El ministro de Transporte de Rusia, Roman Starovoit, fue encontrado muerto por una herida de bala en un aparente suicidio —según la versión oficial—, horas después de que el Kremlin anunciara que había sido destituido por el presidente Vladimir Putin.
El gobierno ruso no dio una razón para el despido de Starovoit, quien se desempeñaba como ministro de Transporte desde mayo de 2024, y no estaba claro cuándo exactamente murió ni si estaba relacionado con un supuesto caso de malversación, como sugirieron algunos medios.
El Comité de Investigación de Rusia, la principal agencia de investigación penal, indicó que el cuerpo de Starovoit, de 53 años, fue encontrado con una herida de bala, en el interior de su auto estacionado en Odintsovo, un barrio al oeste de la capital donde viven miembros de la élite rusa. Junto a su cadáver se encontró un arma que le había sido entregada previamente como un regalo oficial.
El gobierno inició una pesquisa sobre la muerte, y los investigadores consideraron el suicidio como la causa más probable, según la portavoz del comité, Svetlana Petrenko, quien no especificó cuándo murió Starovoit.
Andrei Kartapolov, exviceministro de Defensa que encabeza una comisión sobre el tema en la Cámara baja del Parlamento, dijo que Starovoit se suicidó “hace bastante tiempo”, y algunos medios rusos alegaron que podría haberse quitado la vida antes de la publicación del decreto de Putin que lo destituía. El funcionario fue visto por última vez en público el domingo por la mañana, cuando un video oficial de la sala de situación del Ministerio lo mostró recibiendo informes de funcionarios.
Medios rusos publicaron que el despido de Starovoit podría estar relacionado con una investigación sobre la malversación de fondos estatales asignados para la construcción de fortificaciones en la región de Kursk, donde se desempeñó como gobernador antes de ser nombrado ministro de Transporte.
La supuesta malversación fue citada como una de las razones de las deficiencias en las líneas defensivas de Rusia que no lograron detener una incursión sorpresa ucraniana lanzada en agosto de 2024. En el impactante ataque, las unidades mecanizadas ucranianas rápidamente abrumaron a los guardias fronterizos rusos ligeramente armados y a los reclutas del ejército sin experiencia. Cientos fueron tomados prisioneros.
La incursión fue un golpe humillante para el Kremlin: fue la primera vez que el territorio del país fue ocupado por un invasor desde la Segunda Guerra Mundial.