"El circo es la vida". La frase no suena una vez, es constante. No hay artista que no la lance dentro de un mundo distinto para el afuera, pero que tiene una enorme atracción para los que optaron por vivirlo. Es algo totalmente diferente a lo que está acostumbrado la persona "común", con incesantes viajes, acomodar la vida familiar cada pocas semanas y mudar todo lo que conlleva un circo. No es sólo una carpa y butacas, existen innumerables cosas para trasladar y cada traslado demanda tres o cuatro días como mínimo. "Esto no lo cambio por nada", sostuvo Gustavo Yovanovich, quinta generación de cirqueros y de origen serbio-yusgolava.
Uno de los puntos que se resalta en la vida en el Circo Mundial (está ubicado en avenida Francia y el Parque Scalabrini Ortiz) en la recorrida con La Capital mientras el lugar está oscuro, "descansando" hasta tomar vida, es que "estamos todo el día con nuestra familia. Eso es hermoso".
El día se inicia como en cualquier ámbito familiar, con las tareas domésticas en las casas rodantes -alrededor de treinta- que habita cada uno de los artistas, hay entrenamiento en diferentes depende de lo que realice cada uno de ellos y es indispensable "el gimnasio. Eso no se puede dejar de lado", más aún los acróbatas, trapecistas y motociclistas, entre otros.
Luisito Rodríguez es el enano carismático, uno de los payasos que levanta al público entre los diferentes actos. Y contó, pintado y vestido para la ocasión, que viene de familia circense, tercera generación, es uruguayo y que "trabajo desde chiquito, ja. Desde los dos años". En cuanto a los familiares de los diferentes artistas, "con la tecnología existente podés mantenerte en contacto, pero en otros tiempos te despedías y quizás no los veías más".
El amor y otras yerbas
¿Cómo es la vida amorosa para un artista o cualquier persona que transita sus días en un circo? "Como dicen los marineros, un amor en cada puerto, ja", bromeó Luisito con un carisma atrapante y que sin dudas logra seducir a los espectadores. Luisito contó que está separado, con hijos y su exmujer también pertenece al circo. "Estoy solo y abierto a las posibilidades, ja", bromeó el pequeño pero gran artista con una sonrisa eterna pintada en su rostro.
En todo esto siempre surge el pensamiento de si se gana el suficiente dinero y Gustavo no dudó: "Claro que se gana, no una enormidad pero alcanza para vivir". En cuanto a los chicos y la escolaridad, van a la escuela del lugar y tienen una libreta que les permite sumarse a otras cada vez que recorren distintos pueblos o ciudades. "Las amistades duran ese tiempo y quizás nunca más volvés a verlos. ¿Viaje de estudio de los chicos? Eso no existe para nosotros", sostuvo Gustavo, titular de la empresa, que durante las presentes vacaciones de invierno hay funciones de lunes a jueves, de 15 a 17.30, y de viernes a domingo tres por día: 15, 17.30 y 20.
Por supuesto que hubo un momento, como le sucedió a la mayoría de las personas, con el Covid que complicó absolutamente todo. El malabarista Mario Villalba recordó: "Los camiones fueron utilizados para llevar limones. En mi caso vendía en las esquinas, hacía malabares en los semáforos y trabajé en otras cosas. Cada uno se la rebuscaba con lo que sabía hacer, electricista u obras en construcción".
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Mario acompañó a este medio a recorrer cada lugar del circo, los camarines que utilizan y los innumerables trajes de las bailarinas y artistas. Es un mundo diferente que para la mirada externa puede resultar difícil vivir, pero hay un "algo" que logra seducir a algunos que no tienen nada que ver con este ámbito. "A mi mujer la conocí y pensé que íbamos a estar hasta que el circo cambiara de ciudad. Estaba estudiando para ser contadora. Se vino y hoy trabaja acá", contó Mario sobre una situación que es más común de lo que se piensa.
El circo como empresa
El circo es una empresa y, por lo tanto, los artistas tienen un sueldo. No todos son iguales ya que dependen de si se le otorga vivienda, es decir una casa rodante, o ya tiene una propia. Y se cobra por semana. Más allá de todo esto, hay algo concreto en este mundo. "Los problemas, los secretos o cualquier cosa que suceda están detrás del telón. Todo queda ahí", afirmó Luisito, quien aclaró: "Hay una frase que se repite en el teatro que es «el show debe continuar». Esa frase es del circo".
La existencia en un circo puede resultar compleja para la mirada ajena, aunque no lo es para las cerca de ochenta personas que la comparten en el Circo Mundial con más de cuarenta animales entre perros y gatos. Sin dudas que la intensa adrenalina, el compartir con el público y mostrar las diferentes capacidades de los artistas llenan el alma, algo que muchas veces no se consigue del todo en una vida, podría decirse, estable. "El circo es la vida. Es un mundo aparte", como resaltan hasta el cansancio. Y, sobre todo, hay un amor inmenso y lleno de sacrificios por el arte.