Solo el coraje de Newell's explica semejante victoria en Mendoza. Porque llegó al debut con múltiples contratiempos, la baja a último momento de Keylor Navas, Jherson Mosquera que se incorporó recién el jueves y un plantel que todavía se está armando. Ni siquiera tuvo a Cristian Fabbiani en el banco, por encontrarse expulsado. Todo tan cuesta arriba que hasta lo empezó perdiendo ante Independiente Rivadavia. Pero la entereza que expuso el equipo rojinegro hizo posible un triunfo que, por lo vivido, sirve es para gozar y mucho.
Contenida y expectante, la Lepra rosarina se dedicó a perseguir adversarios en el principio, sin conseguir interrumpir el circuito futbolístico de los mendocinos ni los lanzamientos cruzados que llegaban a su área. Sebastián Villa atacaba con peligro sobre la zona de Mosquera y Lollo. Arce preocupaba a Sosa.
Newell's logró adelantarse
Newell’s, parado 5-4-1 para defender, era inferior. No resultaba nada confiable lo que hacía. Lollo era una muestra de eso. La regaló en la salida, Villa alargó para Alex Arce y Barlasina achicó y tapó el tiro.
A partir del cuarto de hora, el conjunto de Alfredo Berti perdió juego y Newell’s se animó un poco. Avanzó más aunque nunca terminó de soltar a los futbolistas en ofensiva. Cocoliso González la sostenía, con poca compañía. Así y todo, cambió el panorama rojinegro.
Tuvo una llegada que nació en un quite de Martino cerca de su defensa y la corrida del mismo defensor que Maroni culminó con un remate débil.
Sotelo también inquietó con un derechazo que exigió a Centurión, tras un robo de Maroni, cuando a Villalba intentaba salir jugando.
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El gol que sacudió al rojinegro
Cuando el desarrollo estaba equilibrado, Newell’s recibió un golpazo, uno muy duro luego de una previa compleja. Independiente Rivadavia ingresó tocando por izquierda, Studer puso la cabeza sin marcas y a Barlasina se le fue la pelota, que le llegó a donde estaba parado, al fondo del arco.
Newell’s salió a jugar el segundo tiempo en desventaja y en unos pocos minutos tuvo el empate. Luciano Herrera amagó ante Luciano Gómez, se le fue y sin oposición le erró al arco. De inmediato, el mismo Herrera no tuvo espacio para patear y Centurión se lo desvió.
A partir de una mayor y mejor presión, sumado a la imprecisión de los volantes de Independiente Rivadavia, Newell’s fue hacia adelante y mejoró su imagen. Maroni se involucró en la generación, Herrera fue más agresivo y Martino se siguió proyectando. Tuvo la igualdad en dos cabezazos, de Cocoliso González y Lollo, que fueron interceptados por Centurión.
Independiente Rivadavia, que tenía problemas en el fondo, apostaba al adelantamiento de Newell’s para explotar los huecos. Llegó con un tiro de Gómez que pasó cerca y otro de Retamar que mandó al tiro de esquina Barlasina.
La reacción de Newell's
Newell’s rompió la línea de cinco. Ingresó Chiaverano por Sosa. Las circunstancias lo exigían. Y el cambio de postura y una mayor determinación resultaron beneficiosos. Carlos González, debajo del arco, consiguió el empate, invalidado al principio por posición adelantada y que se cobró luego de la revisión del VAR.
Con el 1 a 1, aparecieron los roces y la roja a Cardillo por una dura falta sobre Martino. Estaba para Newell’s. Y fue por el triunfo. Centurión desvió una entrada solitaria de Chiaverano, pero nada pudo hacer ante el tiro rasante de Banega, luego de que se la cruzó perfecto Maroni. Gol y delirio rojinegro.