El gobierno de Estados Unidos presentó ayer cargos contra dos "hackers" chinos a los que acusa de intentar robar datos de la vacuna contra el coronavirus a empresas de al menos 11 países, entre ellos España, Alemania y Corea del Sur.
Acusación. Una bandera flamea en el frente de Departamento de Justicia norteamericano.
El gobierno de Estados Unidos presentó ayer cargos contra dos "hackers" chinos a los que acusa de intentar robar datos de la vacuna contra el coronavirus a empresas de al menos 11 países, entre ellos España, Alemania y Corea del Sur.
Los "hackers", identificados como Li Xiaoyu, de 34 años, y Dong Jiazhi, 33, ambos residentes en China, fueron acusados de 11 cargos criminales en un tribunal del estado de Washington.
Ambos atacaron a 13 empresas localizadas en EEUU y 12 compañías en el extranjero que estaban investigando una vacuna, detalló en una rueda de prensa uno de los fiscales implicados en la investigación, William D. Hyslop.
En el escrito, al que accedió la agencia de noticias EFE, los fiscales explican que uno de los ciberataques se "dirigió contra una empresa española de electrónica y de defensa" y que, en marzo de 2020, los piratas chinos lograron robar aproximadamente 900 gigabytes de información sobre tecnología para el sector civil y de defensa.
En el caso de Estados Unidos, atacaron entre otras a una empresa localizada en Massachusetts, cuyo nombre no se menciona pero que podría ser Moderna, cuyos ensayos están entre los más adelantados, pues fue la primera en probar su vacuna en humanos.
Se cree que es la primera vez que hackers extranjeros son acusados de atacar centros de innovación científica relacionada con el coronavirus. La semana pasada las autoridades de Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido acusaron a un grupo de piratas informáticos vinculados con la inteligencia rusa de tratar de robar información de las investigaciones sobre la enfermedad.
"China ahora ha tomado un sitio, junto con Rusia, Irán y Corea del Norte, en ese vergonzoso club de naciones que proporciona refugio seguro a los ciberdelincuentes a cambio de que tales delincuentes estén ‘dispuestos' a trabajar en beneficio del Estado, en este caso para alimentar el hambre insaciable del Partido Comunista chino por la propiedad intelectual ganada con esfuerzo por las compañías estadounidenses y otras que no son chinas, incluida la investigación sobre el Covid-19", dijo en un comunicado el fiscal adjunto John Demers, el principal funcionario del Departamento de Justicia para la seguridad nacional.
La tensión entre Estados Unidos y China aumentó en los últimos meses azuzada por la pandemia, de la que ambos países se culpan mutuamente.
La imputación contra los hackers incluye cargos de robo de secretos comerciales y conspiración de fraude electrónico. Según los fiscales federales, robaron información no sólo para ellos mismos, sino también sabiendo que sería de interés para el gobierno chino.
Además, la acusación asegura que los dos hombres brindaron a las autoridades de su país, entre otros datos, correos electrónicos intercambiados por un disidente chino con la oficina del líder religioso tibetano Dalai Lama, y la clave de acceso al correo electrónico personal de un activista de Hong Kong.
"Los delitos cibernéticos dirigidos por los servicios de inteligencia del gobierno chino no solo amenazan a Estados Unidos, sino también al resto de los países que apoyan el juego limpio, las normas internacionales y el Estado de derecho", aseguró el subdirector del FBI, David Bowdich.
La agencia The Associated Press envió un correo electrónico a la embajada de China en Washington solicitando comentarios, sin obtener respuesta hasta anoche.
Por Andrés Abramowski
Por Lucas Ameriso
Por Nicolás Biederman / Télam