La guerra civil en Siria se ha convertido en un lugar especialmente peligroso para periodistas y no sólo por los bombardeos aéreos y los francotiradores (nota: han muerto 23 desde el inicio del conflicto hace dos años). Los informadores tienen que ir con cuidado para no ser víctimas de un secuestro. Sobre todo después de que un empresario sirio que vive en Kuwait pusiese precio a la cabeza de los informadores que no están en la línea del régimen de Damasco.
"Ah, usted trae un periodista", dice un joven de larga barba, que vigila un tribunal de la pequeña ciudad siria de Tel Rifaat. Y sonríe. A Mohammed Nur Amuri, que dirige el centro de medios en la ciudad vecina de Azaz le hace poca gracia. "Con una oferta de tanto dinero, uno flaquea y puede entregar a un periodista a las fauces del régimen", admitió. Y es que el empresario sirio residente en Kuwait, un amigo del régimen, ofrece unos 100.000 euros (128.000 dólares) por cada reportero de los canales de noticias árabes Al Jazeera o Al Arabiya que sea secuestrado. Con esa suma se puede construir una buena casa en Siria.
Buena recepción. Hasta la fecha muchos periodistas han sido bien acogidos en Siria. En las zonas controladas por los insurgentes se les ofrece lugares para dormir y comida. Pero cuanto más dura el sangriento conflicto, más se quiebra la confianza. "Cada vez que un reportero viene, horas después el régimen ataca con misiles o con sus bombardeos", afirma un miembro del comité civil de la pequeña ciudad norteña de Marea, a 25 kilómetros al norte de Aleppo.
"Son espías". Tampoco Hassan Mohamem Karuh, presidente del comité local, sabe muy bien a qué atenerse con los extranjeros, a los que les muestra los cráteres que han dejado las bombas o los tejados dañados de su ciudad. "Yo creo que la mitad de esos periodistas son espías", afirma. Karuh es empresario. Cuando comenzó la revolución contra el presidente sirio Bashar Assad, él vivía sin problemas en Dubai, donde tiene un centro de belleza para hombres.
Amuri es menos desconfiado. Se compró una buena cámara y envía fotos y videos desde su ciudad a las televisiones árabes y las agencias de noticias internacionales.
En las garras de Assad. En la actualidad, hay varios periodistas extranjeros que se encuentran en manos de las fuerzas de seguridad sirias. Entre ellos figura probablemente el estadounidense, Austin Tice, que hasta agosto de 2012 estuvo con los combatientes del Ejército Libre de Siria.
También en la provincia de Idlib desaparecieron en noviembre pasado dos periodistas occidentales: el estadounidense James Foley y un colega cuya familia no quiere que su nombre se haga público. En su caso, la oposición siria estima que han caído en manos de un grupo armado que no tiene nada que ver con el régimen de Damasco.
Un opositor kurdo, que intenta mediar en el caso, fue capturado por una banda de la que se sabe poco. Posteriormente fue liberado a la fuerza por los insurgentes. Y asegura: "Cuanto más dure el conflicto, lamentablemente mayor será el caos".