Las intoxicaciones alimentarias son una de las enfermedades más comunes y peligrosas que pueden presentarse en la vida cotidiana. Muchas veces no se trata de un problema en el alimento en sí o de su calidad, sino de cómo se lo manipula, almacena o cocina. Por eso, gran parte de los casos de intoxicación pueden prevenirse adoptando medidas simples en la cocina.
En este sentido, es necesario tener en cuenta ciertos factores clave para evitar este tipo de enfermedades que pueden provocar síntomas como dolor abdominal, diarrea, vómitos, fiebre y, en casos graves, deshidratación o complicaciones mayores.
Uno de los principales riesgos es la contaminación cruzada, que ocurre cuando agentes contaminantes, biológicos (bacterias, virus, hongos), físicos (fragmentos de virulana, pelos, vidrios, plásticos) o químicos (plaguicidas, fertilizantes, desinfectantes), pasan de un alimento contaminado a otro que no lo está, ya sea por contacto directo o a través de utensilios, manos o superficies sucias.
A continuación, algunas recomendaciones básicas para evitar intoxicaciones alimentarias en casa:
No descongelar los alimentos a temperatura ambiente
Una práctica muy común en muchas cocinas es descongelar los alimentos que estuvieron en el freezer dejándolos a temperatura ambiente. Sin embargo, esto puede ser muy peligroso ya que al hacerlo de esta manera, se genera un ambiente ideal para la proliferación de bacterias, que representan un riesgo para la salud y que no se eliminan completamente durante la cocción.
Entre los 5°C y los 665°C los microorganismos se reproducen con rapidez, aumentando considerablemente las posibilidades de una intoxicación alimentaria. Por eso, lo más recomendable es planificar con anticipación y descongelar los alimentos dentro de la heladera.
Otra opción consiste en utilizar el microondas pero únicamente si el alimento va a cocinarse de inmediato. En ese caso, se sugiere utilizar la potencia más baja para asegurar una descongelación pareja en toda la superficie del producto.
No utilizar la misma tabla para cortar vegetales y carne
Si bien la tabla de picar es un utensilio iindispensable,también puede ser una de las fuentes más peligrosas de contaminación. En este sentido, uno de los errores más comunes y menos conocidos en la cocina es usar la misma tabla para cortar carne cruda y otros alimentos.
La tabla puede convertirse en un foco de bacterias si no se manipula con los cuidados adecuados debido a la contaminación cruzada, especialmente por bacterias como Salmonella o Escherichia coli (E. coli). Esto ocurre, por ejemplo, cuando se corta carne cruda y luego se usan los mismos utensilios o superficies para manipular vegetales, alimentos cocidos o listos para consumir.
Para evitar estos riesgos, lo más recomendable es tener al menos dos tablas de cortar: una exclusiva para carnes crudas y otra para vegetales, frutas o alimentos ya cocidos. También es fundamental limpiarlas correctamente después de cada uso.
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Guardar las carnes en la heladera en envases especiales
En el apuro por guardar los alimentos luego de hacer las compras, muchas veces se los deja en las bandejas originales del supermercado o simplemente se colocan en platos sin cubrir. Este error puede ser muy peligroso, ya que aumenta el riesgo de contaminación cruzada.
Cuando los alimentos crudos, especialmente carnes, no están bien resguardados, pueden perder líquidos o sangre que gotean y contaminan otros productos en la heladera, como vegetales, frutas o comidas ya cocidas.
Para evitar este riesgo, lo más recomendable es transferir las carnes crudas a recipientes hherméticos,apenas se llega del supermercado. De este modo, se evita que se derramen líquidos y se protege la higiene del resto de los alimentos.
Llevar la comida a la heladera completamente fría
Es muy común, terminar de cocinar y llevar directamente la comida restante aaúncaliente a la heladera. Aunque parezca inofensivo, este hábito puede representar un riesgo para la salud.
Cuando los alimentos se guardan estando aún calientes, permanecen durante un tiempo en una temperatura que favorece el crecimiento de bacterias. Además, el enfriamiento no es uniforme: la parte externa del alimento puede estar más fría, mientras que el centro conserva el calor por más tiempo, generando un entorno ideal para la proliferación de microorganismos.
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Por eso, lo más recomendable es dejar que la comida se enfríe a temperatura ambiente durante unos 20 a 30 minutos antes de guardarla, o distribuirla en recipientes más pequeños para acelerar el proceso. Cabe destacar que de todas formas el alimento no puede estar más de dos horas fuera de la heladera.