En un contexto de máxima tensión internacional, el gobierno de Estados Unidos confirmó este domingo que lanzó una ofensiva militar contra Irán con el objetivo de destruir tres instalaciones clave del programa nuclear de ese país. La operación, realizada el sábado por la noche, fue anunciada por el secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, quien advirtió que Washington actuará “con rapidez y decisión” si Teherán decide responder con represalias.
Durante una conferencia de prensa conjunta con el jefe del Estado Mayor Conjunto, Dan Caine, Hegseth aseguró que el operativo fue cuidadosamente planeado durante meses, a la espera de la orden del presidente Donald Trump. “Las ambiciones nucleares de Irán han sido destruidas”, afirmó el funcionario, y sostuvo que el accionar se inscribe en el principio de “paz a través de la fuerza”.
Según el Pentágono, se utilizaron 75 armas guiadas de precisión en una operación que no fue detectada por los sistemas de defensa iraníes. Todos los misiles alcanzaron sus objetivos, indicó Caine, quien resaltó la eficacia del dispositivo militar estadounidense.
Hegseth insistió en que la acción no fue dirigida contra el pueblo iraní ni buscó un cambio de régimen en el país persa. “La operación no tuvo como objetivo a las tropas iraníes ni al pueblo. Esto es una advertencia clara de que no toleraremos una amenaza a nuestra seguridad ni la proliferación nuclear”, declaró.
La respuesta militar de EE.UU. ocurre tras un aumento de la tensión bilateral y representa la ofensiva más significativa contra el programa nuclear iraní en los últimos años. Por su parte, el presidente Trump lanzó un mensaje categórico: “Si la paz no llega rápido, habrá más ataques”.
Aunque desde Teherán aún no hubo una respuesta oficial, se espera que la situación escale en las próximas horas. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con preocupación la posibilidad de una nueva escalada bélica en Medio Oriente.
El conflicto entre ambos países se intensificó desde que Estados Unidos se retiró del acuerdo nuclear en 2018 y recrudeció las sanciones contra Irán. Ahora, la destrucción de las instalaciones nucleares abre un nuevo capítulo en una disputa de largo alcance con consecuencias imprevisibles.