Gonzalo Heredia es actor y escritor. Si bien se dio a conocer primero como intérprete en televisión, teatro y cine, en los últimos años canalizó su deseo profundo de contar historias también en la literatura. Ávido lector, conductor del ciclo “Entre libros” en Blender, autor de tres novelas y una obra de teatro, estuvo esta semana en Rosario para presentar “Extranjera”, su más reciente libro, publicado por Lumen.
Acompañado por la rosarina Romina Tamburello, también actriz y escritora, Gonzalo estuvo el miércoles por la tarde en la librería Gato eterno para compartir el proceso detrás de su tercera novela (después de ‘Construcción de la mentira’ de 2018 y ‘El punto de no retorno’ de 2021, ambas editadas por Alto Pogo), en la que indaga en la construcción de un linaje familiar, inspirado en su propia biografía.
“Extranjera” se estructura a partir de dos voces femeninas, situadas en dos temporalidades diferentes: por un lado, Emma narra en primera persona su llegada a Argentina como migrante siria; por otro, Eleonora, su nieta, narrada en tercera persona, lucha con dificultades en los vínculos y alcoholismo. Además del árbol genealógico, ambas comparten una extranjería, una sensación de no pertenecer, una distancia insondable con lo que los rodea.
Heredia elabora con eficacia y minucia esas vidas paralelas e interrelacionadas, y las encuentra al borde de una cama de hospital (en la que la abuela pasa sus últimos días con la visita de la nieta), metiéndose en la espesura de la pregunta por aquella parte de la identidad que se hereda, que se impone en la subjetividad como un legado.
Durante su visita a la ciudad, la primera en como escritor, Gonzalo habló con La Capital y compartió detalles del libro, de la construcción de las voces protagonistas y de la extranjería que propone el ejercicio de escritura:
Más allá de la trama de la novela, ¿sentís que hay algo de extranjerización en el proceso de escritura?
Está buena la unión, el puente que hacés entre las dos cosas. Creo que sí, que hay algo de despersonalización. Primero hay que saber lo que uno quiere contar, qué historia, desde qué punto de vista, qué tipo de personajes, con qué tono. Hay una serie de preguntas y después creo que sí, y en este libro un poco más, una despersonalización total. Un desmarcarse del vos, o del yo en este caso, y construir estas voces femeninas, en este universo femenino y en estas temporalidades diferentes, que a la vez son el pasado y el presente de un mismo lugar. Hay ciertos lugares propios, íntimos, en los que uno se puede parar para construir, pero siempre que termina atravesado por la ficción.
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La novela nace de una pregunta por la identidad propia, y con la historia de la migración de tu abuela en un barco, que de hecho aparece en el libro. Es una escena espectacular, que parece escrita para una ficción.
Mi abuela falleció hace un par de años y nunca tuve la relación que me he hubiese gustado tener, debo confesar. En el momento en que ella estaba internada después de un ACV, le pregunté a mi papá qué recuerdos tenía de ella y qué sabía sobre todo de cómo había llegado. Él me dijo que lo que sabía se lo habían contado, porque estas son historias que se van contando de generación en generación y se van deformando, se van ficcionalizando a través del paso del tiempo. Él me cuenta que supuestamente mi abuela había con sus padres desde Siria en un barco rumbo a Brasil, y cuando estaban llegando a la costa de Brasil, había una sudestada en el Río de la Plata y para aligerar peso los tripulantes tuvieron que tirar a los inmigrantes en la primera orilla que encontraron. Esa orilla terminó siendo Argentina, un país que no conocían para nada. Terminaron desembarcando acá un poco por desesperación, un poco por supervivencia, y así fue como en teoría se empezó a construir un linaje familiar. A mí hay algo de eso que me gusta. Me gusta mucho indagar en las raíces, en cómo se construye un linaje familiar, cómo ese árbol empieza a germinar.
Aparece la relación casi inescindible entre la búsqueda por la identidad y la cuestión del relato. Hay algo de que te tienen contar tu historia.
En otras notas, a través de preguntas y respuestas, y también a través de reflexiones, concluí que de alguna forma "Extranjera" es un poco esa reconstrucción propia de identidad. Es una especie de relato familiar que no tuve, que desconocía o desconozco, que de alguna forma inventé también. En esa invención hay algo también de una búsqueda de una voz que nunca estuvo, y creo que para eso también sirve la ficción, y el hecho de contar historias.
El puntapié inicial de esta novela, esa historia del barco, apareció en la pandemia y después tuviste un proceso largo de trabajo. ¿Podés ubicar algunos momentos clave en la construcción de estas voces?
La novela tuvo dos partes. La primera parte empezó en ese 2020 y estuve un año o dos con esta escena del barco, y un par de escenas más. No encontraba el tono, no encontraba la forma, y no encontraba qué quería contar y cómo. No sabía si era una novela, un cuento, o simplemente un relato. Había algo de esa búsqueda que no aparecía. En el medio escribí una obra de teatro que se llama "Cómo provocar un incendio", y que también habla sobre la familia, la herencia y demás. Además de la escritura de la obra, estuvo la búsqueda de la directora, la búsqueda del elenco, los ensayos, y después las funciones, la temporada. Todo eso estuvo en el medio de la escritura de "Extranjera". Cuando volví a reencontrarme con lo que terminó siendo la novela, volví totalmente atravesado por todo ese proceso. Ahí empezó a aparecer un universo femenino del que intuía que la novela estaba hecha. Aparecieron las voces. Primero apareció la de Emma, esta inmigrante siria, también a través de un acopio de lecturas y demás, pero apareció contundentemente. A partir de eso, encontré el tono y se desarrolló la escritura.
¿Hubo algunas lecturas en particular que iluminaron la búsqueda de las voces, el tono y el paisaje de la novela?
Sí, no concibo el acto de escribir si no es leyendo. Todo puntapié inicial de una idea es a través de una lectura. Leí desde Héctor Tizón hasta Hebe Uhart, he pasado por todos esos universos que yo intuía que estaban en la novela. Pero fue puntualmente cuando conocí a la escritora May Sarton, que creo que nació en Bélgica pero se crio en Estados Unidos, y ella habla mucho sobre la naturaleza y su escritura. Hay un libro que se llama "Anhelo de raíces" en el que ella narra su cotidiano, su casa, con sus plantas, con su escritura, con su escritora también. Había algo de esa intimidad, de esa profundidad, esa honestidad, que me gustaba que tuviera Emma. A partir de eso, se construyó en sí mismo el personaje.
Conducís también un ciclo en Blender, "Entre libros", en el que entrevistás a escritores y no escritores a partir de sus lecturas. ¿Qué sentís que permite indagar en los mundos de esas personas a través de sus lecturas?
La verdad que me considero un cholulo literario, sinceramente. Lo re confieso, no tengo problema. Hay algo que me pasa, y que también me pasaba en "Notas al pie", un programa de radio que hacíamos con Ana Correa en Radio Con Vos, que es tener la oportunidad de leer un libro y después de entrevistar al escritor o escritora y preguntarle cómo lo hizo. A mí eso es algo que me gusta, la cocina. Cómo cuentan las personas que nos cuentan historias, cómo construyen esa historia, cuál es el inicio de eso, si es una idea, una sensación. Desde ese lugar, son muy genuinas las preguntas y muy genuina la curiosidad de querer saber. También porque creo que la mayoría lee mucho y uno se siente de cierta forma par. Hay algo como que te reconocés, te olés, te sentís igual. Hay algo de esa obsesión, de esa búsqueda en las lecturas cotidianas, que te hace sentir afín. Hay voces narrativas que te atraviesan por completo y te permiten iluminar zonas de vos mismo que eran desconocidas hasta ese momento. Hay algo de eso que es tan profundo y tan único, que hace que uno lo necesite.
¿Qué vínculo tenés con el paisaje literario rosarino y qué significa para vos venir a presentar un libro acá?
Yo conocía a la Rosario un poco más teatrera, de venir a presentar los espectáculos y demás. Pero hay algo de la Rosario literaria que es muy histórica. Venir acá con mi novela es algo que hago por primera vez. Nunca lo había hecho por fuera de Buenos Aires y es muy hermoso en ese sentido. Porque cada esquina tiene historia literaria y mínimamente ser parte de eso, momentáneamente, me hace sentir muy bien.
¿Tenés idea, intuiciones de por dónde seguir escribiendo? ¿Hay algo ya en camino?
Es medio mentira lo de la página en blanco. Siempre hay retazos y cosas. Y sí hay algo que estoy escribiendo, tengo un par de páginas. Ahora estoy en etapa de acopio de lectura, para encontrar el tono. Estoy leyendo a un escritor que se llama Carlos Bernateq, que estuvo mucho en Santa Fe, porque hay algo en su tono, en sus novelas, en sus personajes, que me parece fantástico. También estoy ensayando una obra de teatro, que es la adaptación de una película que se llama "Coherence". Hice la adaptación y la estamos ensayando para estrenar en el Multiteatro en julio.