Es un tema de comodidad. No entendemos las cosas de otra manera. Por supuesto nos manejamos con mucho respeto, sobre todo con la gente que cubre River. Es que nosotros hicimos inferiores acá y a muchos los conocemos desde hace tiempo. Elegimos manejarnos de esa forma y nos sentimos cómodos. Además River tiene mucha exposición y lejos está de parte de nosotros exponernos a una polémica que no necesitamos.
Dijiste "respeto". ¿Ese respeto que tienen hacia el otro sienten que les vuelve, por la forma en la que decís que se manejan?
Hay de todo. Está el periodista amigo o conocido que por ahí necesita alguna información, el amigo del jugador, del técnico o de cualquier otro, pero esa relación de respeto es con aquellos que lo entienden bien. Con muchos podemos hablar en el lobby de un hotel, en un aeropuerto, pero las cuestiones laborales son aparte.
Durante tu época de jugador ¿siempre tuviste en claro que ibas a seguir relacionado al mundo del fútbol?
En claro no lo tuve nunca porque mientras jugás, creés que eso te va a durar para siempre. Yo dejé de jugar a los 35, cuando estaba en Unión, y de hecho lo decidí ese mismo semestre, previo a que Marcelo se fuera a Nacional.
¿Y cómo nació la idea de trabajar con el Muñeco?
No fue mientras jugábamos porque hubo una etapa de la vida en la que él estuvo muchos años afuera e incluso Biscay vivía en España. Creo que un par de años antes de que yo dejara de jugar, Marcelo ya algo había expresado, que le gustaría hacer con nosotros algo relacionado con el fútbol. Por ahí no el tema de la dirección técnica, pero sí que quería hacer algo con amigos. Ese fue el primer avance. Después se armó todo cuando le ofrecieron Nacional.
Pero más allá de la amistad, ¿Gallardo debe haber visto en vos algo de capacidad también?
Puede ser. Lo que pasa que Marcelo es, primero, muy exigente con él mismo, y a partir de ahí, cuando mira para los costados, con los demás es superexigente. Nosotros sabemos que tenemos una relación de confianza y amistad, algo que no en muchos cuerpos técnicos pasa porque muchas veces lo que hay son relaciones laborales. La confianza que podamos tener sin dudas que es un plus, pero Marcelo es un tipo que separa muy bien los roles. Es muy exigente con él, pero también con los demás.
¿Cómo es un día de laburo tuyo?
Manejamos horarios muy extensos. Estamos en el lugar donde nacimos futbolísticamente, en el que nos sentimos cómodos y con el que tenemos un sentido de pertenencia. Imaginate que los utileros y los médicos son los mismos que cuando estábamos en las inferiores, por eso es un lugar en el que te sentís cómodo y al que venís contento a laburar y no a esperar que termine el entrenamiento para irnos a casa. Llegamos a las 7 a Ezeiza, desayunamos, entrenamos, almorzamos y por la tarde está la etapa de planificación para el día siguiente. No nos vamos nunca antes de las 6 de la tarde. Y así todos los días.
No son sólo las tres o cuatro horas de entrenamiento diario.
No, ni loco. Pero aparte es algo que nos gusta. Mirá, cuando fuimos a Nacional lo hicimos los tres solos, sin nuestras familias, y ahí hasta nos quedábamos a dormir en el predio. Era 24 horas, porque se trataba de nuestra primera experiencia.
¿Y durante el partido cómo es? A vos no te toca entrar al campo. Lo ves desde arriba y 5 minutos antes del final del primer tiempo bajás corriendo al vestuario para pasarle el informe a Gallardo.
Estoy acostumbrado a mirarlo desde arriba y me siento cómodo. Abajo ves cosas que de arriba pasan inadvertidas, pero arriba notás cosas distintas también. Tratamos de combinar las dos ópticas.
¿Y esas dos ópticas son las que se exponen en el entretiempo?
Si es necesario sí. Si Marcelo lo necesita compartimos opiniones de lo que vimos. Pasa que es muy poco tiempo. Porque los primeros 5 son de descanso, después hay otros 5 para que hable Marcelo y ya tenés que estar nuevamente en cancha.
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Foto: Héctor Río / La Capital
¿Es estresante este fútbol?
Ayer lo hablaba con el profe, lo desgastante acá es la presión, la urgencia, la necesidad y la obligación de ganar todos los domingos, que al menos es lo que nos pide River. Eso lo tenemos clarísimo. Eso sí produce un desgaste, pero lo único que podés hacer es intentar achicar el margen de error. Ahora, en el día a día estamos en un lugar en el que es difícil desgastarse. Llevamos cuatro años en un lugar en el que conocemos a todo el mundo, sobre todo a los jugadores, con quienes tenemos una relación muy cercana. Además, el lugar ayuda. Acá no faltan canchas, pelotas, estás al día con los sueldos y los premios. Y lo digo desde la óptica de alguien que jugó siempre en equipos que no son de este nivel. Es lo que trato de hacerles notar a los jugadores. Yo sí viví el desgaste diario de no cobrar, de las malas canchas de entrenamiento, de pelear por otras cosas. ¿El fútbol es estresante? Sí, porque te expone, pero por todo lo demás es difícil sentir eso. Es un estrés relativo, sólo por los malos resultados.
¿Vos y Biscay son los que están encima de los jugadores en el día a día o Gallardo también?
Marcelo también. Entendimos que esto funciona desde la parte humana y siempre pensamos en qué nos gustaba cuando éramos jugadores. Pensamos de la misma manera del que juega, el que no, al que le toca bajar a reserva, al que necesita que le presten un poco más el oído porque se quedó fuera de los 18. Tratamos de estar siempre pendientes de esas cosas. También están las cuestiones futbolísticas, pero intentamos que sea así porque tuvimos la ventaja de estar de los dos lados.
Fueron a Nacional y salieron campeones y la historia de Gallardo en River es conocida. ¿Se preparan para saber cómo reaccionar cuando se presente un mal momento?
No nos preparamos porque siempre diagramamos todo para que ocurra lo mejor. Después, cuando vienen las otras cosas, es un poco esto de lo que hablaba de la relación con los jugadores. Estamos atentos a todo, más en River, donde ganar o perder es muy bueno o muy malo, pero intentamos ser medidos y mantenernos en el mismo lugar tanto cuando ganamos como cuando perdemos.
En pocas palabras, definí a Gallardo.
Como técnico es exigente, estratega, ambicioso, ganador y conoce más que cualquiera lo que es y lo que pide River. Juega siempre a ganador y eso hace que todos los que estamos al lado nos preparemos igual. Como persona el análisis es mucho más subjetivo por la amistad que tenemos, pero es un tipo muy humano. El que lo ve de afuera ve al técnico, pero como amigos y compañeros de trabajo lo que vemos nosotros es una persona que tiene los pies sobre la tierra, amigo de los amigos, un tipo frontal y que no tiene grises. Es una persona que va al hueso en todo y esa actitud que tiene en la vida es la que lleva adelante como entrenador. Por eso creo que le va como le va.
Una pregunta estrictamente futbolística: ¿con qué Central piensan encontrarse?
Con un equipo que tiene la impronta de los jóvenes que fue poniendo Leo, combinada con la experiencia
de los defensores. Es un equipo intenso, dinámico, agresivo. A mí me gusta que se la juegue con los chicos y les dé los minutos necesarios. Central es un equipo que combina todas esas cosas. Habrá que tener en cuenta qué equipo pone y si siente el desgaste, pero la esencia del equipo es su esencia y, más allá de los nombres, eso no va a variar.
>>> Leo Fernández, un viejo amigo
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Leo Fernández, DT de Central.
"Acá en River era el Negro Quino", dijo Buján sobre Leo Fernández, el DT canalla. Y agregó: "Compartimos tiempo en reserva y algunos partidos en primera. Me acuerdo que en el 93 compartimos el banco cuando jugamos contra Boca en Mendoza y al año siguiente, también en Mendoza, estuvimos contra Real Madrid. Nos llevamos bien con el Negro porque es buena gente. Tengo los mejores recuerdo del él y la verdad es que me alegra que le esté yendo bien. Veo el trabajo que está haciendo y me pone contento adónde llegó. Después de haberle perdido el rastro durante un tiempo, siento mucha felicidad por verlo en el lugar que hoy le toca ocupar".
>>> "Mantener a Tiro Federal en primera era una apuesta brava"
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Frente a frente. Gallardo era el 10 de River cuando Buján jugaba en Tiro Federal.
¿Cómo fue la experiencia que viviste en Tiro Federal?
Desde lo futbolístico no fue una exp eriencia linda porque descendimos. A priori era jodido porque recién habíamos ascendido y en poco tiempo hubo que acomodarse a una categoría en la que no tenés margen de error. Por ejemplo, a veces entrenábamos en Arroyo Seco, en Rosario, en Alvarez, y eso hizo que hipotecáramos el resto del año. Creo que Castelli (Jorge, ex DT) pagó un poco eso. Cuando llegó el Indio Solari ya habíamos regalado un tiempo importante.
¿Fue una especie de odisea?
El primer partido que ganamos fue 4 a 0 a Central, en cancha de Newell's. Todo era raro. Es más, también le ganamos a Newell's. Para Tiro no era poca cosa. Ni hablar. Yo había jugado muchos años en Córdoba y conocía la idiosincrasia del cordobés y me intrigaba un poco conocer lo que era vivir el fútbol rosarino. Me agarró la época del clásico por la Sudamericana y recuerdo que esos 15 días fueron terribles. Yo vivía cerca del Monumento y después del partido de vuelta fue una noche larguísima para los hinchas de Central. Debo decir que me encantó la cultura futbolera del rosarino. Más allá de eso, en Tiro nunca nos faltó nada, concentrábamos en los mejores lugares, pero siempre supimos que mantenerlo en primera era una apuesta brava.
¿En algún momento pensaron que lo podían lograr?
Cuando llegó el Indio sí. Es más, si hubiese seguido no sé cómo hubiese terminado la historia porque empezamos a ser un equipo que llamaba la atención por su manera de jugar y a todos nos gustaba lo que estábamos haciendo.
¿Te quedaron compañeros de aquella época?
Sí, con Tilger es con quien más contacto tengo, pero ese plantel se fue desperdigando porque éramos uno de cada pueblo. Era un lindo grupo, pero no tuvimos mucho contacto después.
Hoy te toca trabajar con él, ¿Cuántas veces enfrentaste a Gallardo?
Lo que pasa que todos los años yo cambiaba de equipo, pero me tocó con Tiro, con Godoy Cruz, Olimpo. El debut de Tiro en primera fue acá en cancha de River y el Muñeco estaba. Sí, hizo un gol de tiro libre y desde ahí la llevamos bien, pero sobre el final nos hizo el segundo el Tecla Farías. Fue un debut picante para nosotros (risas).