Con los honores de rigor fue sepultado ayer a la tarde en el cementerio de San Lorenzo el oficial de la policía santafesina Germán Cardillo, asesinado con un balazo en el pecho el jueves a la noche después de que dos ladrones armados intentaran robarle mientras disfrutaba de su franco y pescaba en Puerto General San Martín junto a un par de amigos. Cardillo, de 37 años y padre de cuatro hijos (tres nenas y un varón), trabajaba en la comisaría 1ª de San Lorenzo y en medio del robo a mano armada del que fue víctima logró sacar su arma reglamentaria. Entonces, tras un breve enfrentamiento, hirió a uno de sus agresores con cinco disparos. El delincuente logró huir, pero poco más tarde ingresó con múltiples heridas al hospital regional de San Lorenzo y quedó detenido a disposición del fiscal Juan Carlos Ledesma como sospechoso de ser el asesino del policía.
El jueves el oficial Germán Cardillo estuvo franco de servicio. Tras prestar actuaciones en la comisaría 7ª de San Lorenzo, donde su hermano Diego es subjefe, hace poco comenzó a trabajar en la seccional 1ª de la misma ciudad. A la tarde, junto a dos amigos, se dirigió en su Ford Focus gris a las inmediaciones de Punta Quebracho, un paraje de Puerto General San Martín a orillas del Paraná donde en junio de 1846 se produjo la batalla en la que el general Lucio Norberto Mansilla cañoneó durante tres horas a la armada anglofrancesa y la puso en fuga. Allí, en Juan B. Thorne y el río, en cercanías de los puertos Terminal 6 y Cargill, el trío de amigos se dedicó a disfrutar de un día de pesca.
Dos en moto. Según fuentes allegadas a la pesquisa, los amigos del policía indicaron que aproximadamente a las 20 dos hombres armados llegaron en una moto y los abordaron con fines de robo mediante amenazas. Uno de ellos, robusto, de 1.60 metro de altura y que nunca se sacó el casco gris que le protegía la cabeza, los encañonó con un revólver y comenzó a despojarlos de sus objetos de valor. Pero en un descuido de los maleantes Cardillo logró agarrar su arma reglamentaria del asiento del auto. Entonces hubo un intenso enfrentamiento con el hombre del casco gris que terminó cuando el oficial cayó a tierra con un balazo en el pecho y el motociclista huyó junto a su cómplice y cubriéndose con tiros. Al menos cinco balazos lo habían alcanzado en el cuerpo: dos en las piernas y tres en el tórax.
Con su amigo malherido, quienes estaban con Cardillo lo cargaron en el Ford Focus y comenzaron una carrera contrarreloj para intentar auxiliarlo. En el cruce de calles Buenos Aires y 9 de Julio se toparon con un patrullero de la seccional 5ª de Puerto San Martín y le pidieron asistencia. El móvil los escoltó en auxilio de persona hasta el Centro de Salud Catalina Salomón, en Sarmiento al 1100 de esa ciudad. Pero allí nada pudieron hacer por Cardillo, quien murió pasadas las 21.
Internado.PUNCTUATION_SPACESi la noticia de la muerte del policía corrió como reguero de pólvora por la Unidad Regional XVII de San Lorenzo, la comunicación del ingreso de un herido de bala en el hospital regional de la ciudad puso a los pesquisas de esa ciudad a la expectativa. Germán Ezequiel M., de 25 años y domiciliado en Puerto San Martín, tenía varios balazos en su cuerpo y no pudo dar una versión convincente sobre las circunstancias en la que lo atacaron. Por eso quedó internado y detenido en el hospital Eva Perón como principal sospechoso de ser quien mató al policía. El fiscal Ledesma ordenó que se le realizara un dermotest tanto al oficial asesinado como a sus dos amigos y al detenido.
En cuanto a Germán Ezequiel M., es un viejo conocido de los policías del Cordón Industrial. Durante 2013, en medio de un intenso conflicto gremial en San Lorenzo en el que operó como fuerza de choque, fue detenido junto a dos hermanos en un taxi portando armas de grueso calibre. Por eso fue a parar a la alcaidía de la Jefatura sanlorencina, de donde intentó fugarse el 15 de noviembre de 2013 junto a otros 14 reclusos por un túnel que desembocaba en una cámara séptica. Por eso, a la acusación de portación ilegal de arma de guerra se le sumó otra de tentativa de evasión.
Incluso el miércoles pasado agentes del Comando Radioléctrico lo apresaron cuando deambulaba portando un cuchillo. Fue liberado a las pocas horas. Hoy Germán Ezequiel M. será imputado por el homicido de Cardillo en la sede de la Fiscalía de San Lorenzo.
Le roban el auto y bienes cuando salía a trabajar
Una joven médica fue víctima de un robo en la zona oeste a primeras horas de la mañana de ayer y cuando se dirigía a su trabajo. Los ladrones le llevaron un Renault Duster negro, varios electrodomésticos y una suma no determinada de dinero.
Carina R. tiene 43 años y es madre de dos adolescentes. Viven en Mendoza y Tarragona, en la zona oeste de la ciudad, junto a una persona mayor. A las 6.30 y cuando salía de su casa para trasladarse hasta el hospital municipal en que trabaja, cuatro personas fuertemente armadas la abordaron en el momento en que cerraba el portón del chalet de dos plantas y pusieron reducirla fácilmente.
Uno de los malvivientes le apuntó a la profesional con un arma de grueso calibre, en tanto los otros ingresaban sigilosamente a la vivienda para no llamar la atención, aunque a esa hora de la mañana el movimiento en el barrio es mínimo, por lo que nadie se percató de la maniobra.
Una vez adentro de la casa los ladrones se dividieron la faena. Un par de ellos fueron a las habitaciones para despertar y controlar a los hijos de Carina y a la persona mayor que vive con ella y los otros dos se abocaron a la tarea de buscar dinero. A los integrantes de la familia los llevaron hasta los fondos de la casa y los maniataron, mientras que a Carina le pedían dinero con insistencia y revolvían el consultorio que tiene en su hogar, las habitaciones y otras dependencias.
Una particularidad fue que uno de los ladrones portaba un handy y permanentemente lo activaba. "Aparentemente tenía la frecuencia policial en el aparato", sostuvo un hermano de la víctima. Los cuatro hombres amenazaban a viva voz a Carina para que les entregara dinero y le dijeron que al obtenerlo se irían. Sin embargo, pese a la violencia verbal, optaron por no golpear a ninguna de sus víctimas.
Así, con esa insistencia, siguieron unos minutos y al evaluar que no había más efectivo de lo que ya habían embolsado y que era una suma menor, decidieron llevarse electrodomésticos. Entonces tomaron unas mantas y cargaron televisores, cámaras digitales, consolas y artefactos tecnológicos, para ponerlos en el mismo vehículo Duster que iba a usar Carina para ir a su trabajo.
Una vez cargado el auto, los malvivientes dejaron a la familia encerrada y huyeron en el vehículo. Como en el lugar la policía no halló otro auto, especulan con que los ladrones habrían llegado en motos conducidas por ellos mismos o algún cómplice en la huida. El caso lo tomó la fiscalía de Flagrancia en turno y la subcomisaría 22ª.