La inflación acumulada en Bolivia durante el primer semestre alcanzó el 15,53 %, el doble de lo previsto por el gobierno para todo el año y la más alta en casi dos décadas, en medio de una crisis económica en la nación andina que celebrará elecciones presidenciales en poco más de un mes.
“Es muy alta”, aceptó el miércoles el director del estatal Instituto Nacional de Estadísticas (INE), Humberto Arandia.
El gobierno del presidente Luis Arce había presupuestado una subida acumulada de 7,5 % para todo 2025.
Las cifras llegan cuando Bolivia pasa por una crisis económica con una escasez de dólares de hace dos años que se traduce en falta de combustible y altos precios de alimentos, lo que caldeó el clima social. La nación andina pasó de ser un país exportador de hidrocarburos a un importador de combustible usando sus dólares para comprar el energético y subvencionarlo a más de la mitad tras la declinación de sus campos de gas.
Arandia atribuyó el alza a los bloqueos que realizaron los seguidores del expresidente Evo Morales en las últimas semanas para rechazar la inhabilitación a su candidatura a las elecciones del 17 de agosto. Las protestas se volvieron violentas, con seis fallecidos, cuatro de ellos policías.
Los cortes de ruta fueron en su mayoría en el centro de Bolivia, lo que ocasionó que las regiones productoras de Santa Cruz y Cochabamba no pudieran abastecer al resto del país de productos básicos como el pollo, la carne de res y verduras, entre otros.
Arandia detalló que la carne de pollo subió un 12,99 %, la carne de res 13,39 %, la papa 20,8 % y la cebolla 16,41 %.
El analista económico Jorge Akamine explicó que la escalada de precios se debe también a la escasez de dólares. Sostuvo que el 80 % del sistema productivo de Bolivia necesita el dólar para comprar insumos. Recordó también que en la década pasada el país registró una baja inflación debido a que se mantuvo fijo el cambio, a 6,96 bolivianos por dólar.
Arce, que no buscará la reelección, reiteró que no retirará el subsidio a los combustibles y que no ajustará el tipo de cambio de la moneda estadounidense, a pesar que algunos expertos consideran que el gobierno necesita implementar medidas duras que ayuden a estabilizar la economía.