La capital de la provincia se vio sacudida por un crimen digno de una serie en streaming. Este viernes, alrededor de las 17, cuando la peatonal San Martín ardía de transeúntes, efectivos policiales dieron con el cuerpo de Carlos Alberto “Pelusa” Farías, un hombre de 57 años que se ganaba la vida como “arbolito”, como se conoce a aquellos que venden o compran moneda extranjera en la vía pública por fuera del sistema legal. Se desconocía su paradero desde el miércoles cuando su familia realizó una denuncia por averiguación de paradero en la comisaría 26ª del barrio Pompeya.
Los primeros indicios de la investigación indican que a Farías lo asesinaron a martillazos en el interior de un local de venta de ropa de San Martín al 2600, entre las calles La Rioja y Eva Perón, y dejaron su cuerpo en el depósito ubicado en la parte trasera del local. El negocio funcionó dos días con normalidad con el cuerpo de Farías oculto en el depósito. Dos personas fueron demoradas y recuperaron la libertad. Un tercer individuo fue detenido como presunto autor material del crimen y será acusado en principio el martes.
Pelusa Farías, también conocido por el apodo de “Cepillo”, era un personaje conocido en el centro de Santa Fe. Vecinos de la zona de la peatonal San Martín y Tucumán, pleno centro de la ciudad capital, lo recordaban en distintas postales de su vida como “un hombre que arrancó lustrando zapatos de pibe”; también “fue vendedor de diarios”; que en la crisis de 2001 integró “grupos piqueteros que buscaban planes Trabajar”, que fue “empleado del club Unión, del que era fanático”, hasta que un día “se metió a laburar de arbolito”. Más allá del recuerdo todos lo reconocían por esta última actividad. Pero hubo algo que nunca cambió: su parada siempre fue San Martín y Tucumán.
Según se pudo reconstruir, el miércoles, alrededor de las 16, Pelusa salió de su casa manejando su Fiat Toro rumbo al centro santafesino para “atender un asunto comercial”. Esa tarde, a la hora mencionada, su familia mantuvo un intercambio de mensajes vía WhatsApp. Luego no pudieron comunicarse más con Pelusa hasta que durante la madrugada del jueves el WhatsApp de Farías se activó nuevamente y sus familiares recibieron confusos mensajes con una redacción que sus allegados entendieron que no habían sido redactados por él.
Cuando intentaron comunicarse telefónicamente la llamada directamente ingresaba al buzón de voz. Acto seguido, la foto de perfil del WhatsApp de Farías fue eliminada.
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Carlos Alberto “Pelusa” Farías, el cambista asesinado en Santa Fe.
Averiguación de paradero
Fue entonces que la familia del cambista decidió radicar una denuncia por averiguación de paradero en la comisaría 26ª, que quedó en manos de la fiscal Alejandra Del Río Ayala. En paralelo lanzaron una búsqueda por redes sociales en donde describían a Farías: 1.78 metro de altura, 90 kilos, tez blanca, cabellos cortos canosos. Vestía una chomba color turquesa, bermuda borravino, zapatillas de color gris y llevaba un morral r verde.
Los familiares de Farías indicaron que un vecino de su barrio fue una de las últimas personas que vio con vida a Pelusa, el miércoles alrededor de las 17, en inmediaciones de la sucursal de McDonald's ubicada por San Martín al 2700, a unos 40 metros del lugar donde el hombre fue asesinado. El viernes por la tarde, 48 horas después de la desaparición de Farías, un llamado anónimo a la policía santafesina alertó sobre olores nauseabundos que provenían de un local de venta de ropa ubicado en San Martín, a metros de Eva Perón (un lugar comparable con Entre Ríos y peatonal Córdoba en Rosario).
A partir de ese llamado todo se precipitó. Efectivos de Orden Público de la Estación Sur de la santafesina llegaron al local de indumentaria “California Bay”, que funcionaba normalmente, requisaron el lugar y se encontraron con el cuerpo de Farías, asesinado brutalmente. Preservaron el lugar hasta la llegada de pesquisas de Trata de Personas y del médico policial, todos de la Policía de Investigaciones (PDI).
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A partir de que se perimetró en la cercanía del lugar de ropa, buena parte de esa zona de la peatonal pasó a ser un escena de crimen ampliada. Familiares de Farías comenzaron a llegar, lo que le dio al lugar un estado de dramatismo y conmoción, y los investigadores de la Policía de Investigaciones (PDI) comenzaron a trabajar bajo a tutela de los fiscales Estanislao Giavedoni y del regional Jorge Nessier, que fue fiscal de homicidios desde el comienzo del nuevo sistema penal desde 2014.
En el lugar secuestraron un martillo, que sería el arma usada por la persona que molió a golpes a Pelusa, y en la escena trabajaron con Luminol, un reactivo muy sensible que permite la búsqueda y localización de manchas de sangre.
La camioneta de Farías fue hallada estacionada en un garaje en las inmediaciones de San Martín y Tucumán, por lo que se infiere que el cambista la dejó en ese lugar y fue caminando unos 200 metros hasta el local de ropa. No se precisó oficialmente si en la escena del crimen fue hallado el celular de la víctima. Una vez concluido el trabajo en la escena del crimen el cuerpo de Farías fue trasladado a la morgue judicial para la realización de la autopsia, cuyo resultado preliminar no fue informado.
De inmediato una mujer y a un hombre que trabajan en California Bay, ambos de 32 años, fueron demorados y recuperaron la libertad después del mediodía de este sábado. Fuentes allegadas a la pesquisa indicaron que siguen siendo investigados. Este sábado por la mañana fue detenido un hombre de 22 años, que sería novio de la empleada que fue liberada.
Voceros policiales indicaron que por la mañana este hombre se presentó en la comisaría 1ª para visitar a su pareja, que por aquellas horas estaba detenida. Al verlo, efectivos de la División Homicidios de PDI lo reconocieron como la persona que se retiró del local de ropas minutos más tarde del ingreso del arbolito Farías el miércoles pasado según las videofilmaciones de cámaras de las inmediaciones del local. La identidad del hombre no fue revelada.
Frente al local puesto bajo la lupa hay una sucursal de un banco y un maxi kiosco y a unos pocos metros el Juzgado de primera instancia en lo laboral y una sucursal de McDonald's. Una zona ampliamente monitoreada por cámaras de videovigilancia.