Después de que el peronismo mordiera el polvo en las elecciones, y tras una interna que amenazó con volar por los aires el armado de unidad que viene montando con paciencia desde hace cinco años, el presidente del PJ santafesino, Ricardo Olivera, se preparaba para que la reunión del consejo ejecutivo del partido fuera picante. Y, sin embargo, no fue así.
“La reunión fue más tranquila de lo que esperaba, pensé que iba a haber quilombo, pase de facturas y nada que ver. Si bien hubo mucha catarsis, se habló mucho en positivo y para adelante”, dijo Olivera a La Capital.
En el encuentro, que se hizo por Zoom y se extendió desde las 9 de la mañana hasta el mediodía. A su turno, los dirigentes repasaron los resultados electorales y abundaron los relatos de situaciones particulares de cada departamento.
De todos modos, todos pintaron el mismo diagnóstico. “Faltó territorialidad”, reconoció el presidente del PJ. Traducido: faltó patear los barrios, hablar con los votantes históricos del peronismo -muchos de los cuales pegaron el faltazo tanto en las Paso como en las generales- y convencerlos para que metan la boleta del Frente de Todos en la urna.
Pese a que el peronismo recuperó 58 comunas, el mapa general es inquietante para el PJ. De los 19 departamentos de la provincia, en las elecciones para cargos nacionales el Frente de Todos sólo ganó en tres: Rosario, San Lorenzo y Garay.
Si bien se trató de elecciones legislativas y para las ejecutivas faltan todavía dos años, los 32 puntos que cosechó el peronismo unido y con los fierros del gobierno abren un gran signo de interrogación para 2023.
En la reunión virtual, detalló Olivera, participaron en promedio unas 45 personas y de todas las tribus se conectó al menos un representante.
El problema no es la representatividad: en la conducción que asumió en febrero de este año están contenidos todos los espacios: La Corriente, el NES, el Movimiento Evita, y los espacios de María Eugenia Bielsa, Luis Rubeo y María de los Angeles Sacnun.
El espacio que armó el perottismo para jugar en las elecciones de este año, Hacemos Santa Fe, se lanzó después de la asunción de las autoridades partidarias.
El presidente del PJ santafesino, el diputado provincial Ricardo Olivera
Tensiones
La apuesta, indicó Olivera, es salir a recorrer de vuelta la provincia y armar a partir de febrero del año que viene una mesa política en la que además de las corrientes internas se sienten movimientos sociales, dirigentes sindicales y la juventud. Ese modelo, aseguró, funcionó a nivel nacional cuando el presidente del PJ era el sanjuanino José Luis Gioja.
“Acá la integrarán los departamentos y los cabezones. La idea es que sirva para tener relación con el Ejecutivo, los legisladores nacionales y los provinciales”, detalló el titular del PJ santafesino.
Usando un término más caro al marxismo que al peronismo, Olivera observó que el problema, más que en la estructura, se aloja en la superestructura. Las tensiones crecen a medida que se asciende en la pirámide del poder peronista. “En los territorios no hay demasiados problemas, pero el esquema de unidad está complicado, va a depender mucho de los dirigentes que están al frente de los espacios”, blanqueó el presidente del PJ santafesino.
Los puentes entre Perotti y los senadores y Agustín Rossi siguen caídos y no parece haber proyectos para reconstruirlos. Con la vicegobernadora Alejandra Rodenas el gobernador mantuvo diálogo cortado desde antes de las Paso y recién se reencontraron en público el miércoles de la semana pasada en la Casa Gris, en la reunión a la que Perotti convocó a diputados y los intendentes Pablo Javkin y Emilio Jatón para recibir propuestas sobre el problema más candente de su administración: la inseguridad.
Precisamente, otro objetivo para el año que viene es nutrir con iniciativas la gestión del gobierno, que viene cascoteada en varios flancos sensibles. Formado en la vieja escuela, Olivera prefiere las reuniones presenciales: “Las reuniones virtuales no me gustan, a mí dejáme la charla con el ministro mate de por medio”.