Hace cuatro años, a poco del regreso de los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, la nadadora Anabel Moro reflexionaba, arriba de un colectivo de transporte de media distancia provincial, sobre la continuidad de su carrera deportiva. “No puedo pensar en otro ciclo olímpico. Mi entrenador me dijo que para ir a Río (de Janeiro 2016) tengo que bajar medio segundo por año. ¡Y medio segundo es un montón! No, no llego”. Estas fueron las palabras que sonaron en el trayecto hacia Salto Grande, el pueblo de donde es oriunda Anabel. Hoy, tres años después, aquello sólo es una anécdota. Tanto que ni siquiera la recuerda. Y se ríe. Queda claro que sólo era producto del cansancio.
Es que la nadadora de 36 años, disminuida visual, viene de descollar en los Juegos Parapanamericanos de Toronto, donde se colgó cuatro medallas y a menos de un año de los Paralímpicos de Río está intacta. La reinvención, después de tantos años en el alto rendimiento, es clave. ¿Cómo hace? “Los mismos logros son los que te sirven de motivación para seguir. Soy una persona que difícilmente diga que dejo de nadar o de competir porque sí, mientras que haya logros va a ser una motivación. Una cosa te lleva a otra. Metas, logros, motivación para nuevas metas”, resume.
La alegría de Anabel Moro por su actuación en los Juegos Parapanamericanos es inocultable. A pesar de que ya debió retomar entrenamientos. No es para menos. Ganó cuatro medallas: dos de oro, una de plata y otra de bronce. Cuatro pruebas, cuatro podios. Las doradas llegaron en los 100 metros libre (con récord parapanamericano) y 100 pecho, la de plata en 50 libre y la de bronce en 100 espalda. Por eso el éxito no es sólo cuantitativo. En competencias anteriores Moro apuntaba todos los cañones a las pruebas de pecho, pero la contingencia internacional (ver aparte) la obligó a pensar en otras pruebas, en las que también rindió. Los resultados son un espaldarazo.
“Realmente estoy muy contenta porque todo lo de Toronto fue muy bueno. No esperaba por ejemplo el oro en los 100 libre, una prueba en la que desde 2007 venía quedando detrás de la venezolana Belkys Mota. Bajé mi marca e hice récord. Fue mi mayor alegría, me abrí a otras pruebas y me fue bien”, dijo.
Moro piensa en los Paralímpicos, pero le cuesta distanciarse de los Parapanamericanos: “Era incierto cómo podía irme, 15 días antes había competido en el Mundial de Escocia y dos citas así, tan cerca en el tiempo, es duro. Pero haber comenzado y terminado tan bien los Juegos es un gran incentivo”.
El calendario, sin embargo, obliga a una reorientación inmediata, esos Juegos de Río 2016. Para entonces, Anabel tiene asegurada presencia en 100 pecho, 100 espalda y 50 libre. Será su cuarta participación. “Estoy a un año de Río y los logros de este Parapanamericano me dicen que sigo en carrera, tengo tiempo para preparar lo que quede, pero no es mucho. No va a ser suave la cosa”, cuenta la nadadora entrenada por Alberto “Negro” Tarsitano, representante de Náutico Avellaneda y residente en Rosario desde hace años.
En este sentido, la motivación a partir de los logros y la ilusión son el principal motor para llegar a destino: “Imagino esos Juegos, los pienso mucho, los quiero vivir a pleno porque no sé qué va a pasar después, si serán los últimos o no. Imaginarlos en los momentos más duros, de dolor por los entrenamentos, es lo que me va a ayudar a sobrellevar lo que queda de este ciclo olímpico. Quiero preparame muy bien, disfrutarlos, y que salgan como tengan que salir”.
La recta final hacia la máxima cita de 2016 está iniciada.