Entre Pellegrini, 27 de Febrero, el Parque Independencia y San Martín, se extiende el barrio Abasto. Algunos dirán que llega hasta Maipú, otros que incluso hasta Laprida, tomando como final la plaza López. Dentro de ese cuadrado perfecto, desde hace 20 años hay una explosión en desarrollo: inversión inmobiliaria, negocios gastronómicos, tiendas de cercanía y muchos otros servicios que parecen estirar el centro hacia el sur.
Lo que supo ser “la zona roja”, desde hace dos décadas recibe nuevos residentes por su cercanía con Pellegrini pero manteniendo su espíritu barrial. Se dice que en Abasto los domingos se sale a la calle y se huele el olor a asado, que pasa el churrero a la hora de la siesta, que hay pocos ruidos, pero muchos colectivos a mano y gran cantidad de vecinos viejos que se mezclan naturalmente con los nuevos.
En una búsqueda por analizar los motivos del crecimiento de la zona, Negocios de La Capital dialogó con empresarios y comerciantes de distintos rubros que invierten en Abasto para conocer las razones de la elección de este barrio.
Nuevos edificios, nuevos residentes
Uno de los grandes motivos para el éxito de los negocios en esta zona fue la afluencia de nuevos residentes de distintas generaciones que, por lo tanto, trajeron consigo nuevas necesidades a cubrir.
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Ciro Di Mauro preside la constructora que lleva su apellido. Es una de las que más construye en la zona.
Foto gentileza.
Uno de los responsables del crecimiento habitacional en formato vertical, es la constructora Di Mauro Arquitectura y Construcción S.R.L. En los últimos 14 años, la empresa ha desarrollado seis proyectos en Abasto y tiene varios lotes en la mira para continuar su proyección: “Los corredores del barrio como son Paraguay, Corrientes y Maipú permiten construir planta baja y 10 pisos hasta calle Riobamba, eso hizo que más clientes se movieran al macrocentro en busca de cercanía, pero también de un estilo de vida más tranquilo”, explica Ciro Di Mauro, presidente de la compañía.
Ciro analiza que no fue un boom el crecimiento del barrio, sino un “crecimiento escalonado y muy prolijo” en las últimas dos décadas debido a un cambio en el código urbano en el 2008, cuando se dejó de reglamentar las ordenanzas por superficie y se cambió por altura. “Se amplió el área para construir más metros cuadrados. Antes en Abasto se podía construir 3 veces más la superficie del terreno y ahora es 6 veces”, puntualiza el arquitecto. A este cambio también se le suma que hay pocos sitios de patrimonio histórico en la zona, lo que libera terrenos: “Hay casas en venta que fueron construidas en la década del 70 y que los propietarios prefieren vender y canjear por metros cuadrados en el lugar”, explica.
Otro análisis del constructor es el perfil de comprador para sus proyectos: “En Abasto la gente compra para vivir, no para invertir. Familias con hijos chicos, siempre 2 o 3 dormitorios. Quieren unidades espaciosas y valiosas. La plaza Libertad es un pulmón del barrio y ahí las familias disfrutan el aire libre”, agrega. Los edificios de Di Mauro, en la zona, se venden por u$s 1800 el metro cuadrado, más de eso “no se puede vender en Abasto” y se ofrecen livings amplios, cocinas completas y con algún amenity como quincho o pileta: “Los monoambientes no funcionaron porque está colapsado y no hay público en Abasto para ese tipo de propiedad. El público estudiantil está más cerca de las universidades”, suma.
Un nuevo polo gastronómico
En la esquina de España y Pasco, desde hace exactamente un año, se encuentra el bodegón El Federal. Desde su inauguración, el restorán tuvo una importante aceptación del público de la zona que suele agotar los cubiertos del salón, en especial los fines de semana para degustar platos de carne y pasta: “Hacemos cocina de abuela, clásica, no vanguardista y buscábamos un local que acompañe esa historia”, cuenta uno de los titulares, Sebastián Villarreal. Gastronómico desde hace 18 años, se unió a otros especialistas del rubro como son José Diez, Tuten Santos y Álvaro Monserrat para armar este negocio. El proyecto esperó dos años para ver la luz y la principal dificultad fue encontrar el local ideal.
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Sebastián Villarreal con su equipo en la puerta de El Federal
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Para los cuatro socios, la elección por el barrio tuvo que ver con haber conseguido el espacio que representara su proyecto, pero el hecho de que fuese Abasto fue “un azar con suerte”. Explican que: “No teníamos un estudio sobre el barrio. Solo sabíamos dónde no queríamos estar, como zonas ya muy explotadas. Tuvimos un poco de suerte y Abasto nos recepcionó muy bien”. En palabras de Villarreal, hoy El Federal recibe a vecinos que van a cenar a la vereda entre semana, como familias que vienen de distintos sectores de Rosario para degustar sus platos, donde el cubierto ronda los $21.000 por persona con vino.
Negocios de cercanía con identidad del barrio
Abasto Bicicletería surgió en el 2015 en un viejo local de Dorrego y La Paz y hoy es un emblema del barrio con un espacio amplio que reluce en la esquina de Entre Ríos y Pasco. Detrás de este crecimiento están dos emprendedores como son Fernando González y Pablo Salgado, que supieron comprender el código del barrio para adaptarse a las necesidades de los clientes y ofrecerles un servicio a medida: “Es un rubro que funciona económicamente porque la bicicleta nunca se deja de usar. Cuando nos mudamos a este espacio en el 2018, aumentamos la visibilidad porque por Entre Ríos tenemos bicisenda y también colectivos que ayudan a que la gente nos vea en su trayecto”, describe Salgado.
Para los comerciantes, el posicionamiento de su negocio en la zona se debió no solo a resolver una necesidad desde el comienzo: “Cuando montamos la bicicletería en el primer negocio, no había ninguna a 10 cuadras a la redonda”, agrega González. Sino también a comprender a un público nuevo y cambiante: “Arrancamos con la customización de bicicletas pero con el tiempo la gente nos empezó a pedir las de montaña y hoy traemos esas que es un producto terminado. Hoy cubrimos ambos públicos: quien quiere armar su propia bici y el que busca una marca ya fabricada”, dice González.
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Fernando González y Pablo Salgado, creadores de su propia bicicletería en Abasto.
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De noche, Abasto Bicicletería ilumina la esquina y deja ver un negocio repleto de productos de distintos estilos. “Nuestro diferencial es la atención en persona y el seguimiento que le damos a las bicicletas que vendemos. Vas acompañando las distintas etapas de vida de algunos vecinos, que primero vienen buscando una bici con rueditas para el nene y luego una más grande”, dice Salgado. Sin embargo, los representantes de la marca reconocen el techo comercial de la zona: “El objetivo de hacernos fuertes en el barrio lo cumplimos porque no había otra propuesta así. Además, el nombre nos ayudó en el marketing, pero para seguir creciendo tenemos que expandirnos a nuevas zonas”, agrega.
Un barrio en potencia
Los tres rubros consultados coinciden en que la zona aún no está al máximo de su potencial, pero que cada vez se ven más propuestas que terminan de generar una oferta completa: “Hay pescaderías, fábricas de pastas y restaurantes innovadores como Fondo Cocina”, opina el dueño de El Federal desde su visión de gastronómico y vecino de la zona, pues también reside en Abasto. Di Mauro también ha elegido residir en el barrio donde instala sus edificios y tiene sus nuevos favoritos: “Los negocios llegaron porque llegaron los clientes y cada vez se disfrutan más propuestas originales como la vinería y bar Catas de Garage”, suma el constructor. Para el dúo de Abasto Bicicletería, los otros rubros alimentan su propio proyecto atrayendo públicos variados. Para darse a conocer en otros segmentos, han instalado bicicleteros en los negocios de cercanía lo que les dio visibilidad y vínculo con los otros locales.
Cuánto sale alquilar para emprender en Abasto
La popularidad del barrio ya resuena en las inmobiliarias y se puede ver traducida a una amplia variedad de locales en alquiler para instalar todo tipo de negocios. Carteles en grandes esquinas como Ituzaingo y Sarmiento o Mitre y Pasco, son algunos de los espacios amplios que se ofrecen. Según pudo saber Negocios, sitios como el de Sarmiento, están arriba de los $1.800.000 para alquilar. Otros más pequeños empiezan en $800.000 con frente a la calle. Aquellos que se encuentran en los principales corredores, como son Entre Ríos o Maipú, pueden llegar a pedir entre $2.000.000 y $3.000.000 para ingresar. Por último, se encuentran otros que requieren trabajo previo, como la esquina de 27 de Febrero y Entre Ríos, cuyo dueño pide $1.000.000 pero con descuento durante el periodo de obras para ponerlo a tono.