¿vos sentís que te tenés que seguir reinventando?
—Yo me hago unas fotos ahora y tengo un par de kilos de más y me hincha las pelotas, viste, y también tengo canas y qué voy a hacer, nada. El tema es no descansar. Me parece que siempre he tratado de dar algo diferente. ¿Qué se espera de mí?¿Que haga 400 “Tirá para arriba”? No, no lo hice nunca, nunca repetí “Tirá para arriba”, pero no porque no pude, sino porque esa es una canción y después salieron otras completamente diferentes. Mirá, ya que hablamos de “Undotrecua”, mi último álbum, para mí fue un gran premio haber sido nominado para los Grammy, en plena pandemia, en una situación muy especial, y me ganó Molotov ahí nomás, bueno, no importa. El hecho de haber hecho 15 canciones inéditas de rocanrol, qué puedo pedir más, a esta altura de mi vida haber sido nominado otra vez y con un álbum nuevo y competir con los pibes. Es una prueba más de compromiso y de mirar hacia adelante.
Nacional - UNDOTRECUA - Miguel Mateos
—En ese disco hacés un homenaje en “Nacional” a artistas de rock argentino que te formaron y otros que fueron contemporáneos, desde Nebbia y Almendra a Charly y Fito...
—Y Soda Stereo, Sumo, Manal..., todos.
—Sí, claro, pero además en la canción te incluís en esa lista. ¿Te sentís orgulloso de formar parte del rock nacional?
—Pero claro que sí, sin duda que sí, nosotros en el 86/87 nos propusimos empezar a mirar para afuera, y esa idea que después se transformó en movida con Rock en tu Idioma, desde México hasta el resto del planeta es hoy una ruta, una vía de conexión de muchos artistas argentinos que siguen ese camino que empezamos nosotros, los Soda, y otros. Y hoy pasa con los pibes de la música urbana de acá, que hoy por las redes, la internet y todo eso es una forma de comunicación, pero para muchas bandas sigue siendo importante, y ellos sueñan con ese camino que hicimos los que venimos de los 80.
—¿Para vos hay recambio en el género, o sea, pueden salir otro Charly, otro Fito, otro Spinetta, otro Mateos?
—Ahhh, te lo digo con sinceridad, sinceramente no lo sé, yo creo que sí, por ahí no como los 80, pero si los pibes se ponen a estudiar música, piano, armonía, composición, claro, por ahí pierden un poco de popularidad (risas). Pero creo, para bien o para mal, que la nuestra fue la última generación de gente formada que se dedica al rock, a este género. Porque hay estupendos músicos argentinos de tango, hay estupendos músicos argentinos de jazz, y por qué no podría haber de repente del género, de pop y de rock. Así que uno mantiene siempre la esperanza y desde ya siempre este país fue una fuente inagotable de talentos, por lo tanto esperemos que así sea.