El Carnaval continúa agitando cada rincón de Brasil, pese a que la fiesta del rey Momo se vio empañada ayer en la ciudad de Santos, litoral de San Pablo, por el trágico accidente que dejó cuatro muertos cuando una carroza alegórica prendió fuego al chocar contra cables de alta tensión.
La carroza de la agrupación Sangue Jovem, vinculada a los seguidores del equipo del Santos, había concluido su desfile y se dirigía hacia el exterior de la pasarela cuando su parte superior se enganchó con los cables de la red eléctrica y se prendió fuego.
Tres de las víctimas fatales, jóvenes de 26, 27 y 29 años, empujaban el carromato en el momento del accidente. La cuarta persona muerta, una joven de 19 años, estaba entre el público.
Otras nueve personas sufrieron lesiones al ser alcanzadas por la descarga eléctrica y fueron llevadas a hospitales cercanos. Cuatro de ellas fueron dadas de alta, y el resto permanece en observación.
Informaciones preliminares indican cuatro posibles causas de la tragedia, que llevó al alcalde de la ciudad, Paulo Alexandre Barbosa, a suspender toda la programación de carnaval.
Según se informó, una de las causas del accidente sería un desnivel que tiene la avenida, lo que habría hecho que el carro se balanceara hacia los cables. Otra causa que se maneja es que muy pocas personas lo empujaban, lo que no habría permitido su adecuada conducción.
También se especula con que la carroza haya tocado los cables porque transitaba por el borde de la avenida y no por la parte central, que está más distante de la red eléctrica, y con la posibilidad de que la caja de dirección se haya estropeado dejando el vehículo fuera de control.
En tanto, en todo el país prosiguen los festejos de la fiesta más importante del año.
En Río de Janeiro, la capital del Carnaval brasileño, el segundo día de desfiles de las principales escolas do samba se extendió hasta altas horas de la madrugada de ayer con la presentación, en la avenida Sapucai, de seis agrupaciones del Grupo Especial, que son las que compiten por el título del Carnaval 2013.
Las escolas Imperatriz Leopoldinense, Vila Isabel, Mangueira, Grande Rio, Sao Clemente y Beija Flor llevaron las más variadas historias, desde la de la producción del petróleo hasta la vida campestre en la amazonia brasileña.
La Grande Rio contó la historia de la extracción y producción de petróleo en Río de Janeiro, poniendo sobre la mesa la disputa entre los estados productores y no productores por las regalías que proporciona su industrialización. En forma divertida y osada, la escola tomó partido a favor de los cariocas, que son los grandes beneficiarios de los royalties, con un estribillo que repetía "lo mío es mío y de nadie más".
En tanto, la tradicional Mangueira cautivó al público al innovar con dos baterías en escena -lo normal es una sola-, y contó la historia de Cuiabá, la capital de Mato Grosso.
Si bien los seguidores de la escola no dejaron de aplaudir ni por un minuto durante su pasaje por el sambódromo, la presentación tuvo algunas dificultades técnicas, como la ocurrida con una carroza que se enganchó con una torre donde trabajaban fotógrafos. Además, la agrupación se excedió en el tiempo usado para desfilar, lo que debe pesar en la calificación.
La otra legendaria agrupación, Beija Flor, hizo una exhibición de lujo para contar la relación del hombre con el caballo. La escola relató la historia de la raza brasileña de equinos "mangalarga marchador", y llevó a la Avenida a los pueblos que nunca adhirieron al uso de ese animal, como los gitanos y los árabes. El desfile tuvo como personaje central un espectacular Caballo de Troya del cual salían guerreros.
Mientras que en el emblemático sambódromo se escuchaban los últimos "batuques" del samba carioca, en Salvador de Bahia, el clásico "axé", lejos de dar los últimos suspiros, continuará más allá del miércoles de Cenizas, arrastrando a millones de personas que bailan y se besan a las calles de la primera capital brasileña.
También en Fortaleza y Olinda el "frevo" continúa haciéndose sentir en los multitudinarios bailes callejeros.