El Trébol (Enviado especial).— Finalmente, y luego de tres semanas de
intensas investigaciones, se esclareció el crimen del trebolense Alberto Burdisso, el hombre de 60
años que estuvo desaparecido por 20 días y cuyo cadáver fue encontrado en un pozo la semana pasada.
Gisela Córdoba, Gabriel Córdoba —su hermano— Juan Huck y Marcos Brochero quedaron a
disposición de la Justicia imputados por homicidio calificado.
El móvil, según fuentes tribunalicias, podría ser que Burdisso habría sido
obligado a firmar un documento por el que dejaba la casa que habitaba a nombre de Córdoba, y que al
negarse decidieron matarlo. Luego de barajar distintas hipótesis, el juez penal Eladio García,
quien dirigió la investigación, resolvió imputar a los cuatro sospechosos y seguir con las acciones
judiciales.
En la investigación trabajó además el comisario de la Unidad Regional XVIII,
Jorge Gómez, quien movilizó a la sección Criminalística de Rosario y Santa Fe, la división perros,
que participó de la búsqueda del cadáver, y por último la Tropa de Operaciones Especiales
(TOE).
Burdisso se habría rodeado de una serie de marginales, muchos de ellos con
antecedentes penales, quienes lo entornaron para obtener réditos de una indemnización de más de 200
mil pesos a la que había accedido como reconocimiento por la desaparición de una hermana en el año
1977.
Al parecer Córdoba mantenía una relación con Huck al mismo tiempo que se decía
novia de Burdisso. Huck y Córdoba habrían llevado mediante engaños a la víctima hasta el pozo en el
que fue encontrado. Luego Brochero, pareja oficial de Córdoba, habría ocultado el cadáver.
La desaparición. La desaparición de Alberto José Burdisso conmocionó desde el
primer momento a la sociedad de El Trébol. El hombre, empleado del Club Trebolense de esa
localidad, faltó al trabajo el 2 de junio, un hecho que llamó la atención de sus compañeros. En el
patio de su casa encontraron su bicicleta tirada y a su perro. También se halló su tarjeta de
débito retenida en el cajero automático del Banco Nación, que la había "tragado" el sábado
anterior.
Burdisso tenía 60 años y vivía solo en su casa de calle Corrientes al 400, a
cuatro cuadras del club. No tenía familiares directos ya que su hermana había desaparecido en la
época de la dictadura militar. Por esa pérdida, Burdi, como lo conocían sus compañeros, cobró hace
dos años una indemnización del Estado de 240 mil pesos. Con ese dinero compró una casa (la que le
habrían querido sacar), un auto, moto y otros bienes muebles. Además, y según se comentó
insistentemente durante los días en que permaneció desparecido, gastaba también su dinero en
compañeras eventuales.
Reclamo del pueblo. La preocupación y las conjeturas sobre su desaparición
fueron in crescendo entre sus allegados, que pronto comenzaron a exigir el esclarecimiento del
caso. Tanto creció este reclamo que el lunes 16 de junio, 15 días después de la desaparición, se
organizó una manifestación para pedir que se profundizara la investigación y se diera con el
paradero del vecino.
En esa oportunidad, cerca de un millar de personas se dieron cita en la plaza
central y firmaron un petitorio para solicitar al juez García que no se investigara sólo por
averiguación de paradero.
El hallazgo. Finalmente, el cuerpo apareció sin vida el 20 de este mes. Fue en
un pozo de agua en una vivienda rural en ruinas, a unos siete kilómetros al noreste del casco
urbano. Fue alrededor de las 10, cuando luego de tres horas de búsqueda un escuadrón de Bomberos
Voluntarios descubrió un cuerpo en avanzado estado de descomposición que estaba en el fondo del
pozo de agua, actualmente seco.
Tal cual lo publicó LaCapital en su edición del 21, el cuerpo estaba tapado con
escombros, chapas y ramas, por lo que se descartó un suicidio o un accidente.
Los investigadores llegaron al lugar luego de una llamada de un cazador, quien
denunció el día anterior que había detectado un fuerte olor en la zona del pozo. Cuando retiraron
el cadáver (trabajo que debió hacerse con poleas y un trípode) verificaron que tenía puesta una
camisa del club. Y algunas características del cuerpo, como una gran cicatriz en el torso, hicieron
presumir que se trataba del desaparecido. No obstante, esto se ratificó un día después, cuando el
cuerpo fue sometido a autopsia.
Tirado vivo. El estudio del cuerpo sin vida, que se hizo en la ciudad de Santa
Fe, determinó que el hombre había sufrido un principio de asfixia y fuertes golpes en la cabeza,
pero que murió dentro del pozo.
Burdisso fue sepultado el domingo pasado. Sus restos fueron acompañados por un
cortejo de unas 20 cuadras y pasó por la sede del club donde trabajaba. Fue a la tarde.
Previamente, hubo un responso en la parroquia San Lorenzo Mártir.
La inminente detención de una serie de sospechosos se conoció en forma
inmediata. El miércoles ya había ocho detenidos. Pero finalmente fueron cuatro los imputados,
quienes quedaron a disposición de la Justicia.
Presumen que quisieron obligarlo a entregar la casa y lo mataron tras su
negativa
Crédulo
Quienes lo conocieron sostienen en general que Burdisso era un hombre retraído e
inocente que creyó cada una de las argucias con la que fue engañado por Córdoba. Tan así es que el
imputado Marcos Brochero, oriundo de Cañada Rosquín, era pareja de Córdoba y Burdisso suponía que
eran hermanos.