El edificio de la Catedral Basílica Santuario Nuestra Señora del Rosario, tal su nombre oficial, fue declarado en 1997 como monumento histórico nacional. De acuerdo al decreto, el número 1110, que le otorga esa categoría, el templo forma parte del conjunto urbano más representativo de la ciudad de Rosario.
En este grupo de construcciones se alistan la Catedral, construida entre los años 1882 y 1888; el Palacio Municipal, construido entre 1891 y 1896; el edificio de la Bola de Nieve, erigido entre 1906 y 1908; el Palacio de Correos, comenzado en 1931 y finalizado en 1938, y el Museo Municipal de Arte Decorativo y el Consejo de Ingenieros de 1925, todos ellos nucleados alrededor de la plaza 25 de Mayo.
La iglesia, destaca, aunque no es arquitectónicamente la misma del siglo XIX, se levanta sobre la traza del templo precedente, conservando la misma ubicación del altar y del presbiterio donde se hallan las sepulturas de personalidades representativas de la provincia de Santa Fe, "lo que confiere al templo títulos de autenticidad".
En el atrio de la iglesia, en las épocas virreinales se celebraban los festejos por la jara de los Reyes y el paseo del Estandarte Real. Pero también en su recinto se escucharon en 1811 los primeros sermones alusivos a la fecha histórica del 25 de mayo.
Una restauración inédita
Desde hace algunas semanas el frente del templo está cubierto de andamios y protegido por un cerco de obra. Y unas quince personas, profesionales, especialistas en patrimonio, albañiles y artesanos trabajan para devolverle su imagen original.
"Desde la inauguración de La Catedral, es la primera vez que en la fachada se realiza una restauración integral y completa", describe Marcelo Passardi, arquitecto del templo. De acuerdo a los registros del edificio, continúa, "se fueron haciendo reparaciones parciales, por distintos lugares, en distintos momentos para resolver algunas problemáticas". Pero esta vez el plan es más ambicioso.
Las obras comenzarán con el hidrolavado de la fachada, para poder establecer cuál es su color original, enmascarado por el paso de los años, la acumulación de tierra o la contaminación producida por la circulación de vehículos. Una vez hallado, ese tinte se reproducirá para cubrir todo el frente de la basílica.
Pero antes, se repararán los frisos y molduras de piedra París que adornan el edificio y se solucionarán rajaduras y filtraciones. También se realizará el mantenimiento de la cúpula principal y se reemplazará el techo de la nave, de chapa.
Passardi recuerda que hace "mucho tiempo" que la parroquia espera por esas obras que ya causaban problemas en su interior donde la humedad dañó el altar mayor, el altar de la sagrada familia y deterioró las pinturas de las paredes. "Son problemas comunes que tienen todos los edificios construidos hace más de cien años y que necesitan estas tareas de mantenimiento", señala el profesional y destaca que a esta primera etapa en el exterior del templo le seguirá un segundo conjunto de obras, en su interior.
Un trabajo muy meticuloso
Para el arquitecto, son trabajos "muy artesanales" que deben realizarse en "de una manera meticulosa". Por eso, por estos días, en el templo no sólo trabajan arquitectos y albañiles sino también numerosos artesanos de oficios especializados "que tienen el conocimiento y pueden emular las técnicas que se usaban hace más de cien años para construir".
Antes del comienzo de las obras, especialistas del área de Patrimonio del municipio hicieron un relevamiento sobre el estado del templo y elaboraron el plan de trabajo que no sólo enumeraba las tareas a hacer sino también cómo hacerlas.
"Profesionalmente es un orgullo poder participar de un proyecto así, la restauración de un un edificio que es patrimonio histórico de la Nación es una oportunidad que se da sólo una vez en la vida", se enorgullece Passardi y destaca que la expectativa es concluir las obras antes del 7 de octubre, punto cúlmine de los festejos por los 300 años de Rosario.
Entonces, promete, "la Catedral va a quedar como si estuviera recién hecha".
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Parte de la historia de la ciudad
El libro “La Catedral y Rosario. Historia de vidas compartidas”, una producción del ex párroco de la basílica, Raúl Giménez, con la colaboración de las arquitectas Viviana Marini, Silvia Musura, además de Juan Fantoni y Héctor Pugliese, recrea los vínculos entre la construcción de la basílica y el crecimiento de la ciudad.
Según destaca, el templo es el más antiguos de la ciudad. A comienzos del siglo XVIII en los terrenos donde hoy se levanta Rosario existía un pequeño agrupamiento de vecinos. Para atender a sus necesidades religiosas en 1730 se creó el extenso curato del Pago de los Arroyos con sede en un oratorio construido allá por 1702 en la estancia “La Concepción”.
Es primer sitio religioso, se estima, fue un simple rancho dotado de un solo altar, que se levantó cerca de la confluencia del río Paraná con el arroyo Saladillo. Allí, el 7 de mayo de 1731, se realizó el primer bautismo de una niña, Petrona Ávalos Medina.
Quince años después, el terrateniente Santiago Montenegro, comenzó a construir en el solar que hoy ocupa la Catedral una primitiva capilla dedicada a Nuestra Señora del Rosario, lo hizo con sus propios recursos y la ayuda de sus vecinos, poco menos de 200. El templo era de tapia de adobe, con techumbre de paja, y medía unos 42 metros largo por 9 de ancho. Una torre externa, de planta cuadrada, ofició de campanario. Contaba con piezas para vivienda del párroco y un salón donde funcionó la primera escuela de la región.
Ese pequeño templo albergó a la imagen histórica de la virgen del Rosario, de 1773. Construida en madera de sándalo, lleva al Divino Niño a su izquierda. Es la misma que conoció el general Manuel Belgrano durante sus repetidos pasos por la ciudad. Esa imagen se encuentra actualmente en el subsuelo de la basílica.
En 1834 Rosario tenía poco más de 1.000 habitantes, cuando se proyectó un nuevo templo, que se consagró al culto el 25 de mayo de 1836. Fue el antecedente más cercano de la basílica actual, cuya piedra fundamental se colocó en 1882, 30 años después de que Rosario fuera declarada ciudad. Las obras las condujo el arquitecto Juan Bautista Arnaldi y se concluyeron el 7 de diciembre de 1888, la víspera de la fiesta de la Inmaculada Concepción.
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Obras del tricentenario
La puesta en valor de la fachada de la Iglesia Catedral forma parte de un conjunto de intervenciones que se desarrollarán en la histórica manzana de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosario, Córdoba y Santa Fe, con el objetivo de recuperar edificios íntimamente vinculados a la historia de la ciudad en el marco de la celebración de los 300 años de Rosario. La recuperación de esas construcciones resulta clave tanto desde lo patrimonial como de la industria turística.
El edificio del municipio, conocido como Palacio de Los Leones por las esculturas que flanquean su frente, también está en obra. Se están realizando reparaciones de la fachada, el tratamiento de fisuras y se restauran molduras ornamentales. Las tareas incluyen también la pintura completa del frente. También está previsto intervenir cubiertas y sectores de terrazas que requerían mejoras por filtraciones y desgaste por el paso del tiempo.
En el Pasaje Juramento, que conecta el Palacio Municipal, la Catedral y el Monumento a la Bandera se renovará el espejo de agua y se restaurarán las esculturas de la artista Lola Mora, una de las intervenciones artísticas más significativas del espacio. Además, se mejorarán los pisos, se incorporarán nuevas luminarias y se repondrá el mobiliario urbano.