"Rosario tiene una gran tradición teatral que se inicia a comienzos del siglo XIX. Era la ciudad, después de Buenos Aires, donde las compañías nacionales o extranjeras llegaban con sus giras y se instalaban durante semanas o meses enteros, donde hacían hasta tres funciones por día", señala Daniel Feliú, actor, dramaturgo e investigador de la historia del teatro nacional.
Feliú también escribió, junto a Romina Tamburello, la obra "Pasaje a La Comedia" que se presentará el miércoles y que se desarrolla en todos los espacios del teatro, escenario, camarines, bambalinas que el público tradicionalmente no transita. La obra rescata esos espacios y, al mismo tiempo, la "arraigada tradición teatral rosarina, que tuvo arraigo en todos los sectores socioeconómicos y sostenida por empresarios, autores y crítica especializada". Todos muy activos en la ciudad.
La sala más antigua de Rosario
El teatro La Comedia va a camino a cumplir 130 años y es la sala en pie más antigua de la ciudad. Se inauguró en 1894 y, a diferencia de otras salas, detrás de la apertura del teatro no hubo un empresario teatral, sino el empeño de un grupo de vecinos que convirtieron un galpón en un lugar de esparcimiento.
Fue, en sus orígenes, un espacio popular con una cartelera de zarzuelas, obras costumbristas y del teatro gauchesco, por lo que durante muchos años se la denominó como "la Catedral del género chico". A siete años de su apertura, José y Francisco Erausquin compran el inmueble y son sus dueños hasta 1999, cuando sus descendientes lo transfieren a la Municipalidad y se pone en marcha la recuperación de la sala, que había sido transformada en un cine.
La Comedia aloja otro orgullo entre bambalinas: en 1947, un adolescente de una familia de trabajadores de barrio Pichincha se acercó a trabajar como claqué, el grupo de personas pagadas para aplaudir en los espectáculos. En los años siguientes, ya como parte de la agrupación artística vocacional La Troupe Juvenil Asturiana, Alberto Olmedo se subió al escenario de la sala, antes de tomar la decisión de viajar a Buenos Aires en 1954. El resto de la historia es más conocida, un año después se gana la televisión con el personaje de El capitán Piluso en el viejo Canal 9.
Este miércoles, desde las 17, en La Comedia se realizarán cuatro funciones de las visitas guiadas por el edificio histórico. Hay que retirar entradas previamente en la boletería del teatro el martes, de 10 a 18. A las 20 se presentará la obra Bajo Terapia, el ingreso será por orden de llegada.
Un teatro salvado de la picota
Los primeros meses de 1904 encontró al mundo del teatro rosarino enfrascado en una colorida carrera. Dos teatros, El Colón y La Opera estaban en construcción y sus dueños competían por cuál de los dos inauguraría primero y se convertiría en la primera sala lírica de la ciudad. El Colón, en la esquina de Corrientes y Urquiza, ganó la partida por unos días, abrió sus puertas en el 19 de mayo de 1904. La Opera (hoy El Círculo, en Mendoza y Laprida) lo hizo unos días después, el 7 de junio de ese mismo año.
La consigna de que los últimos serán los primeros vale para este caso. A 54 años de su apertura, el Colón fue demolido. Por la misma fecha, la Asociación Cultural El Círculo, lograba salvar de la picota al teatro La Opera y rescataba así una de las postales más bellas de la ciudad: el edificio del teatro El Círculo.
Desde su inauguración, la Opera fue escenario de las más importantes compañías líricas del mundo. Muchas agrupaciones europeas llegaban por barco directamente a Rosario, antes de presentarse en Buenos Aires y Nueva York. Una vez en el teatro, los salones y camarines de los distintos pisos, albergaban a los artistas, algunos con sus familias, por prolongadas estadías. El teatro contaba entonces con peluquería, talleres de costura, zapatería, y todos los oficios relativos a las óperas.
De aquellos días se conservan uno de los mayores orgullos del teatro. En 1915, el célebre tenor Enrico Caruso llegó al teatro para actuar en las óperas I Pagliacci y Manon Lescaut. Antes de abandonar la ciudad, el músico dejó una nota destacando la acústica del edificio que "nada tiene que enviadiarle a los importantes coliseos del mundo que he visitado durante mi carrera artística, y en tal sentido es parecido al Metropolitan de New York", afirma.
Desde las 18 de este miércoles se realizarán visitas guiadas a la historia del teatro. Después de cada recorrida se podrá presenciar un ensayo de la ópera "La Boheme", una de las obras más populares de Giacomo Puccini. Sin entrada, por orden de llegada.
De empresario ganadero a teatral
Héctor Ignacio Astengo nació en Rosario en 1895. Se recibió de abogado, pero se dedicó a administrar los campos de su familia. En la década del 40 emigró a Canadá donde revolucionó la industria ganadera. Años más tarde se radicó en París, pero regresó a Rosario a donde quería realizar un emprendimiento cultural que contribuyera a elevar el tono educativo y artístico de la ciudad. Lo concretó en 1967, tras comprar a sus hermanos la parte de la herencia que les correspondía sobre el Teatro Odeón.
El edificio del actual Auditorio Astengo se construyó sobre los cimientos de otro teatro histórico, el Politeama, y a semejanza de un teatro italiano de mediados del siglo XIX. La sala de inauguró en 1927 con la actuación de Lola Membrives. Seis años después, en el teatro se estrenó "Bodas de Sangre", la primera obra de Federico García Lorca que vio en el país.
El miércoles, a las 20, en el Auditorio Fundación habrá una función de "Las Viejas". El ingreso es por orden de llegada hasta completar la capacidad de la sala.
El sueño de los obreros ferroviarios
El edificio de la sala Mateo Booz pertenece al Instituto de Tráfico del Ferrocarril Bartolomé Mitre (antes Central Argentino) y fue inaugurado el 25 de junio de 1935, como parte de un programa para crear un espacio cultural para los obreros ferroviarios. El lugar tomó el seudónimo del escritor Miguel Ángel Correa, considerado el primer escritor profesional de Santa Fe
El lugar no sólo albergó representaciones teatrales, exhibiciones cinematográficas y conciertos, sino que también fue salón de baile. Y, entre esos múltiples usos, alojó también durante diez años (entre 1966 y 1976) a los estudios de televisión de Canal 3.
En 1980, la Municipalidad alquiló la sala y la gestionó a través de su, en ese momento Dirección de Cultura que en algún momento tuvo allí su sede. La Mateo Booz fue también el escenario que cobijó a las primeras funciones del teatro de revistas local.
A las 20 del miércoles, en la sala se presentará "Alto Impacto", un espectáculo de danza a cargo de Quimera Ballet. El ingreso es por orden de llegada.
Para Feliú, esa abultada tradición teatral rosarina logró sobrevivir al paso del tiempo, a la llegada de nuevas formas de entretenimiento y estira sus piernas hasta el presente. "Creo que lo más maravilloso del teatro es que tiene algo que no puede superar cualquier otro lenguaje: la aparición del cuerpo en escena, tanto de los actores como del público. Por eso atravesó todas las crisis, la aparición de la radio, del cine, de la televisión y de las nuevas tecnologías. Y no sólo sobreviven teatros históricos sino una infinidad de salas pequeñas, de bares culturales, de agrupaciones y de autores", señala.
Algo de todo esto se pondrá en escena este miércoles.