Un juez italiano ordenó que el capitán del crucero de placer Costa Concordia sea juzgado por homicidio no premeditado por el naufragio del navío frente a la costa toscana, en el que perecieron 32 personas.

Un juez italiano ordenó que el capitán del crucero de placer Costa Concordia sea juzgado por homicidio no premeditado por el naufragio del navío frente a la costa toscana, en el que perecieron 32 personas.
El juez Pietro Molino acordó ayer en una audiencia a puerta cerrada en la aldea de Grosseto aceptar la petición de la fiscalía de que sea juzgado en Italia el capitán Francesco Schettino por homicidio no premeditado, causar un naufragio y abandonar la nave mientras aún se encontraban a bordo los 4.200 pasajeros y tripulantes.
La noche del 13 de enero del 2012, el Concordia encalló en un arrecife, que abrió una amplia vía de agua en uno de sus costados frente a la isla de Giglio, en el mar Mediterráneo.
Los pasajeros dijeron que la evacuación de la nave fue tardía y caótica. El crucero se escoró tanto que algunos botes salvavidas no pudieron ser arriados y mucha gente se vio obligada a saltar al agua y nadar en la oscuridad hasta la isla.
Schettino será el único acusado en este juicio, que comenzará el 9 de julio. Otros cinco acusados llegaron a acuerdos judiciales, y son tratados ahora por separado.
De ser declarado culpable, Schettino podría ser condenado a 20 años de prisión. El capitán afirma que es inocente y considera que es un chivo expiatorio, insistiendo que el arrecife no figuraba en las cartas de navegación del crucero. Además, se considera el héroe de la tragedia alegando que acercó la nave al puerto de Giglio, lo que facilitó el rescate de los sobrevivientes.
"La cárcel no me atemoriza", dijo Schettino a periodistas que le preguntaron sobre la posibilidad de una larga condena en caso de que reciba un veredicto adverso.
El crucero Costa Concordia sigue volcado en el agua frente al puerto de Giglio. Varias compañías están trabajando para ponerlo a flote.
Los cadáveres de dos de las 32 víctimas nunca fueron recuperados.



Por Martín Stoianovich
