Hoy en día es posible capacitarse en casi cualquier cosa a distancia, a través de internet y en formato asincrónico. Desde la pandemia a la actualidad, las propuestas de cursos, talleres y carreras son abundantes y diversas, lo que permite que cualquiera aprenda puntualmente lo que le interesa desde su casa.
Pero, ¿es posible enseñar una disciplina como la pastelería y también el negocio en sí para emprender desde cero?. Esa fue la pregunta que se hizo Camila Calderón durante el 2021, en medio del encierro y la incertidumbre, cuando creó Emprecocina.
“Empecé a subir mis creaciones a redes con intenciones de ayudar a otros a iniciar su propio negocio. Tuvo tanta aceptación desde el comienzo que decidí darle forma a los cursos online con esa idea”, cuenta hoy Camila. Con solo un curso de pastelería y varios años de contaduría en la espalda, encontró que su pasión era enseñar a emprender en ese rubro.
A tan solo 4 años de haber comenzado con Emprecocina, Camila reúne casi 350.000 seguidores entre Instagram y TikTok, además de 3000 alumnos que ya compraron sus cursos online en todas partes del mundo como Suiza, Brasil, Canadá y Australia: “Al principio, con el fin de mostrarme más, vendía y ofrecía mis creaciones, pero yo realmente quería enseñar a otros a que lo hiciesen y pudieran crecer en esto. Hoy ya no vendo pastelería, solo doy los cursos virtuales”, explica sobre cómo evolucionó su negocio en la actualidad.
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Foto: gentileza Emprecocina.
Un modelo de cocina que no deja de crecer
Las clases de Emprecocina son 100% asincrónicas, es decir que los alumnos acceden a una plataforma donde encuentran videos grabados por la emprendedora, que pueden ver todas las veces que necesiten. Cada uno incluye asesoramiento personalizado por WhatsApp: “Una alumna me dijo: ‘Antes estaba todo el día tirada mirando Netflix, ahora estoy pensando en potenciar mi emprendimiento’. Eso me marcó”, recuerda de los diálogos con sus seguidores.
El curso más exitoso es el “ABC de los Alfajores”, que enseña desde las recetas hasta el packaging sugerido. Pero como el foco es ayudar a emprender, Camila también comparte lista de proveedores en la zona o da tips sobre cómo conseguir esos mismos contactos en la ciudad donde cada uno de sus alumnos vive: “La idea es que entiendan qué necesitan para llevar adelante sus negocios de pastelería, el valor de esos proveedores o qué tienen que contemplar en ese vínculo”, explica.
A su vez, también les entrega materiales descargables que incluyen planillas de Excel diseñadas para llevar los cálculos de los gastos de las recetas: “Mis cursos están pensados para emprender, no solo para cocinar. Aprender a hacer de eso un negocio real”, agrega.
El famoso curso de alfajores tiene un costo de $30.000 en su totalidad e incluye seis horas de videos con los recetarios. También ofrece otro de $18.000 para hacer lingotes de pastelería e incluye el recetario a $9000. Para que cualquiera pueda acceder a sus capacitaciones, cada tanto lanza descuentos de larga duración.
“El alfajor es el producto más explotado hoy en día. Muchos emprendedores crecieron gracias a mis cursos e incluso algunos participaron del Campeonato Mundial del Alfajor y ganaron”, dice con orgullo. Frente a la pregunta de por qué cree que los estudiantes la eligen, Camila responde: “Porque soy muy transparente, yo te voy a mostrar la parte linda y fea de emprender, los riesgos, beneficios y aprendizajes. También intento transmitir que la perseverancia es fundamental en todo esto”, comenta.
Emprender con lo bueno y con lo malo
Además de ser quien enseña, la joven es la responsable de todo el proceso técnico: graba sus propias clases, edita el material en la computadora, crea los contenidos de redes y responde consultas en una dedicación full time a su proyecto: “Lo hago todo yo, no me animo a delegar. A veces se vuelve pesado, pero me gusta tener el control del contenido y la calidad”, admite. Desde un pequeño taller en su casa de Rosario, cocina, graba, edita y gestiona su escuela online.
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Foto: gentileza Emprecocina.
Esa dedicación tuvo sus frutos: fue convocada para dar una masterclass en el Mundial del Alfajor en Buenos Aires y ya está invitada nuevamente para participar este año en la feria Caminos y Sabores, en el mes de julio. Para el futuro, proyecta abrir su propia escuela física en la ciudad. Mientras tanto, busca seguir formándose por lo que se inscribió en la Tecnicatura en Gastronomía para sumar nuevos aprendizajes: “Después de grabar, siempre regalo lo que cocino. A dónde voy, siempre llego con cosas ricas”, cuenta entre risas.