El 18 de abril de 2022, un Peugeot 208 negro permaneció dos horas en la cuadra de Montero al 6400, en la zona sur. Sus ocupantes esperaban a alguien para matarlo. Al advertir que un hombre se acercaba caminando con una niña de la mano entraron en acción. El acompañante descendió y ejecutó a balazos a Kevin Alejandro Leguizamón, de 23 años, al confundirlo con otra persona. El error fatal se consideró acreditado en el juicio oral que este miércoles cerró con la condena a 20 años al acusado de conducir el auto.
Jerson Jair Churquina fue condenado por un tribunal integrado por los jueces Facundo Becerra, Silvana Lamas y Florentino Malaponte a la pena de 20 años de prisión como coautor de un homicidio agravado por el uso de arma de fuego. Lo detuvieron a un mes del crimen a partir de la identificación de la patente del vehículo usado por los atacantes. Fue sentenciado como el chofer del vehículo del que bajó el sicario, aún no hallado.
El rol del chofer
“Intervino en la planificación y fue quien se encargó del transporte, el seguimiento y la huida del lugar”, planteó en conferencia de prensa el fiscal de la unidad de Violencias Altamente Lesivas Adrián Spelta, quien había requerido en sus alegatos una pena de 23 años de prisión. Según el encargado de la acusación, se constató en la pesquisa que los agresores se equivocaron de persona.
Leguizamón fue baleado la mañana del 18 de abril de 2022 a dos cuadras de la estación de trenes conocida como el apeadero sur de San Martín al 6200. El joven de 23 años regresaba a su casa con la hija de 4 años de su pareja porque la nena no había querido entrar al jardín. Caminaba con la niña de la mano por el pasaje Montero al 6400 cuando lo vieron acercarse los ocupantes del 208 que se había apostado allí dos horas antes, a las 7 de la mañana.
“Llevaban dos horas. Lo vieron yendo con la nena hacia el jardín, no lo quisieron atacar en ese momento y cuando lo ven volver aún con la niña de la mano lo ejecutaron a escasos centímetros con una pistola 9 milímetros”, detalló Spelta.
Según se probó en el juicio, al volante del auto estaba Jerson, quien no se movió de ese sitio. El que iba como acompañante descendió y ultimó con al menos cuatro disparos en el pecho, el cuello y la cabeza a Leguizamón, quien murió a causa de una hemorragia masiva de tórax. La niña presenció el crimen pero no fue herida. Quedó parada junto al cuerpo hasta que fue asistida por vecinos y la escena se llenó de familiares gritando de dolor.
En aquel momento se indicó que, antes el disparar, el tirador le dijo a la nena que se corriera. Spelta dijo que esa versión no se pudo demostrar en el juicio, pero sí se acreditó que un momento antes la víctima había enviado un mensaje con la foto de la nena de la mano dirigiéndose a su casa.
Blanco equivocado
Se cree que el ataque a iba a dirigido a un familiar muy cercano, cuestión que fue advertida a la familia, ya que un testigo de identidad reservada lo mencionó entre dos personas que habrían sido el verdadero blanco del plan criminal. Aunque esto no se llegó a demostrar, dijo Spelta.
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En el momento del ataque, mientras se sucedían los disparos, el conductor del auto quedó esperando con la marcha encendida. Luego el tirador subió al vehículo que escapó por distintas calles de la ciudad hasta llegar al domicilio de Churquina en calle 2144 al 6000, en el barrio Tío Rolo.
En base a los registros de cámaras de vigilancia públicas y privadas, indicó Spelta, se pudo obtener una rápida lectura de la patente del Peugeot. Lo que, sumado a aportes de los vecinos, permitió llegar a la dirección del acusado. Un mes más tarde, el 29 de mayo, personal del Comando Radioeléctrico detuvo al implicado y recuperó en el fondo de esa casa el vehículo usado en el crimen, que había sido robado.
Si bien no se detectó la pertenencia de Churquina a una banda criminal, el fiscal considera que probablemente “acostumbraba a hacer estos trabajos por encargo con la persona a la que ha trasladado”, aún no hallada, y respecto de quien continuará la investigación.
Familiares de Leguizamón presenciaron la lectura del veredicto en una sala del Centro de Justicia Penal y al terminar el juicio expresaron su conformidad con la investigación: “En una declaración que hicieron antes de finalizar el debate mostraron gratitud hacia las labores que se habían realizado. Están conformes con la pena impuesta por el tribunal”, dijo Spelta.