Hoy, a los 42 años, Juanchy, que está viviendo en México, recoge buena parte de los frutos que sembró durante décadas.
Mira hacia atrás pero solo para convencerse de que todo lo que hizo valió la pena. Y aunque haya habido muchos momentos de zozobra, de cada experiencia quedó un aprendizaje. Aunque suene a frase hecha, la realidad lo demuestra con hechos: aparecieron oportunidades en las crisis. Rendirse, jamás.
La ciudad de sus amores
Como les sucede a tantos actores y actrices, Juanchy Cane hizo cientos, miles de castings. Para obras de teatro, películas, series de televisión, conducción de programas, publicidades. Fue así que hace unos 20 años su cara, afeitándose, empapeló paredes y edificios de Buenos Aires en modo gigantografía. Una reconocidísima marca lo había elegido para su campaña.
También viajó a China, para filmar el comercial del lanzamiento de una camioneta de una automotriz famosa a nivel mundial. “Estuvimos varios días trabajando y la verdad es que yo me veo poco y nada en el producto final; y bueno, es algo que nos sucede a menudo a los actores”, dice sin evitar la sonrisa, que en realidad es uno de sus sellos.
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Foto: Francisco Guillen / La Capital
Juanchy, al que hoy muchos registran como el manager inescrupuloso de la serie de Luis Miguel, es un tipo alegre. Le encanta la ironía y la maneja con soltura. Tira frases y veradades a cada rato. Lo que en otros puede parecer un chiste ácido, en él se vuelve simpático e inofensivo. Claro y contudente, el pibe no tan pibe, es ese que muchos quisieran tener de amigo y compartir un asado o un cafecito en el bar de la esquina, cada semana. Es el muchacho que tiene pinta de buenazo, el que las señoras y señores se detienen a mirar cuando camina por la calle o se lo encuentran en un restaurante: “Vos sos....” y se quedan pensando.
“Ahora que soy un poco más conocido no es raro que se me queden mirando y me digan eso. Algunas personas se dan cuenta por los últimos laburos, pero muchos buscan en su cabeza y piensan: a este lo conozco del colegio, del barrio, es el hijo de un amigo, ¿a quién me hace acordar?”, cuenta durante la charla en el Rock and Fellers de San Lorenzo y San Martín, donde ya pasaron unos cuántos que se quedaron observándolo, o le pidieron sacarse una foto.
Siempre en movimiento Juanchy dice, expresa, de muchas maneras: con lo que sale de su boca, con los tonos de su voz, con sus gestos, con el movimiento de sus manos. Va y viene aunque se quede sentado horas.
Le encanta charlar, contar, recordar, pero sobre todo, Juanchy “cranea” mucho. Y acciona. No solo mira hacia adelante en lo que se refiere a su carrera. Piensa en su ciudad, en la que no vive desde hace muchísimo tiempo pero que adora, y que quiere defender de los estigmas. “No me gusta cuando hablan mal de Rosario. Lo detesto. Me parece re injusto. No niego que las cosas estén muy complicadas, pero Rosario es mucho más que todo lo malo que pasa. Acá hay talento, laburo, dedicación, hay creatividad por dónde mires.
No es casual que haya tantísima gente conocida en el mundo que salió de Rosario. Por eso, estoy en un proyecto ambicioso y hermoso, para revertir, como se pueda, y desde la cultura, la producción y el trabajo conjunto, esa imagen de Rosario que tanto me duele”.
Antes de los detalles de ese sueño que ya comenzó a construir es indispensable repasar los hitos de su trayectoria. Los logros, la repercusión que quizá nunca esperó pero que llegó en base a la dedicación, la insistencia y la preparación.
Los personajes y el futuro
En Polka, la productora de Adrián Suar, lo tuvieron en cuenta para unos cuántos papeles, pero ninguno alcanzaba para que el actor demostrara todo lo que podía.
El primer trabajo que recuerda como especial fue en la novela Alguien que me quiera, que se hizo en 2010, con Andrea del Boca y Juan Palomino.
Antes viajó a México, con la esperanza de seguir haciendo castings, mientras soñaba con que llegara ese personaje que marcara un antes y un después. En ese país encontró una industria que podía abrirle muchas puertas, además de amigos y amigas, un refugio.
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Foto: Francisco Guillen / La Capital
En 2019 llegó Apache, la serie en la que interpretó al entrenador infantil de Carlos Tévez.
En el medio, Juanchy iba y venía. Aunque había hecho base en México seguía viajando a Buenos Aires y siempre, pero siempre, volviendo a Rosario al menos por algunos días.
Cuando se presentó a la selección de actores de La Casa de las Flores, en México, el corazón le latía fuerte, era una posibilidad enorme, pero las cosas no se dieron.
Pero la vida, que como el mar nunca se sabe qué va a traer, lo alejó de aquello pero le trajo mucho más. El director del casting de la biopic de Luis Miguel, una mega producción de Netflix, vio ese material y lo convocaron. Así se puso en la piel de José Pérez, un uruguayo egoísta y ventajero que por poco arruinar la carrera del cantante cuando era su tour manager.
El papel “pegó” y se llevó buena parte de los aplausos de la serie que vio medio mundo.
Por estos días vino a la Argentina a participar de las acciones de marketing de Barra Brava, que se verá por Amazon, una producción de Jesús Braceras, con Matías Mayer, Gastón Pauls, Gustavo Garzón, Candela Molfese, y donde interpreta a un ex jugador de fútbol, esposo, en la ficción de otra rosarina, Liz Solari.
Mientras tanto fue parte de la nueva película de Julia Solomonoff y actúa en Medusa, una producción de Paramount +, que dirige Jazmín Stuart.
“Disfruto, pero soy prudente. ¡Hay tantos actores que hicieron cosas enormes! Valoro lo que fui logrando pero con mucho respeto. Me da miedo el ego, que es lo peor que tiene el ser humano y en esta carrera es un peligro”.
Ahora, está muy enfocado en un proyecto que pretende enlazar a producciones audiovisuales locales, intercambiar conocimientos y aprendizajes entre talentosos de otras partes del país y el mundo (con lo que tiene contacto) y los rosarinos. “Sueño con que Rosario no tenga que ser un trampolín y nada más. Eso de que para triunfar uno tenga que irse sí o sí. Voy a trabajar todo lo que pueda para que los artistas de acá puedan crecer y formarse en esta ciudad, que lo tiene todo”.