La afluencia de miles de personas para escuchar al Papa Francisco en su audiencia general de todas las semanas volvió a provocar ayer grandes atascos en las cercanías del Vaticano y en toda Roma.
La afluencia de miles de personas para escuchar al Papa Francisco en su audiencia general de todas las semanas volvió a provocar ayer grandes atascos en las cercanías del Vaticano y en toda Roma.
Más de 70 mil personas se congregaron ayer en la plaza de San Pedro. Durante el papado de Benedicto XVI, entre 20 mil y 30 mil personas solían acudir a dichas audiencias.
Cerca de 200 autobuses trasladaron a Roma unas cinco mil personas provenientes del puerto de Civitavecchia, en el norte de Roma.
La afluencia de turistas hacia el Vaticano, situado cerca del Tiber, propicia atascos en las calles cercanas al río, lo cual tiene repercusiones en todo el casco antiguo de la ciudad, donde autobuses y automóviles quedan inmovilizados o avanzan muy lentamente.
La circulación de los transportes colectivos suele ser irregular en Roma, dadas las frecuentes perturbaciones en el tráfico, pero la afluencia de público al Vaticano agrava esta situación.
El miércoles 8 de mayo, el Papa Francisco había rendido homenaje —ante unos 80 mil peregrinos, mucho de ellos argentinos— a la Virgen de Luján, patrona de Argentina, cuya imagen presidió la ceremonia.
En tanto, Francisco anunció ayer su próxima visita al santuario de la Virgen de Bonaria, en Cagliari (isla italiana de Cerdeña), el cual tiene vínculos con Buenos Aires.
"Quiero anunciar aquí que deseo visitar el santuario de Cagliari. Casi con seguridad esto se llevará a cabo en septiembre", anunció el Papa al finalizar la audiencia general de los miércoles.
"Entre la ciudad de Buenos Aires y Cagliari hay una fraternidad con motivo de una muy vieja historia, que remonta a la época de la fundación de Buenos Aires", explicó el Papa ante 70 mil personas congregadas en la plaza de San Pedro.
Se trata de la primera confirmación de un viaje del Papa dentro de Italia. Se pensaba que el primer viaje de Francisco en Italia iba a ser a la ciudad de Asís, ya que optó, al ser elegido Papa, por el nombre de San Francisco de Asís.
En la primera fundación de Buenos Aires, Pedro de Mendoza llamó al sitio Real de Nuestra Señora Santa María del Buen Ayre para cumplir una promesa que hiciera a la Patrona de los Navegantes, que se hallaba en la Cofradía de los Mareantes de Triana. "Buen Ayre" era la castellanización del nombre de la Virgen de Bonaria, es decir, a quien los padres mercedarios habían levantado un santuario para los navegantes en Cerdeña, y que era venerada también por los navegantes de Cádiz (España).
Por Javier Felcaro
Por Claudio Berón