Carlos Tevez eligió sentarse con Ovación para conceder la primera entrevista exclusiva a un medio rosarino desde que se hizo cargo como técnico de Central. En el toma y daca con el diario, el Apache siempre entregó señales discursivas de estar en el cargo que quiere estar y en el club en el que ya se siente uno más del mundo canalla. Por eso contrariamente a lo que piensa la crítica periodística, Tevez no está atravesado por una preocupación extrema porque no llegaron los refuerzos que se esperaban. Las incorporaciones que reforzaron hasta el momento al plantel de Central estuvieron todas monitoreadas por la aprobación del Apache. Es cierto que la mayoría gozó de la venia de Christian Bragarnick, el empresario futbolístico que le acercó el nombre de Tevez a Ricardo Carloni, hoy presidente en ejercicio, y a Raúl Gordillo, el director deportivo. Pero eso no quiere decir que Tevez haya aprobado todo lo que le ofrecieron. Es más, hubo nombres que Carlitos no dio el visto bueno para que llegaran y fueron acercados por Bragarnik. Ya en la primera conferencia de prensa que brindó con el buzo como DT de Central se encargó de ponerles una patada en el pecho a todos aquellos que dieron por hecho que los refuerzos llegarían de la mano salvadora de Bragarnik sin la previa aprobación de Tevez. Cada cara nueva que llegó fue porque el Apache quiso. Es más, el caso testigo que refuerza esta teoría fue el de Matías Cóccaro. El DT canalla se desencantó desde el mismo momento en que el delantero de Huracán dudó en ponerse la camiseta de Central. “Por más que me guste, nunca voy a traer a un jugador que no esté convencido de jugar en Central. Todos los que vengan, Central debe ser la prioridad”, fueron las palabras que se le escucharon decir a Tevez puertas adentro cuando quedó trunca la posibilidad de Cóccaro.