El deterioro del sistema universitario argentino se refleja en números concretos. Según confirmó el rector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Franco Bartolacci, más de 200 docentes abandonaron sus cargos en el último año debido a la pérdida del poder adquisitivo de sus salarios. “Entre el 4 y 5% de los docentes renunciaron. Fueron 100 en 2024, y otros 100 en el primer semestre de este año”, detalló en el especial de financiamiento universitario de Carlito y Monumento, el programa matutino de Brindis TV.
En el marco de la presentación del proyecto de ley de financiamiento universitario, Bartolacci hizo foco en la situación crítica que atraviesa el sistema. “Hay un desfasaje de casi el 100% entre los incrementos y la inflación registrada desde noviembre de 2023 hasta ahora. Y el tema más angustiante es la situación salarial. El 80% está percibiendo un salario por debajo de la línea de pobreza”, alertó.
Uno de los casos que más impactaron al rector es el de un docente con 22 años de antigüedad, a cargo de una cátedra y con un posdoctorado en el exterior, que cobra 310 mil pesos mensuales. “Es increíble que no podamos convenir en este país que eso está mal. Vos podés tener una situación económica delicada, pero tenés que establecer prioridades”, planteó. En ese sentido, sostuvo que la formación de los profesionales del país debería ser uno de esos puntos prioritarios.
Además del éxodo de docentes, Bartolacci advirtió sobre otras señales alarmantes: casi 100 obras están paralizadas en distintas universidades del país, muchas becas siguen sin actualizarse, y el sistema científico —del que el 70% se produce dentro de las universidades públicas— enfrenta la discontinuidad de proyectos y la pérdida de recursos humanos estratégicos.
El proyecto de ley de financiamiento, consensuado por todos los rectores del país, busca establecer un piso presupuestario, actualizar partidas y asegurar condiciones básicas de funcionamiento.
“Le pedimos a los diputados santafesinos que den quórum en la sesión especial del 2 de julio”, dijo Bartolacci y les pidió que "estén a la altura de las circunstancias". "Les pido a esos diputados que piensen de dónde vienen, por dónde pasaron, qué significo eso para su vida y por qué es importante que otra gente tenga la posibilidad también de hacer ese camino", sentenció.
Si bien el rector reconoció que es probable que el presidente Javier Milei vete la ley, enfatizó: “No funciona un país de esa manera. Pero incluso si lo veta, todo lo que hacemos sirve. Lo insólito es tener que hacer todo esto para conseguir lo obvio: presupuesto para funcionar y salarios dignos para quienes trabajan en la universidad”.
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Antes de cerrar, Bartolacci dejó en claro que su defensa no es ciega ni complaciente: “La mía no es una defensa condescendiente de la universidad pública. En muchos aspectos hay que hacerla de nuevo, pero en base a lo bueno que hemos construido. La palabra auditoría es recurrente y no hay ente público más auditado que las universidades nacionales, y está bien que así sea. No hay discusión respecto de ese tema. Hay que despejar eso y resolver lo importante”.
Deserción de docentes en la UNR
Para Luz Prados, docente de Humanidades en la UNR e investigadora del Conicet, el presente de la universidad pública no tiene matices: “Estamos viviendo el deterioro salarial más grande de la historia reciente de nuestro país. Estamos cobrando salarios similares a los del 2001”, afirmó en diálogo con Nachi Saieg, Valentina Solé y Gonzalo Luján.
Según explicó, un docente que recién se inicia con una dedicación de 40 horas cobra actualmente unos 980 mil pesos, monto que no alcanza para cubrir los gastos básicos del mes. “Muchos compañeros están por debajo de la línea de pobreza, y eso los obliga a buscar otros trabajos. Pero cuando uno tiene menos tiempo para formarse, para preparar sus clases, para corregir, también baja la calidad de la educación superior”, sostuvo.
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Foto: Leonardo Vincenti / La Capital
Prados denunció una política deliberada por parte del gobierno nacional: “Tomaron a las universidades como enemigo concreto. Una de las formas que tienen para vaciarlas es congelar los salarios”. Como ejemplo, mencionó que desde la asunción de Javier Milei ya renunciaron 170 docentes en la Universidad Nacional del Litoral, una pérdida enorme de recursos humanos formados por el Estado. “Se tarda años en formar profesionales con trayectoria. Cuando se van, no es fácil reemplazarlos”, advirtió.
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En la práctica, ya hay concursos docentes donde no se presenta nadie, y áreas enteras que quedan vacías. A eso se suma el vaciamiento del Conicet, que desincentiva las carreras de investigación. “Muchos jóvenes ya no se proyectan en ese camino, y varios renuncian a sus becas, sobre todo en las ciencias duras”, explicó.
Para Prados, el recorte presupuestario y el abandono de las políticas públicas de ciencia y técnica implican un daño estructural: “Si la universidad pública no se desarrolla en áreas ligadas a problemáticas sociales e inclusión, esos espacios quedan vacíos, y el sector privado no los va a ocupar. Defender la universidad no es defender un privilegio, es defender la posibilidad de que Argentina tenga un desarrollo propio”.
Cómo afecta el conflicto a los estudiantes
Agustina Rosso Sasia, presidenta de la Federación Universitaria Rosario (FUR) y Fiorella Orso, concejera superior de la UNR y secretaria general de la FUR también expresaron en el especial del programa de streaming de Brindis su preocupación por la situación crítica que atraviesa el sistema. "El estudiantado ve muy de cerca todo el conflicto universitario. Lo que más afecta son los recortes en las becas", señalaron. En particular, remarcaron el congelamiento de la beca Progresar en 35 mil pesos: “Sabemos que no alcanza para nada en la vida de un estudiante que tiene que mantenerse por sí solo”.
Aunque destacaron que las becas propias de la UNR aún se sostienen, advirtieron que la falta de presupuesto hace difícil su continuidad. Para muchas personas, el acceso al comedor universitario y a ese tipo de herramientas es lo que les permite hacer cuatro comidas al día a un precio accesible.
“La universidad no está funcionando como debería”, lamentaron. Y pusieron en contexto: las medidas de fuerza de docentes y no docentes son reiteradas, y están justificadas en una realidad de salarios por debajo de la línea de pobreza. “La idea abstracta del presupuesto tiene que ver con esta realidad material. Para los estudiantes, no es un debate técnico: es el día a día”, subrayaron.
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Sostenerse en la cursada y egresar se vuelve cada vez más difícil. “Acceder a la universidad pública viene siendo un privilegio. Ingresar, mantenerse, recibirse... todo está condicionado por una economía que nos complica cada paso”, concluyeron.