En una elección de tercios, Juan Monteverde ganó la elección de concejales en Rosario pero también el duelo chico en la oposición. De esta forma, el esquema del peronismo y sus aliados consiguió un triunfo en tiempos de sequía para el justicialismo y sale con envión hacia 2027, cuando se disputará la Intendencia.
El primer mérito de Monteverde fue retener todos los votos de la interna de Más para Santa Fe y sumar algo más de 3 mil votos para superar la barrera del 30%.
Monteverde logró canalizar el voto opositor duro, que rechaza a los gobiernos de Javier Milei, Maximiliano Pullaro y Pablo Javkin, y después de la elección de constituyentes revalidó su credencial del opositor con más votos en Santa Fe.
Dado el desinterés que mostraron los rosarinos con la elección, la campaña centrada en adelantar la discusión por la intendencia sirvió para movilizar tanto a la base peronista como a un segmento del electorado que acompaña a Monteverde desde los tiempos de Ciudad Futura. La incomodidad que, reconocen, les generó la situación político-judicial de Cristina Kirchner no afectó la performance electoral.
Juan Monteverde, en busca de una mayoría más amplia
Parado en el escenario del Distrito 7, donde juega de local, Monteverde llamó a cuidar la unidad de la que participan el Movimiento Evita, Comunidad, La Corriente y otros sectores. “Es la garantía de que en dos años Rosario cambia”, planteó.
Monteverde también le habló a la “otra mayoría” que decidió no ir a votar. Una masa creciente de ciudadanos que no encuentra en el ejercicio del voto un vínculo con su vida cotidiana o no encuentra quien la represente.
En ese punto, volvió a ponerse en modo outsider. “Los entiendo, mi compromiso es convencerlos a que en dos años vayan a votar”, les dijo. Monteverde sabe que en la elección ejecutiva la participación puede subir, y en ese sector de desencantados puede estar la llave de la victoria.
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De la misma manera, quien se consolidó como la principal carta electoral del peronismo rosarino adelantó que llamará a Roberto Sukerman y Lisandro Cavatorta. Dos candidatos instalados, que sumaron casi diez puntos entre los dos. En ese nicho que ve a Monteverde como un cuerpo extraño en el peronismo también hay votos decisivos para 2027.
Antes de esa fecha, Monteverde y el peronismo quieren hacer valer su peso en el Concejo. Un ámbito donde Unidos estará en minoría y tendrá que construir un nuevo esquema de gobernabilidad.
Mensajes a varias bandas
En ese sentido, Monteverde dijo que habló con el intendente Pablo Javkin y se mostró dispuesto a dialogar para encarar una agenda común. Es también un gesto hacia el círculo rojo local para mostrarse como un opositor responsable, lejos del cuco chavista que azuzaron sobre todo los libertarios en la campaña.
De todos modos, el resultado de Rosario repercute más allá de los límites de la ciudad. El triunfo de Monteverde le ofrece al peronismo nacional una fórmula ganadora de unidad con renovación, en un momento en que el PJ está trabado en una sucesión fallida y la repetición de recetas. Rápida de reflejos, Cristina tuiteó que se comunicó con Monteverde y lo felicitó por la elección.
Consciente de que su victoria en la tercera ciudad del país inyecta esperanza entre quienes quieren derrotar a Milei, Monteverde buscó desmitificar la idea de una batalla cultural ganada por parte de los libertarios. “Argentina no se derechizó, hay una crisis de representación”, aseguró.
Aleart y La Libertad Avanza, segundos pero cerca
Los resultados deben haber dejado un sabor agridulce a Juan Pedro Aleart, Romina Diez y los otros integrantes de La Libertad Avanza.
Entre abril y junio Aleart sumó casi 20 mil votos (pasó de 87 mil votos a 106 mil) pero no le alcanzó para ganar y ofrendarle un triunfo a Milei. Más allá de la campaña calcada con la de Buenos Aires, Aleart no fue Adorni, Monteverde no fue Santoro y Labayru no fue Lospennato.
La campaña tan nacionalizada pareció encorsetar al periodista. Los spots y las publicaciones desaprovecharon atributos personales de Aleart -como su perfil joven y nuevo y su capacidad para sobreponerse a un drama personal- y machacaron con la línea de la Casa Rosada, sin considerar que el electorado rosarino es más localista y es más progresista en promedio que el porteño. Por ejemplo, respecto a la salud pública.
El slogan “Aleart es Milei” sonaba más acorde a un candidato desconocido y pareció más un aviso hacia dentro: un eventual triunfo sería de la marca, más de quien está al frente de la boleta.
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De todos modos, La Libertad Avanza será una fuerza con peso en el nuevo Concejo rosarino: a los cuatro que entrarán en diciembre podrían sumarse los dos libertarios que entraron hace dos años.
Con ese espaldarazo, Diez planteó que son la única fuerza capaz de ganarle al kirchnerismo y resaltó que el no peronismo es mayoritario. De hecho: LLA y Unidos suman 54% de los votos.
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El triunfo de Monteverde muestra la resiliencia del peronismo -que ganó también en Villa Gobernador Gálvez, San Lorenzo, Rafaela, Reconquista, Santo Tomé, Cañada de Gómez, Funes, Pérez y Puerto General San Martín, y en Granadero Baigorria se impuso una lista del Movimiento Evita- también envalentona a quienes hacen fuerza por un acuerdo entre Unidos y La Libertad Avanza en 2027. Monteverde necesita que se acuerdo no se concrete para que la tercera sea la vencida.