Habemus Papam. El cónclave que elige sucesor al Papa Francisco finalizó este jueves al mediodía (hora Argentina). Luego de varias votaciones entre los 133 cardenales electores que se reunieron en la Capilla Sixtina bajo un riguroso protocolo, finalmente se superó el mínimo de 89 votos (dos tercios del total) y se eligió al al nuevo Papa que sucederá al Papa Francisco.
¿Qué viene ahora? Quemadas las papeletas con el compuesto que produce la fumata blanca, señal inequívoca de que el cónclave finalizó, se dará paso al anuncio oficial desde el balcón central del Vaticano, frente a la multitud reunida en la Plaza San Pedro.
El encargado de pronunciar las palabras claves, para romper la tensión y expectativa de los miles de fieles congregados frente a la basílica vaticana, será el francés Dominique Mamberti, de 73 años, que lleva una larga trayectoria diplomática y fue hombre de confianza del difunto Francisco.
Mamberti es el encargado de anunciar al mundo la elección del nuevo Papa, por lo que se presentará primero en el balcón central del Vaticano y anunciará que la Iglesia católica definió a su nuevo líder con la emblemática frase de “Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus papam!” (“Les anuncio con gran alegría: ¡Tenemos papa!”).
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El cónclave determinará quién será el nuevo pontífice de la Iglesia católica.
Ante el estallido del público presente en la Plaza San Pedro, el francés anunciará al cardenal elegido por su nombre en latín, siempre bajo el idioma oficial de la Iglesia, y confirmará el nombre que llevará durante su período como Sumo Pontífice. Allí le dará paso al flamante Papa para impartir su primera bendición Urbi et Orbi, iniciando su recorrido.
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Quién es Dominique Mamberti
Dominique François Joseph Mamberti nació el 7 de marzo de 1952 en Marrakech, Marruecos, por entonces protectorado francés de Marruecos. Pasó su infancia en la isla de Córcega y fue ordenado sacerdote en 1981 en Francia. En su juventud, estudió Ciencias Políticas y Derecho Público, hasta que en 1986 ingresó al servicio diplomático de la Santa Sede, carrera que marcaría el rumbo de toda su vida eclesiástica.
Desde ese momento y hasta 1999 ocupó destinos en Argelia, Chile y en la misión del Vaticano ante las Naciones Unidas en Nueva York y en el Líbano. En el 2000 fue llamado a Roma como consejero de la Secretaría de Estado, donde se especializó en temas multilaterales. Fue nombrado nuncio apostólico en Sudán, Eritrea y Somalia en 2002 y, unos cuatro años después, el papa Benedicto XVI lo designó como responsable de las relaciones exteriores del Vaticano.
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Este cargo clave para la Iglesia le valió gestionar la política internacional de la Santa Sede en un período de alta complejidad global, en medio de la renuncia de Benedicto y la asunción de Francisco. Mantuvo un vínculo de confianza con el argentino y en 2014 fue nombrado como prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, el tribunal más alto de la Iglesia Católica después del Papa.
El pasado 1 de julio de 2024 fue nombrado cardenal protodiácono, consolidado como el purpurado más antiguo entre los cardenales del orden diaconal y, por lo tanto, el único autorizado para salir al balcón central de la Basílica de San Pedro para revelar el nombre del nuevo Papa. Si bien no figura entre los principales candidatos, su perfil y trayectoria lo posicionan como una figura influyente del cónclave.
El anuncio del Papa Francisco
Apenas pasadas las 19 de Roma del 13 de marzo de 2013, la fumata blanca indicó que la Iglesia católica tenía un nuevo pontífice tras la histórica renuncia de Benedicto XVI. Tras dos días y cinco votaciones en la Capilla Sixtina, el cardenal protodiácono francés Jean-Louis Tauran pronunció la frase “Habemus Papam” y dio a conocer a Jorge Mario Bergoglio como nuevo Santo Padre bajo el nombre de Francisco.
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El Papa Francisco en la asunción, el 13 de marzo de 2013.
Foto: Gregorio Borgia / AP
Bergoglio pasó a ser el primer Papa latinoamericano de la historia a sus 76 años y desde el inicio marcó un semblante de humildad, ya que apareció ante la multitud de la Plaza San Pedro con un mensaje claro, que comenzaba “un camino” por el cual le pidió a los fieles que rezaran “unos por otros para que haya una gran fraternidad”.
La actitud de Francisco impactó al mundo, pidió que su período sea “fructífero para la evangelización” y sorprendió a todos con un gesto inédito cuando, antes de impartir su bendición, le solicitó a los fieles que rezaran por él.