En el extremo suroeste santafesino, un centro de día se convirtió en un faro de esperanza y dignidad para personas con discapacidad intelectual. Magdalena Ottonelli, directora del Centro Integral de Atención a la Discapacidad (Ciad), abrió las puertas de esta institución que, desde hace ocho años, trabaja incansablemente para ofrecer oportunidades laborales a sus participantes.
El Ciad de Rufino no solo se dedica a la formación ocupacional, sino que desarrolló tres emprendimientos que permiten a sus miembros integrarse plenamente en la sociedad. “Tenemos un emprendimiento de estampados, otro de kioscos saludables y uno de construcción de bolardos de hormigón”, explicó Ottonelli a La Capital. Cada uno de estos proyectos no solo genera ingresos para los participantes, sino que también les brinda la oportunidad de desarrollar habilidades y autonomía.
El emprendimiento de kioscos saludables, por ejemplo, se basa en la producción de alimentos que se venden en las escuelas locales. “Los chicos producen budines y pepas de harina integral, que luego se venden en los kioscos escolares”, detalló Ottonelli. Este proyecto no solo promueve una alimentación saludable, sino que también crea un mercado para los productos elaborados por personas con discapacidad.
El Ciad cuenta con un equipo de profesionales que incluye terapistas ocupacionales, psicopedagogas y licenciadas en ciencias de la educación, quienes brindan el apoyo necesario para que los participantes puedan desarrollar sus actividades de manera independiente. “Nuestro objetivo es que los chicos sean lo más autónomos posible y participen en todo el proceso productivo”, afirmó Ottonelli.
La inclusión laboral es un desafío constante, pero en Rufino, el Ciad demostró que, con creatividad y compromiso, es posible transformar vidas. “Queremos que la gente vea que las personas con discapacidad pueden trabajar y ser parte activa de la comunidad”, concluye Ottonelli.
Con municipios y comunas
La institución, reconocida en la región por su sigla, es una sociedad de responsabilidad limitada que trabaja en conjunto con varios municipios y comunas, incluyendo Rufino, Sancti Spiritu, Amenabar y Lazzarino. La institución, que cumple ocho años este año, ha orientado sus esfuerzos hacia la formación laboral y ocupacional desde octubre de 2023. “Nos enfocamos en la formación laboral, ocupacional, acompañando a personas con discapacidad intelectual en empleos formales o emprendimientos”, explicó Ottonelli.
La entidad capta a jóvenes con discapacidad intelectual, desde los 18 hasta los 40 años, cumpliendo la función de recepcionar a los chicos que salen de escuelas especiales. “Después de la escuela especial, los chicos pasan por una formación integral similar al secundario y luego deben hacer terapia individual o van a un centro de día o a instituciones similares”, comentó Ottonelli y afirmó que “en Rufino y en todo el país, el recorrido de una persona con discapacidad sigue este patrón”.
La jornada en el Ciad implica distribuir la dedicación entre los tres emprendimientos y, en ese esquema, los beneficios económicos se destinan a quienes participan. La institución realiza la inversión inicial para los materiales necesarios y los profesionales brindan el acompañamiento para que los participantes puedan desenvolverse de manera independiente. “Actualmente tenemos tres emprendimientos: estampados de remeras e indumentaria, realización de suvenires, y kioscos saludables”, detalló Ottonelli.
Venta en escuelas
El emprendimiento de kioscos saludables, el más antiguo, se basa en la ley de etiquetado que prohíbe la venta de alimentos con sellos en las escuelas. “Nosotros producimos budines y pepas de harina integral, que se venden en las instituciones educativas de Rufino”, explicó Ottonelli. Este proyecto generó una clientela fija de padres que compran los productos semanalmente.
El tercer emprendimiento, la construcción de bolardos de hormigón, surgió a partir de la necesidad de la Municipalidad de Rufino de cambiar los pivotes en el área céntrica. “Actualmente estamos trabajando en nuestro primer pedido de 50 bolardos”, detalló Ottonelli y adelantó que desde la institución se buscará expandir este proyecto comunicándose con los secretarios de obra pública de diferentes localidades de la región
En las actividades que se proponen desde la institución participan alrededor de 30 personas, distribuidos en los diferentes emprendimientos. “En el proyecto de bolardos se involucraron cuatro jóvenes, en el de estampados diez, y en el de kioscos saludables otros diez”, detalló la directora. Los participantes se encargan de todas las tareas, desde la producción hasta la administración y cobranza. “Actuamos como puente, supervisando y realizando las adaptaciones necesarias para que ellos puedan desarrollar las actividades”, explicó Ottonelli.
El equipo de profesionales del Ciad incluye dos terapistas ocupacionales, una psicopedagoga, una licenciada en ciencias de la educación, dos psicólogas y una profesora en bellas artes con experiencia en construcción en seco. “La profesora que acompaña el proyecto de bolardos, tiene experiencia en construcción en seco”, comentó la directora.
Referencia directa
La comercialización de los productos se realiza en colaboración con el municipio. “Ellos recogen los bolardos y luego les paga a los chicos. Siempre pedimos que intenten referirse a ellos directamente”, explicó Ottonelli, ya que los chicos participan en todo el proceso, desde la producción hasta la entrega y cobranza, aprendiendo a administrar el dinero generado.
El Ciad también cuenta con redes sociales donde se publican las actividades y emprendimientos. “Tenemos dos perfiles, uno institucional y otro de los emprendimientos, donde cargamos todo lo que hacemos”, comentó Ottonelli.
La jornada laboral varía según el emprendimiento. “En el proyecto de bolardos, los chicos trabajan dos veces por semana, unas cinco horas en total. La idea es que con el primer pago puedan comprar más moldes para aumentar la producción”, se entusiasmó la directora.
Familias involucradas
La inclusión laboral transformó la vida de los participantes del grupo. “El centro de día cambió increíblemente desde que se les propuso trabajar. Las familias se involucraron más y los chicos tienen ganas de ir todos los días”, dijo Ottonelli. La institución también acompaña a chicos que fueron contratados en empleos formales, como en la comuna de Sancti Spiritu, donde un chico trabaja en un cargo administrativo.
El Ciad busca que las personas con discapacidad puedan competir en el mercado laboral, asumiendo la dignidad del riesgo. “Los chicos usan herramientas como amoladoras y estampadoras, asumiendo riesgos y sumando experiencias laborales dignas”, explicó Ottonelli. La institución también trabaja en la concientización de las empresas locales para que contraten a personas con discapacidad.
Según la directora, el Ciad tiene como objetivo fortalecer los tres emprendimientos actuales y expandirlos a otras localidades. “Queremos sumar un plotter para el emprendimiento de estampados y herramientas para el de kioscos saludables y así aumentar las capacidades”, comentó Ottonelli. Al tiempo, la institución busca generar conciencia sobre la importancia de consumir productos elaborados por personas con discapacidad.
En un mundo donde la inclusión aún es una meta por alcanzar, el Ciad de Rufino se erige como un ejemplo de cómo la dignidad y el trabajo pueden ir de la mano y ofrecer a sus participantes no solo un empleo, sino una vida plena y con contención.
La mirada oficial
Para el intendente de Rufino, Abel Natalio Lattanzi, “en una comunidad como la nuestra es muy importante tener instituciones como el Ciad, como otras asociaciones privadas o semipúblicas que hacen prestaciones en salud y discapacidad. Por eso es que siempre estuvimos a la par y acompañamos articuladamente las acciones para facilitar entre lo público y lo privado sus acciones. Para nuestra comunidad da un servicio y una prestación muy valiosa ya que hay gente que tendría que recorrer muchos kilómetros para hacerse atender”.
“Después, realizan una inmensa tarea de contención, apoyo, aprendizaje e integración, que trabajamos en conjunto. Nuestra mirada es esa y tratamos de acompañarlos porque cubren áreas que no alcanza el Estado”, concluyó el intendente.
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