—¿Cuántos años tenés Alberto?
Por Pedro Squillaci
“Soy simpático”. Alberto J. Llorente coqueteó sobre su edad con Escenario.
En su nuevo espacio. Alberto J. Llorente sale al aire para Somos Rosario desde sus estudios de Rubén Darío 1369.
—¿Cuántos años tenés Alberto?
—Te voy a decir la edad que no la dije nunca, pero primero me tenés que decir que no te vas a reír y que me vas a creer.
—Bueno, dale, no me río y te voy a creer.
—59 años tengo.
—¿Sos más chico que yo entonces?
—Y, bueno, ¿qué problema tengo yo? El problema es tuyo.
—Lo que pasa es que hay un número que no me cierra, porque si tenés más de 50 años de trayectoria empezaste a hacer radio y televisión a los 9, y creo que no es así.
—Es que nunca te va a cerrar, pero bueno, te lo digo...
—Dale.
—Tengó más de 70 y menos de 110.
—Ah, bueno, una coquetería lo tuyo, no me estás diciendo la edad.
—Pero lo que te digo es cierto, no te estoy mintiendo.
—¿No hay edad para ser un galán tampoco?
—No, yo voy a ser galán hasta que me muera.
Alberto Jorge Llorente no se da vuelta por la calle cuando lo llaman por su nombre. Eso sí, si escucha “ajota”, así, todo junto, o mejor “AJ”, como él mismo lo impuso a lo largo de mucho más de cinco décadas en la radio y la televisión rosarina, no sólo saluda gentilmente sino que también lo hará con una sonrisa de par en par. Porque sabe que no hay otra figura de los medios de sus características en la ciudad. “Y sigo vigente”, remarca con una inocultable alegría.
“Poné que lo mío fue el pase del año”, insiste una y otra vez. Y cuando se le pregunta a qué se refiere dirá lo siguiente: “Es que yo me fui de un canal de aire (Telefe Rosario) pero ahora estoy en el cable y es mejor, porque en Somos Rosario no solo me ven también en forma simultánea en Somos Santa Fe sino que a través de la plataforma digital Flow me pueden ver en todo el mundo”. Lo dice en alusión a “El show de AJ”, que se ve los sábados de 14 a 16, con repetición los domingos a las 8 y a las 23, con un formato por el que pasó por los canales 3 y 5 de Rosario y también por Cablevisión y Cablehogar.
Los logros de AJ como locutor y conductor en los medios de Rosario van mucho más allá de lo que él llama “El pase del año”. Llorente entró a trabajar en LT3 en reemplazo de Mario Torres y terminó quedándose en ese espacio por largos años, tanto que no sólo se ganó a la audiencia con su estilo tan descontracturado, sino que “hasta terminé siendo dueño” de la emisora, contará.
Propio de su coquetería, el día y año de comienzo de su actividad también quedará en una nebulosa, porque dirá que fue hace 50 años, pero según los archivos de La Capital se comprobará que no es tan así. En una nota realizada por un cronista de este diario para la sección Escenario, Ubaldo Guido “Pato” Mauro, el 4 de octubre de 1999, titulada “La pulseada de la tarde de la radio”, que en ese tiempo era “El show de AJ”, por LT8 contra “Sensaciones”, de Claudio Corvalán, por LT2, Llorente decía: “Comencé hace 40 años y estoy todavía. En un tiempo, para mí un 21 de septiembre no era el Día de la Primavera sino el Día de Ganar Mucha Guita, porque traíamos a todos los artistas a Rosario”.
Muchas de las estrellas de la canción popular llegaron a través suyo por su actividad de productor de espectáculos, especialmente de la música romántica o “melódica”, como él suele llamarla. Y es un poroto que siempre lo agrega a su carrera. “A Luisito Rey, el papá de Luis Miguel, lo traje yo por primera vez a Rosario. No es cierto que Luisito Rey sea mala persona, como se ve en la serie de Netflix, conmigo fue siempre un señor. Es más, una vez hicimos en Rosario dos shows de Luis Miguel, por la cantidad de gente que había, y él no me cobró, ahí pagaba la grabadora, y no tuve que pagar un peso por el artista. Es cierto que era un chico Luis Miguel en esa época, pero ya llenaba donde iba”, dirá en alusión a una de las tantas estrellas que llegaron a la ciudad gracias a su gestión.
La lista, claro, tendrá un nombre que se marcará con resaltador: Sandro. “Yo fui el primero que lo trajo a Rosario, éramos amigos, con él hicimos giras por toda la Argentina, siempre fue un número uno”, dirá orgulloso. Pero basta mirar las fotos del pasado para ver que, además de participar en las presentaciones locales de Luis Miguel y Sandro, también lo hizo con Dyango, Palito Ortega, Cacho Castaña, Paloma San Basilio, a quienes además llevaba a sus programas de radio y televisión, y hasta un grupo que tuvo sus 15 minutos de fama, como diría Andy Warhol: Los Wachiturros. “Sabés lo que eran esos pibes, las cosas que hacían y decían en las canciones, eran un desastre, pero también los traje”, dirá con una voz algo entrecortada por un tratamiento que está haciendo para recuperarse de una anemia que, según le contó a Escenario, de ningún modo le afectó su permanencia en los medios, ya que sigue en “El show de AJ Radio” de lunes a viernes de 14 a 16 en AM 1330, ni muchos menos sus ganas de trabajar en televisión.
“Yo fui el primero en muchas cosas, mirá, fui el primero en traer a estrellas internacionales a Rosario, fui el que armó Los Gatos Salvajes hasta que después Litto Nebbia hizo “La balsa” y empezó con Los Gatos; fui el primero que trajo un grupo de música tropical a un teatro, cuando llevé a Los Palmeras a tocar a Fundación Astengo en el 2000, y hasta fui el que inventó los PNT (Publicidad No Tradicional) desde una vez que lo hice al aire en Canal 3 cuando nadie lo había hecho nunca”.
En el libro “El animador soy yo”, basado en entrevistas realizadas por el periodista de Radio La Hormiga Aldo Ruffinengo, el autor señala en el prólogo: “En sus labios, todo relato se convierte en anécdota jugosa. Desde lo cotidiano hasta lo incomprobable. Y para todo, nos tiene ahí sentados, escuchándolo siempre”.
Algo de eso se siente cada vez que lo escuchan los miles de fans de todas las edades que lo siguen en radio y televisión desde hace décadas en Rosario, sea la radio que fuere o el canal que lo emita. Y una mezcla de admiración por su perseverancia se siente al hablar telefónicamente en un mano a mano distendido para la nota con La Capital.
—La gente ya no te dice Alberto. ¿Es una marca AJ?
—Vos sabés que es verdad, el otro día un señor me decía “señor AJ” y yo le dije “señor AJ no, Alberto me llamo”.
—¿Y la jota es por José?
—No, de jodido (risas). Soy Jorge, pero viste, si vos decís Alberto J. Llorente es otra cosa, tanta manija, tantos años...
—¿Cuándo nace el uso de esas siglas?
—Mirá, hace 40 y pico de años había una chica que tenía una oficina frente a la mía. Me llama y me dice, “vos no tenés que llamarte más Alberto Jorge Llorente, vos tenés que ponerte “ai gi”. Y le digo “qué es eso”. Y me dice AJ. Y era porque estaba de moda el camionero, ¿te acordás de BJ? Los americanos utilizaban mucho esto para los nombres, entonces a partir de ese día empecé “El círculo musical de AJ”, “La mañana de AJ”, “Las noches de AJ”, qué se yo, viste, ahí nació.
Llorente se refiere a “Las aventuras de BJ”, cuyo nombre original era “BJ and The Bear”, que se emitía en televisión en 1979, protagonizada por el actor Greg Evigan, un carilindo de la época, y se basaba en las andanzas del camionero BJ Mackey, que recorría las rutas de Estados Unidos acompañado de su mono Bear. Aunque en principio esa ficción no tiene puntos de contacto con la figura de Llorente, así surgió el apodo que lo caracteriza hasta hoy.
—Todo comenzó con la radio, ¿cuándo arrancaste y en qué programa?
—Yo arranqué en LT3, y después fui dueño de LT3, ¿te acordás?, y empecé reemplazando a un locutor que era Mario Torres. El programa se llamaba “Mister Exito”, un día él no podía hacerlo y me invitó a mí a hacerlo, yo recién tenía el carnet de locutor, así que lo estrené ahí.
—¿De qué año estamos hablando?
—Y... 45, 50 años atrás.
—Por qué elegiste la locución y no otra actividad, ¿como ser médico o mecánico?
—Soy mecánico yo.
—¿Ah, sos mecánico?
—Te lo juro, de verdad, soy técnico mecánico recibido y trabajé en el ferrocarril diez años. Eso lo digo todo en mi libro. ¿Vos no tenés un libro mío? “El animador soy yo” se llama. Ahí se cuenta toda mi historia. Vos fíjate que el primero que trajo a Luis Miguel a Rosario fui yo.
—¿Qué te pasa por la cabeza y el corazón cuando ves una serie exitosa en Netlix con un actor que hace de Luis Miguel y vos conociste al de verdad cuando recién arrancaba?
—No me gusta porque la hacen a medida de ellos, ya hicieron una de Sandro, que no era como yo lo conocí, porque éramos íntimos amigos desde el año 62, yo iba a la casa, él venía a mi casa, yo conozco la historia desde él. Mirá, hasta la hija de mi perra la tenía él, mirá vos. Fue una amistad de muchos años que se mantuvo hasta los últimos días.
—¿Cómo nace tu vínculo con Sandro y por qué te elige a vos para que la producción de sus shows?
—Mirá, yo estaba en Buenos Aires y veo un perrito que corría, él es loco de los perros, atravesé el auto para que no lo pisaran y venia un pibe corriendo, y yo le digo “¿es tuyo?”. “No, yo venía corriendo”, me dice. Después aparece una mujer que dice que es suyo y se lo llevó. El tipo me saluda y se va. A la media hora yo estaba en una agencia artística en Buenos Aires contratando a Jackie y Los Ciclones, que era un artista número uno en ese momento, y me dicen “vos tenés que llevar a un pibe que grabó recién y le hace falta una mano, llévalo gratis, no hay ningún problema, él debe estar afuera de la oficina esperándome”. Y cuando voy a verlo me doy cuenta que era el mismo pibe que había corrido el perro, era Sandro. Y desde ahí nos hicimos muy pero muy amigos, familiarmente éramos amigos, él confió siempre en mí, nunca vino con nadie, nada más que conmigo, yo fui siempre el productor y manager, lo vendía yo en todo el país.
—Más allá de este rol de productor y conductor, también te destacaste por tu elegancia.
—Sí, siempre, en internet dice que yo tengo 174 novias, no dice la edad, algún hijo de puta lo escribió y fue popular eso, lo leyeron todos, pero es joda.
—De todos modos, siempre te mostrás como un galán.
—Yo voy a ser galán hasta cuando me muera, es parte del oficio y es parte del producto.
—Hoy hay otra realidad con los temas de género y no es tan sencillo piropear. ¿Te deconstruiste o te cuesta?
—Sí, antes podías decir “qué linda que estás gordita”, ahora decís “qué linda que estás gordita” y te meten 28 mil juicios, te meten en cana y la puta madre que lo parió, pero es así, van cambiando las épocas, fijate que el Gordo Porcel y Alberto Olmedo no podrían laburar ahora.
—¿Por qué te sigue la gente después de tantos años?
—Hay varios motivos. Uno, que nunca me la pillé, siempre fui un tipo de pueblo; segundo, atendí siempre a toda la gente que me vino a hablar; tercero, nunca dejé de pagarle nada a nadie a quien había contratado; cuarto, soy simpático; quinto, siempre estuve con las abuelitas, con los animalitos, con la gente que necesita algo, siempre solidario. Yo tuve varias oportunidades de irme a trabajar a Buenos Aires, pero siempre quise quedarme en Rosario y, eso sí, jamás en la vida me vas a escuchar al aire decir una mala palabra.
—Por momentos parece que nunca se te termina la energía, ¿es así?
—Sí, sí, porque de otra manera todo lo que hago no lo haría. Mirá, esto hace que yo tenga ganas de proyectar y de seguir, si no tenés proyectos terminaste la vida, querido, eso te anima a seguir viviendo. Otros diarían “yo me quedo en mi casa, vivo en Fisherton, tengo pileta, quincho, me pongo a jugar con el perrrito”. No, si hago eso me tenés que internar a los tres días a mí.
—¿Pero no te ves haciendo otra cosa en el momento en que no puedas trabajar más en radio o tevé?
—Mirá, yo ahora estoy pensando el próximo programa, lo hago porque me gusta. El día que no lo pueda hacer más voy a ver ese día qué hago. Yo voy a seguir con lo mío hasta el final de mis días. Es así, lo único que me interesa es el programa que viene. Y no te olvides que estamos en pandemia, así que yo sigo porque en este momento los que estamos vivos somos Superman.