El de ayer debe haber sido el peor cumpleaños de Hugo Tognoli, el ex jefe de policía de la provincia condenado hace pocos días a 6 años de prisión por encubrir las actividades de un narcotraficante y coaccionar a la líder de una ONG que denuncia el comercio de drogas en la capital santafesina. Los 52 años lo encontraron en una celda de la cárcel de Las Flores leyendo los fundamentos de la sentencia que le impusieron, un documento de 143 páginas difundido el jueves por el Tribunal Oral Federal de Santa Fe conformado por José María Escobar Cello, María Ivón Vella y Luciano Lauría.
En el texto de la sentencia 71/15 los jueces dan por acreditado (página 94) que Tognoli, como titular de la Dirección General de Prevención y Control de las Adicciones mantuvo una estrecha relación con el comisario José Luis Baella (condenado en el mismo juicio a 5 años de cárcel por los mismos delitos que su jefe) "para luego promoverlo en sucesivos cargos de jefatura". Y enumeran una serie de destinos asignados a Baella que lejos están de lo que puede entenderse por premios o promociones. No obstante, para los jueces eso fue un indicio cierto de que "entre el director Tognoli y el empleado Baella se forjó una relación estrecha y de suma confianza", que permitiría llevar adelante los delitos.
Dabía saber. Asimismo los jueces manifiestan (página 95) que Tognoli "ayudó a Daniel Francisco Mendoza (condenado a 6 años y medio de prisión por fabricar y comercializar estupefacientes) a eludir las investigaciones del Poder Judicial y el Ministerio Públido entre el 3 de marzo de 2011 y el 25 de agosto de ese año". Y lo sustentan al afirmar que "debía tener conocimiento directo de las investigaciones que se llevaban a cabo en ese ámbito, obligación inherente a la función de máxima jerarquía que desempeñaba y exigible en cumplimiento a la Ley Orgánica de la policía y al reglamento de la ex Dirección General de Drogas Peligrosas que continuaban en vigor aún a partir de la nueva denominación de la repartición", en 2006.
En ese orden, según el esquema expuesto en las audiencias por la defensa de Tognoli y de acuerdo a lo dicho por varios testigos (Claudio Acosta y Gustavo Ramírez por ejemplo) sólo los jefes de las divisiones Operaciones e Inteligencia compartían las investigaciones que se llevaban adelante. Y daban información al titular de la repartición, es decir a Tognoli, "únicamente cuando se realizaban operativos o se pasaba a la faz operativa", por lo que contradicen "el conocimiento directo" que a entender de los jueces tenía el jefe. Y sobre la Ley Orgánica y el reglamento, los mismos testigos aseguraron que desde 2006 la repartición "no contaba con reglamento al quedar en desuso el de la antigua dependencia, aunque la cadena de mandos se siguió respetando".
Un viejo conocido. Sobre la actividad ilícita de Mendoza, para los jueces quedó acreditado que Tognoli la conocía ya que "había un conocimiento generalizado (del hombre) y se remontaba tiempo atrás en el ámbito policial". Eso quedó establecido en las audiencias ya que fue el oficial Claudio Acosta el que investigó a Mendoza en 2009 cerrando la pesquisa por orden judicial al no hallar elementos de pruebas. Esa investigación, dijo el Tribunal, hizo que "se reserve información en la base de datos de la repartición que después utilizó Baella cuando reeditó las pesquisas en 2011", después de que Gendarmería iniciara otra pesquisa sin resultados..
Y de lo hecho por Baella, dicen los magistrados, "Tognoli conocía con exactitud que se trataba de una investigación fraguada con el único objetivo de proteger al narcotraficante y desprestigiar a Norma Castaño, a quien indentificó como "una denunciante compulsiva»". En este orden no se equivocó el ex jefe policial en catalogar a Castaño ya que las denuncias contra los jefes policiales se remontan a 2003, cuando Tognoli trabajaba en Judiciales.
Y sobre el conocimiento de lo que hacía Baella persiguiendo a Mendoza hasta la casa de la líder de la ONG Madres Solidarias donde se filmó el video utilizado para "intimidar" a la mujer y que retire las denuncias contra Tognoli, el fallo sostiene una contradicción increíble ante hechos similares (ver aparte).
Visitas asiduas. Dicen los jueces en la sentencia que Tognoli "fue advertido de la actividad de Mendoza a través de las denuncias de Norma Castaño, con quien se entrevistaba habitualmente, tal como lo recordaron en la audiencia de debate los empleados policiales (Juan Luis) Aloy y (Marcela) Fradegrada, quienes la veían concurrir a la dependendencia, a veces en compañía de otra mujer". Sin embargo, a pesar de que ambos testigos aseguraron que Castaño iba a visitar a "su amiga, la sargento Carmen Locket", y que "en algunas oportunidades pasaba a hablar con Tognoli", ninguno dijo ante el Tribunal haber presenciado esas reuniones y mucho menos saber de qué hablaba su jefe con Castaño, quien fue pareja de dos policías de la ex Drogas Peligrosas removidos de sus destinos por Tognoli ante diferentes faltas disciplinarias.
Y fue la propia Castaño la que manifestó haber dejado de reunirse con Tognoli "cuando advirtió su pasividad frente a las reiteradas denuncias que le hacía sobre la actividad de Mendoza", que es primo hermano de su primer marido. Y la que sostuvo sin tapujos ante los jueces que el video que le filmaron al encontrarse en su casa con Mendoza no le causó"temor" ni se sintió "intimidada", por lo que poco podría haber sido coaccionada.
Juego de palabras. El Tribunal Oral Federal santafesino también achaca a Tognoli "obviar la mención de Daniel Francisco Mendoza como infractor a la ley de drogas" en un informe pedido por la Dirección de Asuntos Internos, cuando ese informe fue elaborado y preparado por el oficial Claudio Acosta sobre la base de los datos de los archivos de la dependencia desde 2009 y que no consideraban, al 20 de mayo de 2011, que Mendoza fuera infractor porque nunca había sido apresado aunque sí investigado. "Yo sólo firmé la elevación del expediente, no lo redacté", aseguró Tognoli.
Finalmente, la sentencia dice que "ya ungido jefe de policía de la provincia (Tognoli) mantuvo la relación directa forjada con Baella y de esa forma continuó su inherencia en la actividad ilícita de Mendoza". Y hace mención al 3 de marzo de 2012 cuando dan por acreditado que Baella fue en un auto de la ex Drogas Peligrosas a la casa de Mendoza en Colastiné Norte, que el narco subió al vehículo, dieron una vuelta y regresaron poco después. Y que la vinculación de Tognoli con ese hecho se da por los mensajes de textos intercambiados con Baella sin que fuera su subordinado directo.
Aquella noche, Tognoli estaba en Angel Gallardo controlando una "pueblada" tras un tiroteo que se produjo en la población entre supuestos vendedores de drogas. Como jefe de policía, y ante el reclamo de los vecinos por la comercialización de estupefacientes, Tognoli pidió a un subordinado que llame a la ex Drogas Peligrosas y solicite que envien al lugar al superior de servicio. Y ese día estaba Baella, quien en un mensaje de 54 caracteres enviado desde Colastiné Norte avisa que se dirige al lugar y por toda respuesta recibe un OK de Tognoli. Para los jueces, "el mensaje de Baella se compadece más con un reporte del episodio protagonizado con Mendoza que con una orden de Tognoli".