Las estimaciones médicas indican que el 10% de la población argentina (unas 4,5 millones de personas) padece asma aunque, según alertan los profesionales de la salud, es una enfermedad subdiagnosticada y mal controlada debido a la desigualdad en el acceso al tratamiento, “que en muchos casos depende del nivel socioeconómico del paciente”, dijo a La Capital, Carla Ritchie, secretaria general de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (Aaaelc).
Algunos pacientes pueden abordar el asma con tratamientos y medicación, otros quedan a la deriva a pesar de necesitar una atención especializada. En este sentido, Ritchie explicó: “El asma es una enfermedad crónica de diferentes niveles. Hay pacientes con síntomas leves, otros moderados y también severos o graves, sin embargo, existen tratamientos para controlar el asma”.
Que los pacientes reciban un adecuado tratamiento dependerá de la celeridad o buen control de los profesionales. El objetivo es evitar riesgos mayores en donde se requieran el uso de corticoides o derivar directamente en internaciones. Un diagnóstico rápido y acorde también disminuye el riesgo de sufrir un deterioro de la función pulmonar.
La especialista planteó que el asma puede aparecer desde los primeros años de vida, pero también en personas adultas “y es un diagnóstico que no se debe excluir según la edad del paciente porque hay pacientes con la predisposición de tener enfermedades alérgicas”.
El asma es una enfermedad muy prevalente en Argentina y se proyecta que el 10% de la población la padece, algunos una vez al año, más moderados o severos que evidencia malestares recurrentemente. En este sentido, Ritchie alertó que “hay muchos pacientes que son asmáticos y no lo saben. Hasta desconocen los síntomas”.
Con la problemática sobre la mesa, la integrante de Aaaelc insistió en realizar controles periódicos cada 90 días y en caso de tener el diagnóstico confirmado no suspender el tratamiento. “Ni con la llegada del verano se debe dejar los cuidados porque hay situaciones que ameritan un control extremo”, dijo Ritchie.
Mitos y verdades del asma
+ “Un paciente con asma no puede hacer deporte”: la especialista en alergia e inmunología clínica apuntó que aquellas personas diagnosticadas con la enfermedad tienen la obligación de hacer actividad física: “Es fundamental el ejercicio. Un buen control del asma te va a permitir hacer sin problemas”.
+ “El asma va y viene”: al ser una enfermedad crónica inflamatoria de las vías respiratorias, el asma se controla. “No podemos hablar de cura”, dijo Ritchie y agregó: “Hay gente que está muchísimos años sin síntomas, pero vuelven a aparecer, por eso es importante el control durante toda la vida”.
+ “En climas húmedos los casos se agravan”: sobre esta creencia, Ritchie aclaró que depende de cada caso y si el desencadenante del asma es un hongo que surge por la humedad o es un asma alérgico debido a la exposición a los ácaros, reinantes en climas húmedos, “probablemente ese paciente cuando llegue a una zona más seca esté mejor, pero no es seguro y no es todos los pacientes, son los pacientes que tienen sus síntomas desencadenados por algún estímulo relacionado con la humedad”.
Qué es el asma, síntomas y recomendaciones
El asma bronquial es una enfermedad de alta prevalencia, afecta a más de 4 millones y medio de argentinos en distintos grados de severidad, tiene alto impacto en la calidad de vida y requiere, además de las visitas al consultorio, frecuentes visitas a emergencias y hospitalizaciones.
Los síntomas se deben a la inflamación y el estrechamiento de las vías respiratorias pequeñas de los pulmones y pueden ser distintos según la persona. Cuando se agravan mucho, se produce una crisis asmática. Estos síntomas suelen ser más intensos durante la noche o al hacer ejercicio: tos persistente, sobre todo por la noche; sibilancias al expirar y, a veces, al inspirar; disnea o dificultad para respirar, a veces incluso en reposo; y opresión en el pecho que no permite respirar profundamente.
A los pacientes con diagnóstico de asma se les recomienda realizar consultas periódicas en el centro de salud más cercano, un examen físico detallado y una espirometría cuando sea necesaria.