Una larga fila rodea el salón Metropolitano de Rosario que espera para ver a Lali Espósito. Una Lali distinta habita en cada uno de sus fans. Algunos dicen quererla por su música. Otros por su personalidad. Por su trayectoria. Por su forma de pensar y expresarse. Son muchas las razones que reúne a este público, que van desde niñas pequeñas con sus mamás hasta adultos que la siguen desde Rincón de Luz.
En sus fans no faltan los brillos, los outfits arriesgados, y por supuesto, como no podía ser de otra manera, los colores del orgullo. Es que la artista representa diversidad y apertura, y eso sin duda se refleja en cómo asisten al show y las banderas que levantan.
El fenómeno de Lali, ese que hace que haya agotado tres estadios Vélez, tiene varias razones. Pero una de ellas, explicado por varios de sus fans que la esperaban este sábado en Rosario, tiene que ver con su valentía a la hora de pronunciar sus ideas, con la personalidad y la autenticidad que demostró en responder críticas.
“Lo que más me gusta de Lali es que es auténtica y no es tibia frente a ningún tema”, cuenta un seguidor con una remera que lleva el nombre del disco. No hay dudas de que su público valora su voz, y no se trata únicamente de la voz que suena arriba del escenario.
En la previa al show, con un salón que se iba llenando de a poco ya se podía oír algunos canticos como “el que no salta votó a Milei”. Un claro indicio de que la banca a la artista no es sólo musical, sino que trasciende y su lucha se vuelve parte de la comunidad que la sigue.
“Lali, Lali, Lali”, corea el público y ella aparece. Da inicio a su fiesta con “Lokura”, uno de los temas de su último disco, y todos, efectivamente, enloquecen.
Lali está dispuesta a ser una mujer que traspasa: saca su lado más sensual acompañada por un vestuario y bailarines que arrollan en el escenario. Toca varias canciones seguidas, hasta que hace un parate para dar la bienvenida a su show y deja en claro que quiere que todos estén lo suficientemente presentes como para disfrutarlo tanto como lo hace ella.
Lo goza en cada momento y eso lo hace notar. La cantante no sólo toca temas de su disco actual sino que trae joyitas de discos anteriores como “Disciplina”, “Comprame un brillito”, “Obsesión”, “N5”.
En un espectáculo de más de dos horas repasa varias canciones de álbumes que la han llevado al éxito al mismo tiempo que interpreta piezas de su último disco. Con una fuerza que deja impactado a todos, parece que a Lali nunca se le descarga la batería ya que en todo momento sus canciones van acompañadas de coreografías exigentes y varios cambios de vestuarios.
Hay momentos en donde toda esa energía se aquieta para dar lugar a minutos más íntimos, como cuando canta “Héroe” un tema que contó que la hizo para un amigo y que es una de las más coreadas de su nuevo álbum. “Ego”, que es una especie de himno de Lali, es entonado a todo pulmón por todo el salón Metropolitano. E incluso ella se anima a cantar “a capella” con todos los fans auspiciando de coro.
A lo largo de todo su despliegue artístico demuestra que en el escenario se transforma en las mil Lalis que sus fans siguen y adoran. La sensual, la energética, la sensible, la carismática. Todas sus facetas recorren las dos horas de show que brinda.
Pero sin lugar a dudas el momento más esperado, sabido por ella misma ya que así lo menciona, es en su cierre en donde interpreta algo que ya es un himno con trascendencia política. Para “Fanático” hay un ritual aparte. Se prepara todo para que suene y retumbe.
Cuando la artista comienza a entonar la canción el público explota, y se reserva para el estribillo una marea de saltos y arengas. Y es en ese momento en donde se ve más claro que nunca que es una cantante valorada en todos sus aspectos: su música, pero por sobre todo, la valentía de posicionarse, algo que su público evidentemente valora y también lo transforma en su propia batalla cultural.
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