Los actores de películas pornográficas trabajan con el sexo, pero también lo practican en la intimidad con sus parejas y se reunieron para revelar consejos acerca de cómo llevar una vida sexual sana y divertida.
Dylan Ryan, defensora de las trabajadoras del sexo que se describe a sí misma como “estrella del porno feminista”, dice que si vas a animarte a una aventura sexual, es preciso asegurarse de tener gente a tu alrededor con la que puedas hablar de tus sentimientos.
Sano. “Cuando la gente lo pasa mal es cuando dejamos de explorarnos o ignoramos nuestros sentimientos y nos callamos las cosas”, explica Ryan a The Huffington Post.
Ryan insiste en que la salud física puede afectar a la salud mental. “Puedes mantenerte en forma con la dieta, haciendo ejercicio físico o practicando yoga con amigos”, sugiere.
Tiempo a conocerse. Pasar tiempo solos sirve de revisión mental, y a menudo es una parte fundamental de los cuidados cuando la vida sexual es un poco turbulenta, ya sea física o emocionalmente.
“La cultura del ligue y las citas múltiples me empieza a agobiar cuando no tengo tiempo para mí misma”, relata la actriz y directora porno Courtney Trouble. Para ella, la soledad es una forma de sentirse bien en su piel. “Incluso en mi matrimonio, busco tiempo para mí misma; nada de citas, nada de marido… simplemente yo”.
Algo nuevo. Según un estudio de 2013 publicado en The Journal of Sexual Medicine, las parejas que llevan a cabo prácticas sexuales excéntricas (como el fetichismo o el sadismo) tienen una mejor salud mental que las que no.
Para probar el bondage, recomienda utilizar cuerdas y el cinturón del albornoz. Hay más preferencias sexuales, asegura, que se pueden satisfacer con objetos normales de la casa. “No es necesario comprar cosas caras si estás experimentando”, cuenta.
Decir lo que deseas. Si no le dices lo que quieres, él o ella nunca sabrá qué tiene que darte. “En Estados Unidos, hay muchos adultos que no hablan sobre sus deseos sexuales”, explica Stoya, que escribe una columna sobre sexo. “Luego me llegan preguntas como: ‘Mi novio nunca me lo come y me gustaría que lo hiciera, pero, ¿cómo puedo conseguirlo sin tener que hablar de ello?’ Y es como, a ver, si le gusta mucho la mermelada de frambuesa, puedes dejar un reguero que vaya desde la cama a tus piernas. Pero como eso implica mucho trabajo, quizás mejor algo así como: ‘¿Y si me haces un cunnilingus?’”.
Expresar fantasías. La clave para poder llegar a tener conversaciones tan excitantes es aprender a no avergonzarte de tus propios deseos sexuales, o de la falta de ellos.
“Fui swinger, experimenté y probé todos los sabores. Fue una locura, increíble”, explica Satine Phoenix, artista y antigua estrella del porno. “Pero luego conocí a este chico y no quise a nadie más”. Ahora, decía, se arrepiente de haber prestado tanta atención a sus parejas y de no haber estado tan pendiente de sí misma.
Stoya señala que es absurdo avergonzarse de lo que a cada uno le gusta en la cama. Las preferencias sexuales, dice, son tan arbitrarias y variadas como los gustos gastronómicos… “y nadie te llama puta porque te gusten los Doritos”.