El cardenal italiano que protagonizó el “juicio del siglo” del Vaticano anunció este martes que renunció a participar del cónclave para elegir un nuevo Papa “por el bien de la Iglesia”, poniendo fin a días de drama que habían ensombrecido los procedimientos.
La situación del cardenal Angelo Becciu dominó las conversaciones en los días posteriores a la muerte del Papa Francisco, en medio de preguntas sobre si participaría en el cónclave para elegir a su sucesor.
Después de su caída en desgracia en 2020, Becciu había dicho que no participaría en ningún cónclave futuro. Sin embargo, en los últimos días había afirmado que tenía derecho a entrar en la capilla Sixtina con los demás cardenales el 7 de mayo.
El martes, el italiano de 76 años emitió un comunicado a través de sus abogados que decía: “Teniendo en el corazón el bien de la Iglesia, a la que he servido y seguiré sirviendo con fidelidad y amor, así como para contribuir a la comunión y serenidad del cónclave, he decidido obedecer, como siempre lo he hecho, la voluntad del Papa Francisco de no entrar en el cónclave, aunque sigo convencido de mi inocencia”.
Probablemente se haya referido así a las cartas que Francisco dejó firmadas antes de morir. El diario italiano Domani indicó la semana pasada que durante las discusiones iniciales previas al cónclave, a Becciu se le presentaron dos misivas de Jorge Bergoglio, indicando que no debería participar en el cónclave.
Un influyente caído en desgracia
Becciu fue en su día un influyente jefe de personal del Vaticano y un destacado candidato a Papa. Pero cayó en desgracia en 2020 cuando Francisco lo obligó a renunciar a su cargo como jefe de la oficina de canonización del Vaticano y a sus derechos como cardenal debido a acusaciones de mala conducta financiera.
El purpurado negó haber cometido irregularidades, pero fue juzgado en el tribunal penal del Vaticano y condenado por cargos relacionados con finanzas en diciembre de 2023. Apeló la condena y la sentencia de prisión de 5 años y medio, y llegó a participar en las reuniones previas al cónclave.
La retirada de Becciu no afecta las estadísticas oficiales del Vaticano sobre el cónclave porque internamente nunca lo consideraron elegible para votar. Quedan 135 cardenales electores, aunque el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, confirmó que dos anunciaron formalmente que no asistirían por razones de salud, reduciendo el número de electores a 133.
El documento del Vaticano que regula un cónclave, conocido por su nombre en latín Universi Dominici Gregis, establece los criterios para los electores, dejando claro que 80 cardenales menores de 80 años tienen derecho a elegir al papa, excepto aquellos que han sido “canónicamente depuestos o que con el consentimiento del Romano Pontífice han renunciado al cardenalato”. Añade que después de la muerte de un Papa, “el Colegio de Cardenales no puede readmitirlos ni rehabilitarlos”.
Becciu ganó relevancia y poder durante el pontificado del conservador Benedicto XVI y está muy afiliado a la vieja guardia conservadora del Vaticano. Aunque inicialmente se convirtió en un asesor cercano del Papa Francisco, su posterior caída podría sugerir que votaría por alguien dispuesto a deshacer algunas de las reformas del Sumo Pontífice argentino.