Por segunda vez en dos años, una denuncia de acoso sexual en el Club Regatas de Rosario (CRR) tomó estado público y apareció en el radar de la Justicia provincial. La comisión directiva confirmó este viernes que el acusado es uno de los empleados que estuvo bajo sospecha en el primer episodio y lleva un mes trabajando en el tema.
El nuevo conflicto generó tal preocupación que un grupo de socios pidió que el trabajador no vuelva a ingresar. Las máximas autoridades de la institución decidieron separarlo de su cargo habitual "inmediatamente" para evitar que se cruce con la mujer que lo acusó, que también presta servicios en las instalaciones del barrio Arroyito.
Según el presidente de la entidad, Ramiro Colabianchi, la trascendencia del caso dentro de la comunidad del club hizo que los asesores recibieran declaraciones sobre otras situaciones similares que involucran a la misma persona. En diálogo con LT8, precisó que la acusación involucra a un delegado gremial de la Unión Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles (Utedyc), un factor que incide en diferentes aspectos del tema.
¿Qué hizo Regatas tras la denuncia de acoso sexual?
La primera etapa de la investigación sobre la denuncia quedó en manos de algunos directivos. "Ahora toma conocimiento público porque tenemos un grupo de socios que está pidiendo lo que venimos haciendo desde hace un mes", explicó el principal representante de Regatas Rosario.
Desde su rol institucional, el médico genetista confirmó que hablaron con profesionales de salud mental especializados en casos similares para entrevistar a la denunciante. A partir de allí, el caso pasó a manos de la Justicia y el empleado recibió una orden de restricción perimetral.
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Por otra parte, Colabianchi reconoció que el sindicato Utedyc también debe abordar el caso mediante su protocolo interno. No obstante, acotó: "Los fueros conllevan todo un tipo de pasos a seguir que no son los mismos que con quienes no son delegados".
De acuerdo al análisis del presidente de Regatas, el proceso de investigación "es más lento de lo que uno desearía". A continuación, enfatizó: "El despido está ligado a las acciones de la Justicia. Nosotros no somos jueces para decidir la veracidad de la situación. Por supuesto, les creemos a las víctimas".
Preocupación en el Club Regatas de Rosario
A la hora de sondear la nueva denuncia de acoso, el directivo de la institución se encontró con otros problemas vinculados a la sospecha sobre el mismo empleado. "Las compañeras han manifestado su temor de ir a trabajar en su horario", detalló. Otras incluso prefieren irse más tarde para no cruzarse con él.
En cuanto al impacto social dentro del club, el médico recordó que cuentan con 4.600 socios y el nivel de actividad en la zona norte es altísimo. En este sentido, expresó: "Es como una comuna, casi conviviendo permanentemente".
Ante el reclamo de los socios que pidieron el desplazamiento del trabajador, Colabianchi defendió la conducta de la comisión para abordar el caso dentro de los límites legales. "Hemos actuado en consecuencia y está separado del cargo desde que nos eneramos del caso".
En último lugar, el presidente de Regatas admitió que "siempre está latente la posibilidad de que lo sucedido vuelva a repetirse" si no se esclarecen las denuncias judiciales contra el delegado. Al respectó, manifestó: "Necesitamos acompañamiento porque hay otras herramientas que no podemos utilizar".
¿Que decía la denuncia previa de acoso en Regatas?
A diferencia del conflicto actual, la denuncia anterior sobre acoso sexual en las instalaciones del barrio Arroyito apuntaba hacia otro empleado más. Las familias de dos adolescentes pidieron su apartamiento a raíz de un evento organizado el 3 de marzo de 2023 como parte de los carnavales de verano.
El papá de una de las jóvenes, Pedro Bolig, sostuvo que los trabajadores estaban ebrios y empezaron a apagar las luces. Uno de ellos le dijo a su hija y una amiga: "Después de las 10 de la noche, las chicas tienen que besarme la boca".
El socio de Regatas presentó una nota ante las autoridades para pedir que abordaran la situación. En primera instancia, ambos hombres fueron apartados de sus funciones, pero casi dos meses después retomaron su labor y esto generó malestar entre las familias efectadas.
A principios de mayo de aquel año, uno de los directivos de Utedyc, Pedro Di Morelli, explicó que hasta entonces no había una "acusación firme" ante la Justicia. Bolig también reconoció que el conflicto no llegó a la instancia de una denuncia penal, de modo que sintió "muchísima indignación y preocupación por la seguridad de las chicas" cuando se enteró del regreso de los empleados.