Bélgica se despertó ayer conmocionada con las explicaciones que brindó a la televisión el ex obispo de Brujas, Roger Vangheluwe, quien admitió haber abusado sexualmente, de dos de sobrinos menores de edad en los años 60 y 70: “Era como un juego, sin malicia, no había penetración y a ellos les gustaba”, comentó el anciano clérigo.
Vangheluwe, de 74 años, quien dimitió en abril del año pasado tras admitir “tocamientos sexuales” a uno de sus sobrinos cuando éste contaba 13 años, apareció en el canal VT4 como un hombre derrotado y abatido, vestido sin los hábitos religiosos y con voz cansada. Ante la sorpresa general, el ex obispo de Brujas admitió que cometió abusos sexuales contra otro de sus sobrinos, también menor de edad, quien previamente ya lo había denunciado, a pesar de que el prelado, refugiado en una abadía del valle del Loira, en Francia, para “refexionar y curarse”, no lo había admitido. “Aquello fue sin malicia, al final era como un juego, dormíamos todos juntos en la misma habitación y aquello fue inevitable”, se justificó, al referirse a los “tocamientos de los órganos genitales” de dos de sus sobrinos, cuando el ex obispo realizaba visitas a la casa familiar en Flandes, en el norte de Bélgica, en los años 60 y 70. “Dormíamos todos juntos en la misma habitación, aunque no hubo penetraciones ni sexo violento, sólo tocamientos, pero fue algo incocente”, se defendió Vangheluwe.
El papa Benedicto XVI, quien aceptó la dimisión del religioso el año pasado, le exigió el pasado fin de semana que siguiera una estricta “cura espiritual y psiquiátrica”, aunque no lo ha apartado de la Iglesia, como reclaman las asociaciones de defensa de las víctimas de pedofilia belgas.
Reacciones. Las reacciones en el seno de la Iglesia Católica no se han hecho esperar. El obispo de Tournai, en el sur de Bélgica, Guy Harpigny, acusó a Vangheluwe de “hacer como si nada hubiera pasado. Estoy conmocionado por sus supuestas «explicaciones». Estoy tremendamente decepcionado. Es como si todo lo ocurrido no significara nada para él. Es increíble que diga lo que ha dicho, después de 12 meses de reflexión. Es muy triste. Es un hombre enfermo que ha mostrado lo mal que está, o quizás sea, simplemente, la reacción «normal» de un pedófilo, es espantoso”, comentó.
Desde la abadía en la que está recluido en Francia, Vangheluwe admitió por primera vez ante millones de espectadores de su país, en la entrevista con el canal de televisión, que abusó sexualmente de dos de sus sobrinos, aunque ante el Papa sólo admitió uno de los delitos. “Cuando me tocaba hacer una visita a mi familia (en los años 60 y 70) en la casa no había muchas posibilidades de alojamiento, así que me metía en el dormitorio con todos mis sobrinos. Entonces, todo empezó como un simple juego, aunque no fue más allá, no se trató en absoluto de una violación y, desde luego, nunca hubo violencia sexual, aunque sí tocamientos de las partes íntimas. Tampoco estuve nunca desnudo en su presencia, no hubo penetraciones de ningún tipo”, sostuvo. Admitió que “al final, los tocamientos sexuales se convirtieron en una costumbre. No entiendo ni yo mismo cómo pude ir tan lejos. Sabía que lo que estaba haciendo no era bueno. Creo que no tenía nada que ver con la sexualidad. Había bastante intimidad entre nosotros, pero nunca hubo sexo violento, todo era con mucho cariño”, explicó el religioso.
Castigo papal. El castigo que el Vaticano impuso el pasado fin de semana a Vangheluwe consiste en que el ex purpurado abandonará Bélgica para “curarse definitivamente” de su mal y que hasta tanto no lo haga no regresará a su país.
El caso de pedofilia de Vangheluwe es apenas el más estridente de muchos en la Iglesia belga. La semana pasada, Bélgica se estremeció al conocerse que las investigaciones por el medio millar de casos denunciados de abusos sexuales en el seno de la Iglesia Católica en los años 60, 70 y 80 están a punto prescribir, incluido el del obispo Vangheluwe, según admitió el procurador general de Bélgica, Jean-Marie Berkvens. (DPA)