A pocos días de la elección a concejal de Rosario, los distintos candidatos afinan su estrategia para potenciar la posibilidad de que el veredicto de las urnas los deposite en una banca en el Palacio Vasallo. Uno de ellos es Roberto Sukerman, de ADN peronista, pero que en estos comicios decidió ir por fuera de la sigla partidaria y lleva pegado su nombre a la boleta de Partido País (Política Abierta para la Integridad Social). El exjefe de la Ansés sostiene que tanto el gobernador Maximiliano Pullaro como el intendente Pablo Javkin hacen silencio frente al modelo de “crueldad” que propone el presidente Javier Milei. Si bien diferenció algunos perfiles programáticos, dijo que hay un hilo conductor que los une: la antipatía hacia el Partido Justicialista (PJ).
“Lo que realmente une a Milei, Javkin y Pullaro es el antiperonismo”, aseguró en una entrevista con La Capital. Asimismo, se mostró como el único candidato genuinamente peronista, dentro de un menú de opciones donde también están identificados con ese espacio Juan Monteverde y Lisandro Cavatorta.
Tenemos una expectativa muy grande. Recorrimos con el equipo toda la ciudad. Hicimos dos barrios por día. Me muevo por la ciudad en bicicleta, así que tengo la proximidad máxima que se puede tener. Incluso mi número de teléfono está en todos los carteles y volantes que entregamos personalmente. Igual que en mis redes sociales. Tengo un contacto permanente con todos los vecinos y vecinas que me escriben directamente a mí. Hace 17 años que arranqué mi carrera política, primero como jefe de la Ansés, después fui concejal y candidato a intendente. La gente sabe quién soy, me conoce, por lo tanto no necesito intermediarios ni carta de presentación. Así que las expectativas para el domingo son muy buenas. Además, en la primaria de abril hice campaña a constituyente, no a concejal, y sacamos 20 mil votos. Así que ahora, focalizados únicamente en esta campaña, estamos seguros que vamos a hacer una excelente elección.
¿Qué proyectos va a impulsar en caso de acceder nuevamente a una banca en el Concejo?
Fui concejal por primera vez en 2011, así que tengo biblioratos (archivos) de mi trabajo. Tengo proyectos sobre todos los temas de la ciudad, porque además fui tres veces candidato a intendente. No hay temas de la ciudad que no haya tratado. Muchos de ellos están publicados en mi página web. Lo que tengo en realidad son planes de gobierno, no un proyecto puntual que quiero tratar. Tengo una idea integral de la ciudad, de la región y de la provincia. Pero, en este caso, no es menor tener un proyecto de gobierno, no solamente de Rosario sino de su área metropolitana. Porque, además, ahora se va a discutir la autonomía de Rosario y la carta orgánica de la ciudad. Pensar a Rosario como una isla es un error. Hace ya mucho tiempo que debió ser pensada integralmente y no pasó. Rosario expulsó a los rosarinos, expulsó a las industrias. Eso fue muy dañino porque Rosario perdió trabajadores calificados y entonces se precarizó más el trabajo en la ciudad. Por otro lado, expulsó a los rosarinos porque no se pudo avanzar en una buena calidad de vida en la periferia. Ya no es que en Rosario hay dos ciudades, tanto en el centro como en los barrios hay gente que vive mal. Todo se ha deteriorado y la brecha se fue agrandando: el que vivía mal, cada vez vive peor. Ese grado de desigualdad tiene un correlato en el delito, en la violencia y en la marginalidad.
Tanto el gobernador, que intenta apuntalar a la candidata oficialista, como el intendente hacen campaña con la mejora en la baja de los índices de criminalidad. ¿No cree que eso sea así?
Lo que veo es que, sobre eso, se monta un discurso. Tenés el extremo de la ministra de Seguridad Nacional, Patricia Bullrich, quien hace campaña con el Plan Bandera exagerando absolutamente todo. Como si Rosario era lo peor que había en el planeta y ahora es lo mejor. No era verdad lo que decía antes y no es verdad lo que dice ahora. Han mejorado los índices de homicidios y de violencia, pero claramente siguen siendo altos. Todos los días hay asesinatos, y no solamente en la periferia. Vas a los barrios y los propios vecinos te señalen dónde hay un búnker de droga. No es que se desarmó el narcomenudeo y la guerra entre bandas sigue.
¿Y por qué entonces el rosarino tiene otra sensación?
Porque está claro que han mejorado los números. Pero, si bien Pullaro y Javkin hacen un discurso montándose sobre esa mejora, son más cautelosos de lo que es Bullrich. Son conscientes de que es un hilo muy delgado que en cualquier momento se puede cortar y que la situación se puede desbordar. He trabajado mucho el tema de la seguridad y uno cuando recorre los barrios escucha denuncias sobre los abusos policiales. Es algo que se repite, no es una confabulación. Eso lo hemos visto en otros tipos de denuncias y hasta en las cárceles. Acá también hay que trazar un límite. Apoyamos toda mejora, pero queremos una seguridad democrática. No queremos lo que hace Bullrich dándole carta blanca a la policía. Y no queremos que Pullaro le dé carta blanca a la policía provincial. Hay agentes que son narcopolicías y, además, tenemos condenas a policías por mal manejo de los recursos de la fuerza. No digo que sea sencillo, pero no está saneada la política santafesina. Por eso pongo la alerta en la policía y en la violencia institucional.
¿No cree que ese discurso de corte garantista no penetra mucho en la sociedad?
Sí, y ahí hay una responsabilidad de los sectores progresistas porque siempre tuvieron prejuicios en materia de seguridad y le regalaron la seguridad a la derecha, a Bullrich. En vez de fortalecer el discurso y la acción de una seguridad democrática. Una seguridad donde intervenga la policía, la Justicia y el Servicio Penitenciario haciendo lo que tienen que hacer, con firmeza pero dentro de las reglas de la Constitución, la democracia y las leyes, sin violar los derechos humanos. En mi caso, nunca tuve prejuicios. Es más: propuse crear la Policía Municipal. Pero insisto, si no nos ocupamos de la seguridad dentro del marco de la Constitución y las leyes, viene la derecha a ocupar todo el espacio y a hacer barbaridades. Es una obligación de los sectores progresistas llevar a delante una política de seguridad que responda a la población. Seas de izquierda o de derecha, querés caminar seguro por las calles. El garantismo no es la puerta giratoria ni que no haya condenas ni cárceles, significa cumplir con las leyes.
Una de sus consignas de campaña es que, frente al modelo de crueldad que propone Milei, tanto Pullaro como Javkin miran para otro lado y se volcaron a la derecha...
Si bien no puedo afirmar que son lo mismo, hay determinados rasgos donde Pullaro y Javkin se sienten cómodos y son absolutamente cómplices de las políticas que lleva adelante el presidente. Primero, porque sus legisladores le votan a Milei todo en el Congreso y. por otro, no defienden a Rosario ni a la provincia como deberían hacer. Si hablamos de seguridad, la provincia muchas veces hizo publicidad en el modelo Bukele. Por otro lado, en el tema transporte, Milei eliminó los subsidios a todo el país menos a la Capital Federal y el gran Buenos Aires, y Javkin no hizo nada. Yo fui a la Justicia federal defendiendo a vecinos para que condene al Estado nacional por esa quita, y estamos tramitando ese amparo colectivo. Entonces, el intendente termina aumentando el boleto porque se queda sin esa parte del subsidio. En obra pública, lo mismo. Milei dijo que no hará más obras, por lo que hoy no podés hacer urbanizaciones sin esa plata. Ahí tampoco vemos al intendente reclamando. Pullaro dice que para él es importante la obra pública, pero ahora la pagamos dos veces: porque aportamos al Estado nacional y no la devuelve en obras y el gobernador pide autorización para endeudarse en 1.000 millones de pesos en crédito para obra pública.
¿A qué atribuye esa cierta timidez del intendente en sus reclamos a la Nación?
Si bien hay una responsabilidad institucional en el sentido de que el intendente y el gobernador no pueden estar todos los días tirándole piedras al presidente, creo que hay que juntar más músculo para hacerle cambiar de posición.
Ellos creen que tienen votos cruzados con los que apoyan a La Libertad Avanza.
Pero Monteverde también tiene votos cruzados con Milei. En los barrios donde en 2023 ganó Monteverde, después ganó Milei. Eso tiene que ver con estrategias de tratar de no lastimarse mutuamente y de cuidar un electorado que puede votar distintas cosas en distintos momentos. Lo que cuestiono es que, frente a los ataques y las posiciones antidemocráticas de Milei, tanto Javkin como Pullaro hacen silencio. Ambos tienen en sus despachos fotos con el pelo largo abrazados con Raúl Alfonsín. Y hoy Alfonsín estaría defendiendo a Cristina Kirchner, porque la condena y proscripción a la expresidenta es un atentado a la democracia. Mauricio Macri debería estar preso hace años, porque junto a su familia defraudaron al Estado y fueron responsables de la mayor deuda externa argentina de la historia. Si habría una Justicia independiente, estarían en prisión, pero hoy están gobernando y tomando decisiones. Lo que realmente une a Milei, Javkin y Pullaro es el antiperonismo. Otro punto de similitud es el maltrato a los empleados públicos. Milei lo hace en la Nación, Pullaro en la provincia y Javkin en la Municipalidad de Rosario. Ante cada acción gremial, los aprietan como nunca ocurrió en democracia. Les hacen sumarios, pérdida de presentismo.
En estas elecciones hay tres listas con candidatos identificados con el peronismo, como Monteverde, (Lisandro) Cavatorta y Sukerman. ¿Por qué esa porción de electorado lo tiene que votar a usted?
De esas opciones, el único que tiene una tradición en el peronismo soy yo. Monteverde tiene su propio partido, Ciudad Futura, así que queda claro que represento al peronismo. Y eso quedó claro con lo que ocurrió con Cristina. Salí muy fuertemente a bancar a la expresidenta y otros no lo hicieron por especulación electoral. Creo que, cuando uno es peronista, lo es en las buenas y en las malas, con aplausos y huevazos, cuando estás en la cresta de la ola o te persiguen y proscriben.